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Sábado, 5 de enero 2008, 05:09
El agua, como los impuestos, es de todos los españoles. Es la máxima en la que se basará la política hídrica de Mariano Rajoy, si gana las elecciones generales. El presidente del PP aseguró ayer que buscará el consenso de "todos" en esta materia, aunque evitó manifestar su postura sobre los trasvases del Tajo y del Ebro.
Rajoy participó ayer en un acto navideño en Guadalajara, donde fue preguntado por el último trasvase del Tajo al Segura aprobado por el Consejo de Ministros. El líder nacional de los populares no quiso pronunciarse sobre este hecho en concreto, y tampoco mencionó el trasvase del Ebro; ambos, proyectos reclamados por su partido en las Comunidades valenciana y murciana.
El presidente del PP se limitó a advertir que "nadie es propietario del agua que pasa por delante de su casa"; es decir: "el agua es de todos los españoles, al igual que lo son los impuestos". Por eso, explicó que su prioridad sería llegar a un gran acuerdo entre Comunidades, y señaló que ya concretaría su postura ante los citados trasvases más adelante.
Rajoy recordó que había un Plan Hidrológico Nacional que había votado el 80% de los miembros del Consejo Nacional del Agua; entre otros, las autonomías de Castilla-La Mancha y Extremadura. Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, se abstuvo aunque posteriormente inauguró la primera piedra del trasvase del Ebro en Almería, tal y como añadió el presidente popular (sin mencionar la obra).
"Desgraciadamente" para Rajoy, el nuevo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero derogó el proyecto, con lo que sólo ha conseguido, según el presidente del PP, "no resolver el problema del agua en ninguna comunidad autónoma de España y crear un problema entre todas".
Lo cierto es que ambos trasvases (el del Tajo y el del Ebro) han provocado serias discrepancias en el seno de un mismo partido en Castilla-La Mancha, Aragón y la Comunitat Valenciana. Tanto entre los socialistas como entre los populares. En el caso de las dos primeras autonomías, el PP y el PSOE coinciden en defender el agua que discurre por sus territorios. Incluso, el Parlamento aragonés aprobó recientemente por unanimidad una iniciativa de rechazo frontal a cualquier trasvase del Ebro.
En la Comunitat, mientras que el PP siempre ha defendido estas transferencias con firmeza, el PSPV ha mantenido un discurso ambiguo y que ha tenido que rectificar en ocasiones ante las desautorizaciones de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona.
El caso es que Rajoy no tendrá delante, si gana las elecciones de marzo, una tarea fácil en materia de reparto de los recursos hídricos y tenerlos a todos contentos. Cataluña tampoco es una excepción.
La portavoz del PP en el Parlament catalán, Carina Mejías, anunció ayer que su grupo instará a la Generalitat a iniciar los trámites para conectar la red de distribución del Consorcio de Aguas de Tarragona -que se abastece del Ebro- con la del sistema Ter-Llobregat -que da servicio a Barcelona-. Una medida que el PP valenciano ya ha criticado por el "agravio" hacia la Comunitat.
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