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B. LLEDÓ
Martes, 1 de abril 2008, 05:19
"Si hay necesidad de agua de boca se debe de dar como sea, a todo el mundo". Con estas palabras el portavoz del PSC, Miquel Iceta, se posicionó ayer a favor del trasvase del Ebro a la Comunitat, aunque sólo si el agua es para consumo humano.
Este apoyo rompe con la tendencia defendida por los socialistas catalanes hasta el momento. Basta recordar cómo en 2003, el ex presidente de la Generalitat catalana, Pasqual Maragall, se mostró dispuesto a renunciar a su parte de agua del Ebro para paralizarlo.
El apoyo del PSC a la transferencia a la Comunitat acaba con la tendencia de oposición y desencadena una crisis en el seno de su partido. En cualquier caso, la defensa mostrada por Icerta está lleno de matices muy contundentes. "No es lo mismo hablar del trasvase como solución estructural para favorecer el desarrollo urbanístico o campos de golf que hablar de un trasvase temporal ante una situación de emergencia que puede dejar sin agua a cinco millones de catalanes".
Desde la Conselleria de Medio Ambiente explicaron que el apoyo del PSC al trasvase a la Comunitat se debe a que, ahora, "ellos también necesitan el agua y piden lo que siempre hemos pedido nosotros", comentó el conseller José Ramón García-Antón.
Pero lo cierto es que la postura de los socialistas catalanes está abriendo una profunda crisis, que parece sólo ha hecho que empezar. El primero de los frentes y el más directo apunta al Gobierno central. Icerta recordó ayer al Ejecutivo que, como su propio nombre indica, "es el Gobierno de toda España y por tanto ha de garantizar también el derecho universal a disponer de agua para beber".
Sin embargo, el Ejecutivo de Zapatero ya ha descartado en varias ocasiones el trasvase del Segre al Llobregat. Lo hizo la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, el viernes pasado y lo corroboró ayer la ministra de Medio Ambiente.
Cristina Narbona reiteró al conseller de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, la negativa del Gobierno a la opción del travase y le solicitó que estudie otras alternativas para garantizar el suministro de agua a la ciudad Condal.
Pero desde la Generalitat catalana no se dan por vencidos. "Fortaleceremos nuestros argumentos para que puedan ser asumidos por el nuevo Gobierno", aseguró Baltasar, quien también afirmó que mantendrá "la esperanza y la capacidad de persuasión para que la obra sea vista con buenos ojos por parte del Ejecutivo central".
El presidente del PSC advirtió que si el Gobierno del PSOE veta el trasvase del Segre, "debe plantear otras posibilidades para garantizar el suministro a los cinco millones de personas que viven en el área metropolitana de Barcelona".
El tira y afloja por el trasvase del Ebro a Barcelona también se extiende a otras comunidades. El Gobierno de Castilla-La Mancha reiteró ayer que está en contra de cualquier trasvase. "Pueden buscar otras soluciones de cara a garantizar los abastecimientos en la Comunitat y Murcia que no estén basados en trasvases. Existen otras alternativas, como las desaladoras, que pueden suplirlos", apuntó el consejero de Medio Ambiente, José Luis Martínez Guijarro.
En Aragón, todos los partidos políticos mostraron su rechazo al proyecto de trasvasar agua desde el Segre por considerar que contraviene los principios del Estatuto de Autonomía de Aragón. El presidente del Gobierno aragonés, Marcelino Iglesias, apeló al mandato -que obliga a las administraciones aragonesas a rechazar el trasvase- y al principio de unidad de cuenca.
Ante estas afirmaciones, el portavoz de PSC rechazó que se esgriman "razones legales para dejar sin agua de boca" a Barcelona y que además "sería un mal año para hacerlo dado que Aragón celebra la Expo, que tiene el agua como centro".
Desde la Chunta Aragonesista evidenciaron su rechazo al travase y pidió a Iglesias que no se esconda "detrás de su partido y haga valer su peso posicionándose en contra".
El no al trasvase desde el Segre (alfuente del Ebro) también es rotundo por parte de los ecologistas. "Dicen que la tubería es temporal pero una vez realizada la transferencia nadie va a renunciar a esos hectómetros cúbicos y se generará un desequilirbio crónico en el Segre", explicaron desde Greenpeace.
Mientras, los ingenieros de caminos proponen otra opción: prolongar hasta Barcelona el trasvase ya existente del Ebro a Tarragona. "Este trasvase consiste en trasferir agua desde el final de la cuenca del Ebro mientras que el del Segre afecta a la parte alta porque si no se produce la transferencia de agua, se vierte al Ebro", explicaron desde el Colegio Oficial de Ingenieros.
Mientras continúa el debate del agua, que ha abierto varios frentes incluso dentro del propio partido socialista, el presidente de la Generalitat catalana, José Montilla, tendrá que comparecer ante el Parlament para explicar cómo afrontará la situación de emergencia.
En la sesión de control al presidente del Gobierno catalán a, los portavoces de ICV y del PSC le interrogarán sobre políticas del agua del Govern y sus previsiones. En su moción, CiU pide que sea la Cámara catalana la que dé el visto bueno a cualquier propuesta de travase que haga el Gobierno catalán.
Por su parte, el portavoz del CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, llevará el trasvase del Ródano como una de las condiciones para apoyar a Zapatero.
blledo@lasprovincias.es
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