Los abonos agrícolas suben entre un 45% y un 140% en un año
Marruecos raciona el suministro de fosfatos de las minas del Sahara
V. LLADRÓ
Martes, 26 de febrero 2008, 04:05
La escalada de precios de los alimentos no toca techo aún. Hasta ahora se justificaban las subidas de diversos productos, sobre todo los cárnicos, los lácteos y los cereales, por la creciente demanda mundial de los mismos y por el encarecimiento de precios de los piensos, en el caso de los artículos ganaderos. Ahora se suma a la crisis el problema derivado de los fertilizantes agrícolas, cuyos precios han aumentado en los últimos doce meses entre un 45% y un 140%, según artículos, lo que se traduce en fuertes incrementos de los costes de cultivo, hasta resultar insoportables en la mayoría de las producciones.
Las organizaciones agrarias vienen denunciando públicamente la situación, porque los productores no pueden repercutir los sobrecostes en sus precios de venta, sino que han de conformarse con lo que les pagan los comercializadores, que dependen a su vez de lo que están dispuestos a pagarles las cadenas de distribución comercial. A los productores se les contienen de momento las cotizaciones, pero no ocurre igual en los precios finales de venta, que suben por anticipado, aprovechándose de la situación que sufren, y no se reconoce, en el primer eslabón de la cadena.
Sobrecostes insoportables
Esos desajustes entre aumentos de costes y precios de venta contenidos provocan, primero, que se resienta la producción, que abandonen la actividad más profesionales del campo, y, al final, que sean irremediables nuevas subidas de los precios finales de los alimentos.
Jóvenes Agricultores de Alicante ha denunciado la situación de los abonos químicos, porque considera que la subida que han experimentado es "excesiva" y constituye "un abuso". Su presidente, Eladio Aniorte, explica que no es válido que los fabricantes "culpen al alza del petróleo como única causa del incremento desorbitado de los abonos" y achaca al Ministerio de Agricultura "que haga oídos sordos a la situación ruinosa de los agricultores, pues no controla los aumentos abusivos de costes de producción ni legisla sobre márgenes comerciales para asegurar unos precios mínimamente dignos para los artículos del campo".
Como viene ocurriendo con la mayoría de las producciones ganaderas, donde los granjeros tienen que soportar fuertes incrementos de los gastos y un estancamiento de los precios que les pagan a ellos -mientras que a los consumidores sí que les cuesta todo más caro-, en las producciones agrícolas pasa igual, lo que está provocando ya que muchos agricultores desistan de producir, al no poder soportar aumentos de hasta 800 euros de coste por hectárea con el incremento de los abonos y de muchos artículos fitosanitarios.
En cereales, por ejemplo, el aumento de las siembras en España es del 5%, cuando cabía esperar mayor porcentaje a raíz de la escasez global de estos productos.
En contra del argumento que culpa al alza del petróleo, los abonos que más han subido en el último año son precisamente los que se obtienen en minas o canteras, como los fosfatos y los potásicos. Los nitrogenados sí que dependen más del crudo.
En este sentido están influyendo tres factores esenciales: el alza de la demanda mundial, sobre todo de grandes países emergentes como Brasil, China y la India, que apuestan con fuerza para incrementar sus producciones agrícolas; el cierre de minas e industrias por problemas medioambientales (Basf, por ejemplo, ha clausurado plantas en Alemania), y que Marruecos restringe el suministro de fosfatos (hay escasez mundial) para mantener altas las cotizaciones de su producto estrella en las minas de Bu-Craa, en el antiguo Sahara español.
También señalan las organizaciones agrarias que España y el resto de la UE consientan el desmantelamiento de una industria propia y tan estratégica como la de los fertilizantes.
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