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CHELO LLUESMA
Domingo, 17 de febrero 2008, 05:13
Nos contaba en una ocasión otro alcireño ilustre, el ex piloto de Fórmula 1 Adrián Campos que uno de los episodios que más recordaba de su infancia eran las carreras que a toda velocidad mantenía con el del pueblo. Ese niño que de apodo local bautizaron como Aspar, no se aclaraba con los , pero eso sí cuando se montaba sobre dos ruedas, no había manera de alcanzarle.
"Recuerdo aquellos días con algo de nostalgia, fue una gran época en la que nos divertíamos muchísimo", rememora. Eran otros tiempos en que los pilotos no tenían apenas apoyos para empezar. Niños que, como Jorge, entre travesuras llegaban a ser grandes profesionales y a ganar, por ejemplo, cuatro campeonatos del mundo de motociclismo. "Siempre quise ser piloto, desde que tengo memoria, no recuerdo que deseará otra cosa y de hecho no sé que hubiera pasado con mi vida, no la concibo sin motor".
Por eso y como recordarán muchos de sus profesores, el pequeño Jorge era un poco alborotador en clase, no porque fuese mal estudiante, Jorge comenta que era "noble", simplemente es que el olor a gasolina le atraía mucho más que la pizarra de la escuela: "Estudié en la Academia Júcar de Alcira y sí, lo admito, me sentaba en la última fila. Algunas veces me escapaba de clase para irme a ver las carreras o directamente para correrlas".
Episodios vitales que en el caso del alcireño no se pueden considerar rebotes de la edad, más bien son muestras tempranas de una vocación desmedida por el deporte de las dos ruedas: "Lo máximo que llegué a hacer por las motos es falsificar alguna firma de mi padre para que me dejaran participar en carreras".
Ni qué decir tiene, que para Jorge no había más juguete que las motos ni más juegos que la competición, aunque también recuerda entre risas que compartía diversión con sus hermanos y amigos, porque si algo le definía y le define es que era "muy activo".
Por todo ello, por lo que disfrutaba y también por lo que luchaba, califica su infancia como dura y a la vez feliz. "En mi época los primeros pasos fueron muy duros, tenía que trabajar como un loco para poder hacer alguna carrera y, por supuesto, hacer frente a todos los gastos. Hoy en día las cosas han cambiado, hay que trabajar duro para llegar lejos, pero hay muchas más oportunidades", argumenta. A pesar de la lucha, Aspar dice que no hay una etapa en la vida mejor que otra, "todas tienen su importancia. Mi infancia fue buena, pero mi vida actual también lo es".
Entre coches y motos
"Creo que debemos vivir al día, mirar hacía delante sin olvidar aquello que nos hizo felices", sostiene el ex piloto. Por eso prestando un poco de atención hacía los meses que tiene por delante, el alcireño va a continuar practicando y mucho ese sano vicio que le encanta: trabajar. Jorge, además de dirigir un equipo de motociclismo que lleva su nombre, es el gerente de la empresa , en otras palabras, será uno de los artífices de la llegada de la Fórmula 1 a la ciudad de Valencia el próximo verano. Todo un logro profesional.
En su campo más directo, las motos, se ha presentado esta temporada con una ambición para la que viene: "Es un proyecto que todos conocéis. Si toda va bien, en 2009 me gustaría tener un equipo en motor GP". Para ello cuenta con un elenco de pilotos, entre los que destaca el subcampeón edetano de 125 cc, Héctor Faubel y cuenta cómo no con su entrega personal y diaria: "Fuera de las carreras acudo a la oficina siempre que puedo y atiendo compromisos personales. En los GPs me entrego por completo a mis patrocinadores e intento ayudar y aconsejar a los pilotos en todo lo que puedo", añade.
Momentos de evasión
A pesar de toda la tensión que acumula, Jorge comenta que siempre encuentra momentos para sus pequeños placeres de la vida: "Me encanta ir a almorzar con mis amigos y cuando vuelvo a casa, no suelo disponer de mucho tiempo, así que lo que más me gusta es estar con mi mujer y mis hijas pequeñas".
Además comenta que las patatas a lo pobre con huevos rotos le salen muy bien, que está atento a todos los aspectos que tiene la actualidad desde los deportes a la economía, pasando por la política y que, además de las motos, practica otros deportes como el pádel eso sí, "de vez en cuando". "Antes hacía mucha bicicleta, ahora no puedo -añade Aspar- Para evadirme también me gusta viajar por placer. Hay un país que me llama mucho la atención, cada vez que estoy me sorprende su diversidad, es Australia".
Su agenda es una locura a pesar de estos "momentos de evasión" como él los llama. Puede ser que el resto de mortales no pudiéramos soportal tal ritmo de actividad, pero uno lo entiende todo cuando escucha a Jorge hacer la siguiente reflexión: "Cuando empieza la competición, durante las carreras y aunque parezca extraño, lo sé, en los Grandes Premios me evado muchísimo. En plena competición estoy tan concentrado que me sirve para perderme". Pero además de encontrar su particular tranquilidad entre el ruido ensordecedor de un circuito, el valenciano también disfruta en emplazamientos más silenciosos: "Tengo un rinconcito en Altea, allí también paso muy buenos momentos".
Las cilindradas le han hecho triunfar, pero la historia no se ha acabado. Aspar tiene cuerda de trabajo para rato y sea como cabeza visible de la Fórmula 1 en Valencia o en moto GP, lo éxitos del amenazan con engordar la leyenda del deporte valenciano y de darlo a conocer en todo el mundo.
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