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Palmeras en la mediana de un bulevar en Valencia. j. j. monzó
El picudo obliga a tratar 4.700 palmeras en la lucha contra la plaga en Valencia

El picudo obliga a tratar 4.700 palmeras en la lucha contra la plaga en Valencia

Los técnicos deben decidir si se reponen los ejemplares abatidos o se cambia de especie de manera gradual en toda la ciudad

P. M.

VALENCIA.

Martes, 2 de enero 2018, 00:04

El Ayuntamiento trató el pasado año de manera preventiva un total de 4.741 palmeras en la lucha contra la propagación del picudo rojo, según la contestación dada por la concejalía de Medio Ambiente a la concejal del grupo popular Lourdes Bernal, quien dudó de la efectividad de este trabajo tras reunirse con representantes sindicales y escuchar las quejas por los recortes en el servicio.

A lo largo del pasado ejercicio, 14 de estas palmeras fueron curadas de los efectos del peligroso insecto, que se dedica a comerse el interior de la palmera atacando desde la copa hacia abajo, buscando siempre la parte más jugosa y blanda. La misma contestación indica que 20 ejemplares no pudieron ser sanados y fueron talados por este motivo.

Bernal pidió el refuerzo de las brigadas de las contratas que se dedican a esta tarea, para impedir que la plaga se extienda en una de las especies más numerosas de Valencia. Sólo de la variedad Washingtonia Robusta hay 6.170 unidades plantadas, según el último recuento del anuario municipal, mientras que también aparecen en la parte alta del listado 6.082 palmeras datileras.

Cada mes, los técnicos municipales se reúnen con sus homólogos de la Conselleria de Medio Ambiente para informar a la Generalitat del estado de la lucha contra el picudo en Valencia, además de un informe donde se detallan las capturas de insectos por zonas. En cuanto al coste, se encuentra dentro del pliego de condiciones de las dos contratas de mantenimiento de zonas verdes. En el caso de los jardines historicos y el jardín del Turia, gestionados por el Organismo Autónomo de Parques y Jardines, el pasado ejercicio se elevó a 22.000 euros.

Para Bernal, esto último es un dato relevante que explica la ausencia de una «lucha clara contra el picudo rojo», aunque destacó más otro dado, en cuanto al personal específico. «Preguntamos también por los técnicos destinados al tratamiento y las inspecciones, en lo que la respuesta fue que tres personas de la Universitat Politècnica, dentro del convenio de colaboración con esta institución, aunque no precisan el número en las contratas y el Organismo de Jardines, lo que tampoco ocurre con las secciones de Jardines y Gestión del Arbolado». Un problema añadido es que la normativa autonómica señala que el Ayuntamiento no debe realizar ninguna actuación en las palmeras situadas en propiedades privadas, por lo que cuando se trata de «zonas abandonadas no hay ningún control efectivo».

Una de las zonas donde más evidente resulta el daño en los palmerales de Valencia es la mediana de la ronda norte, donde en los últimos años han sido talados una decena de ejemplares. A preguntas de Bernal sobre la reposición, la concejalía de Medio Ambiente indica que «la moratoria general de plantación de datileras y canarias en toda la ciudad, a excepción de casos puntuales como son las alineaciones históricas, no permite replantar a corto plazo. A criterio técnico se decidirá la conveniencia de reposición o cambio de especie».

A tenor de esta explicación, el paisaje de Valencia podría cambiar a medio plazo con la eliminación paulatina de palmeras. En todo caso, algunas están protegidas por su carácter monumental debido a la antigüedad y altura que alcanzan. Entre las más significativas se encuentran las ubicadas en el paseo de la Alameda y el jardín de Viveros.

El mal estado de la palmeras en el acceso a Valencia por la V-21 ha sido desde hace años motivo de enfrentamiento entre el Consistorio y la Demarcación de Carreteras, responsable de esta infraestructura. La torre mirador sigue cerrada y las grandes láminas de agua secas por completo y con las paredes repletas de pintadas, como uno de los signos más evidentes de abandono de la parte ornamental de este espacio, abierto hace ocho años.

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