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Los expertos dicen que las prospecciones en la Albufera son "brutales" para la fauna marina
Comunidad Valenciana

Los expertos dicen que las prospecciones en la Albufera son "brutales" para la fauna marina

El Ministerio de Industria lleva dos años sin aclarar si permitirá los sondeos en el litoral valenciano

BURGUERA

Miércoles, 27 de febrero 2008, 12:21

La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece como límite de tolerancia del oído humano los 75 decibelios. Los delfines y el resto de cetáceos, más de 20.000 ejemplares que surcan las aguas del litoral de la Comunitat, disponen de un sistema acústico muy fino que, obviamente, precisa de muchos menos decibelios que un hombre para comenzar a sufrir. Es, por tanto, lógico entender el resultado letal que supondría para la fauna marina valenciana que se iniciasen las prospecciones petrolíferas solicitadas hace dos años al Gobierno por una multinacional.

Los sondeos petrolíferos generan un estruendo salvaje, el estrépito suficiente como para reventarle los tímpanos a un delfín, a una dorada o a cualquier otro animal que pululase bajo el agua a varios kilómetros a la redonda de los lugares elegidos para perforar. Esa es la conclusión que establecen los científicos que ayer presentaron un estudio de detección de cetáceos realizado por la Conselleria de Medio Ambiente, la Universitat de Valencia y el Oceanográfico, lugar donde se dieron a conocer los datos recabados después de recorrer más de 2.700 millas náuticas y realizar más de 1.600 avistamientos de delfines, calderones, zifios, rorcuales y cachalotes.

La directora general de Gestión del Medio Natural, María Ángeles Centeno, reconoció que sigue sin noticias del Ministerio de Industria acerca de los sondeos petrolíferos. "Estamos recopilando datos tanto de ese proyecto como de las zonas donde se realizarían las prospecciones, con el fin de conocer el alcance que supondría esa actividad para la biodiversidad marina de la zona", explicó ayer Centeno. Industria aseguró ayer que el proyecto presentado por la empresa Medoil está "en fase de estudio". Esa situación de eventualidad se prolonga desde el 28 de abril de 2006, hace 22 meses.

"Un sondeo petrolífero es la actividad que genera más ruido de todas las que realiza el ser humano en el mar", explicó un técnico del Oceanográfico, uno de los especialistas participantes en el proyecto de avistamientos. Los científicos reunidos en el Oceanográfico indicaron que las prospecciones "afectan a todo lo que vive bajo el agua, cetáceos, peces, larvas e invertebrados, se trata de un impacto masivo".

A pesar de que la mayoría de los cetáceos analizados se mueven por las inmediaciones del talud continental (zona submarina a partir de la cual se desciende a profundidades de más de 2.000 metros, y que en la Comunitat se sitúan a una distancia de la costa de entre 20 y 40 kilómetros), el ruido de las prospecciones, que se realizarían más cerca de la costa, "se propaga con mayor intensidad y más distancia en el agua que por el aire, de modo que el impacto sería brutal. Sonidos a una intensidad de 220 decibelios pueden provocar una sordera inmediata en cualquier animal a kilómetros de distancia del punto de origen".

La zona que abarcan los permisos solicitados en abril de 2006 van desde el norte de la ciudad de Valencia hasta la Safor divididos en tres zonas, que la empresa ha denominado Albufera, Tavernes y Gandia.

Los datos del estudio de detección de cetáceos demuestran una importante concentración de especies y ejemplares en el talud continental y, en particular, en la caída desde la plataforma de Columbretes hacia aguas profundas y en el Golfo de Valencia. Las prospecciones petrolíferas son, por tanto, una amenaza latente. Sin embargo, hay peligros menos futuros, mucho más concretos y actuales, como es el caso de la pesca, los ferris o el morbilivirus.

Juan Antonio Raga, de la Universitat de València, señaló ayer que la modalidad del palangre es un tipo de pesca que está causando multitud de bajas entre los cetáceos. Además, los ferris ("especialmente los más rápidos", señaló un investigador del Oceanográfico) de rutas regulares entre la Comunitat y Baleares también generan problemas.

"El 30% de las especies que aparecen muertas presentan algún impacto de barco sufrido de manera reciente o años antes", según los técnicos, que indicaron que el rorcual es la especie que más sufre este tipo de percances. No obstante, actualmente, el mayor peligro es el morbilivirus, una especie de sarampión que, como adelantó LAS PROVINCIAS, disparó en 2007 el número de varamientos de delfines. Un centenar de delfines aparecieron muertos en playas valencianas.

El delfín listado es la especie más abundante en el Mediterráneo, con una población de entre 17.000 y 20.000 ejemplares antes del pasado verano, y es el cetáceo que se ve más amenazado por esta epidemia de origen atlántico, que la ha propagado el calderón negro.

"No sabemos a cuántos delfines ha afectado la enfermedad, es otro enigma que queremos resolver", manifestó Raga, quien desveló que no es el único misterio que se esconde bajo las aguas: "la alimentación del delfín listado ha variado y no sabemos por qué. Ahora se alimenta de peces, cuando antes lo hacía de cefalópodos", generalmente calamares.

Y es que el Mediterráneo valenciano da muchas sorpresas, a pesar de que muchos de los científicos que participan en la investigación llevan varias décadas analizando la fauna marina. "Este proyecto nos ha permitido conocer que la densidad de las poblaciones de cetáceos del Mediterráneo y la variedad de especies es mayor de lo que se pensaba", reconoció Centeno. A pesar del morbilivirus, el delfín listado es el cetáceo que más ha aumentado en número, mientras que el delfín mular (la especie que se puede ver en los delfinarios del Oceanográfico) está en franco retroceso. Cachalotes, zifios y rorcuales también navegan el fondo de un litoral que aún es un gran misterio para los científicos.

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