Grezzi quiere regular la secuencia de más semáforos en Valencia

El concejal de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de Valencia, Giuseppe Grezzi, ofreció ayer una rueda de prensa para presentar el nuevo Plan de Seguridad Vial, que tildó de «muy necesario» tras un año de elaboración con «más de una veintena de entidades de toda la ciudad», según dijo el concejal. Pero lo hizo sin datos sobre accidentes y sin medidas concretas que anunciar. Únicamente a preguntas los informadores se aventuró Grezzi a adelantar que reducirá la onda verde de los semáforos para que estén más tiempo en rojo y que la colocación de nuevos pasos de peatones en grandes avenidas contribuye «a dar más seguridad» a los peatones. «En la avenida del Cid antes cruzaban por donde querían», dijo el edil de Compromís.

El proyecto contiene ocho líneas estratégicas «que abarcan la mejora de las infraestructuras, la educación y la divulgación vial, el proceso de recogida de datos y estudio en profundidad de los puntos donde se producen accidentes», así como diversas acciones que se acometerán en colaboración con la Dirección General de Tráfico (DGT). «Hay que celebrar que por fin Valencia tenga un Plan de Seguridad Vial después de décadas siendo una ciudad paradigma de inseguridad por el número de accidentes mortales», destacó Grezzi.

El edil subrayó que «ya se están modificando la ubicación e implementando los pasos de peatones» y «se están creando aparcamientos de motocicletas en muchas intersecciones para mejorar la visibilidad y bajarlas de las aceras», como una apuesta por el transporte público. También señaló el trabajo impulsado en materia de formación y de relación con la infancia, como la implantación de caminos escolares en colaboración con las Ampas así como planes formativos en las escuelas sobre la bicicleta.

Según Grezzi, la consultora CPS Ingenieros comenzó a trabajar en el Plan de Seguridad Vial en mayo del año pasado, mediante una serie de encuestas y entrevistas a los principales actores de la movilidad en Valencia para elaborar un primer diagnóstico de la situación, y en noviembre de 2017 se realizó un taller con agentes sociales locales vinculados con la seguridad vial de la ciudad para discutir aspectos como el contenido, el desarrollo y la orientación del proyecto.

En este primer plan de Seguridad Vial se han concretado ocho objetivos: reducir el riesgo de atropello a peatones, ciclistas y personas con diversidad funcional, y el riesgo de accidentes de tráfico en intersecciones; combatir el exceso de velocidad en los desplazamientos, la indisciplina en los semáforos y el consumo de alcohol y drogas en la conducción; disminuir el número de accidentes con conductores menores de 35 años y con vehículos a motor de dos ruedas, y profundizar en el conocimiento de la accidentalidad urbana en Valencia.

El plan clasifica las acciones en diversos tipos: «Gestión de Infraestructuras», «Gestión de Seguridad Vial», «Difusión y Divulgación», «Educación y Formación» o «Control y Vigilancia de la disciplina vial» y se empleará la tabla de indicadores de evaluación propuesta por la DGT para evaluar cuantitativa y cualitativamente la eficacia de las actuaciones, y realizar comparaciones entre municipios.

Por la tarde llegó el momento de presentar el plan a las distintas entidades reunidas en la Mesa de la Movilidad. Ahí se supo que el nuevo plan de seguridad vial prevé, entre otras cuestiones, la posible eliminación de aparcamiento en vías principales de la ciudad para favorecer el tránsito rodado de transporte público y vehículos sostenibles. Además, el plan contempla la creación de pasos peatones elevados, así como elevación de las aceras, lo que va en contra de la plataforma única que se aplica en todas las zonas peatonales de Europa.

El plan, aunque no dispone de datos generales sobre los accidentes, sí que habla en todo momento de tramos de concentración de accidentes (que Protección Ciudadana insiste en que no existen) y señala que el 98% de los accidentes con peatones son atropellos. Además, explica el documento que el 39% de las víctimas mortales de atropellos tienen más de 80 años, lo que las convierte en población vulnerable.