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Si hay un tema que concentra un porcentaje muy alto de las quejas vecinales en la ciudad de Valencia, ese es sin duda el botellón. Contemplado por todos los actores sociales y políticos de la ciudad como un fenómeno que no puede ser erradicado únicamente a golpe de sanción, el Ayuntamiento de Valencia encargó hace ya varios meses a la Cátedra de Seguridad Ciudadana de la Universitat de València la redacción del articulado de la nueva ordenanza, en la que, entre otras propuestas, destaca la creación de una especie de carné por puntos, siempre junto a sanciones, que aumente la concienciación de los más jóvenes (los datos dicen que los valencianos empiezan a practicar botellón en torno a los 14 años).
Así lo confirman desde la concejalía de Protección Ciudadana. Pese a que son reacios a desvelar la totalidad de medidas propuestas en la nueva ordenanza (se presentarán a los vecinos a finales de este mes), sí confirman que una de las ideas es establecer una especie de carné por puntos similar al que ya se usa desde hace años para los conductores. Además de las sanciones, exactamente igual que como ocurre en las carreteras, se podrán perder puntos del carné. Pretenden así tomar medidas didácticas que enseñen a los menores a no consumir bebidas alcohólicas en la calle. Además, se informará a los padres de cuántos puntos han perdido sus hijos y por qué motivo. En este sentido, el Consistorio está estudiando ofrecer algún tipo de incentivo a quienes mantengan todos los puntos en el carné, como entradas gratuitas a espectáculos, cines o teatros.
El fenómeno del botellón vira, lentamente, hacia el Marítimo. Los barrios marineros de la ciudad y sobre todo la fachada costera de Valencia son los más afectados por el botellón conforme se acercan las buenas temperaturas. En la zona hay varias discotecas y terrazas nocturnas que concentran a su alrededor miles de personas que beben en la calle, mientras que las del centro cierran cuando suben las temperaturas, como es el caso de una situada junto a plaza de España, en plena Ciutat Vella.
Cuando un joven se quede sin puntos, tendrá que hacer, como en el caso del carné de conducir, un curso de reeducación o de trabajo social, como ya había adelantado el Ayuntamiento. Las mismas fuentes confirmaron ayer, además, que a estos cursos deberán ir también los padres de los infractores, para que así ellos también conozcan los peligros de beber en exceso y de hacerlo en la calle.
La nueva ordenanza, en redacción desde el año pasado por parte de la Universitat de València por problemas de personal en el propio Consistorio, pretende dar nuevas herramientas a la Policía Local para luchar contra este fenómeno. La ordenanza actual es muy criticada por los mismo agentes porque requiere tres análisis distintos a una copa para comprobar si lleva alcohol porque beber un refresco en la calle no está prohibido. Por eso, el Consistorio ha buscado una alternativa a las multas por consumir alcohol en vía pública y es sancionar no por ese hecho en sí sino por molestar, hacer ruido o dificultar la convivencia de cualquier manera. El caso es que ahora esa potestad sancionadora reside en la Policía Nacional tras la publicación de la conocida como Ley Mordaza, por lo que la Policía Local quiere recuperarla.
Por el momento, los agentes se dedican a ubicarse en los puntos más conflictivos para evitar que el botellón se asiente en esas plazas. Es el caso del barrio de Benimaclet, con mucha presencia policial desde hace ya ocho meses. El botellón ha desaparecido del barrio pero los vecinos temen que vuelva cuando la campaña especial de vigilancia policial se termine.
Fuentes de la concejalía de Protección Ciudadana también señalaron que varias de las medidas requieren la colaboración de los empresarios de ocio nocturno, con quienes el Consistorio ya ha planteado campañas de copas baratas en ocasiones anteriores. Dentro de esas conversaciones figurará la posibilidad de que las discotecas adelanten la hora de entrada gratuita a los locales de ocio nocturno.
Se trata de una campaña que llevan a cabo todas las discotecas de la ciudad. Para quienes acceden antes de las 2.30 horas la entrada es gratuita. Así las cosas, cientos de jóvenes beben en la calle y en torno a las 2.15 horas entran a las discotecas, aprovechándose de la entrada gratuita. Como han bebido fuera, consumen menos en el interior. El Consistorio pretende que esa situación se revierta con una hora máxima de entrada para acceder gratis de la 1 de la mañana, aunque está por ver la respuesta de la Federación de Ocio, Turismo, Juego, Actividades Recreativas e Industrias Afines de la Comunidad Valenciana (Fotur) a esta propuesta municipal.
Además, las mismas fuentes del Consistorio insistieron en una idea que ya fue rechazada por la misma Fotur: la de alejar las discotecas del centro. Pusieron de ejemplo Tarragona, donde todos los locales de ocio se concentran en una zona cercana a la playa, pero la idea no fue bien acogida por los empresarios cuando la propia concejala lo propuso en Radio Valencia este mismo mes. Las ventajas son, a juicio de la edil, muchas, porque se respeta mejor el derecho al descanso de los vecinos del centro, pero los locales no están por la labor.
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