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A. ESCRIVÁ
Martes, 1 de abril 2008, 05:31
Samaruc-Ecologistes en Acció ha presentado numerosas alegaciones al estudio informativo de la variante de la Safor en el tramo entre Gandia y Oliva, como solución planteada para reducir la densidad del tráfico de la nacional 332. En su escrito, la agrupación asegura que el proyecto es muy agresivo y destruiría la integridad del espacio natural del Riu Serpis, en su recorrido por diferentes municipios de la Safor.
El texto señala que resulta una valoración "próxima al cinismo" establecer que se prevé generar "un impacto positivo sobre la actividad agrícola", cuando cerca de un millón de metros cuadrados de suelo resultará destruido por el paso de carretera.
Y es que todas las opciones que se barajan arrancan del margen derecho del río Serpis, un Espacio Natural Protegido. Para Samaruc, el hecho de que nueve parámetros cuatro (vegetación, fauna, regadíos y movimientos de tierra" tengan un valor de impacto de 7-8 -sobre 10-, califica la alternativa como "mala". Y, añaden, tampoco es buena una solución que aumentará los riesgos de inundaciones del río Gallinera, ni que la minimización del impacto sea una "limpieza de los cauces de vegetación".
El estudio, aseguran, no valora la petición del Ayuntamiento de Gandia de ampliar la AP7 liberando su uso como posible alternativa a la construcción de la variante. El único argumento para desechar la autopista como canalizadora del denso tráfico de la N332 es una justificación "de lo más peregrina".
Concretamente, el estudio dice: "Para realizar trayectos cortos entre los municipios de la Safor empleando la AP7 se requiere incrementar considerablemente la longitud del recorrido al discurrir su trazado por el límite de la Sierra de la Safor y ser obligado el acceso a la misma a través de los únicos enlaces existentes en Oliva y Gandia". Ese es el único impedimento y, según los ecologistas tiene una solución sencilla. Adaptar los enlaces de la variante en estudio al tramo de la AP7 costaría mucho menos tiempo, dinero y consumo de territorio que construir una vía nueva: 500 millones de euros, hectáreas de alto valor agrícola, natural, arqueológico y paisajístico destruidas y un tiempo indefinido de obras.
Soluciones más sostenibles
El colectivo ofrece propuestas como optar por el túnel bajo el Almuixic. En el informe presentado aseguran que no aparece una opción con dos túneles, "menos impactante en la zona de Oliva", sino que propone dos viaductos para salvar el Alfadalí y la AP7, que con sus 60-70 metros de altura y a 75 metros del cementerio municipal, "causarán un gran impacto auditivo y paisajístico, desnaturalizando un recinto donde debe dominar el silencio y el recato que le es debido a los seres queridos". Otro aspecto del que advierten es que la autovía tendrá un trazado con rampas del 4% y unas curvas pronunciadas dada la orografía de la comarca, lo que provoca que la velocidad se limite a 100km/h, con lo que la necesidad de la autovía "se desvanece".
Los préstamos de material inerte para la pavimentación -3.665.741 metros cúbicos- van a ocasionar una demanda excesiva en las canteras de la zona, la cual causará "la presión insostenible sobre un territorio saturado de canteras".
Por último, muestran sorpresa ante la afirmación que señala que esta actuación "constituye la materialización de una antigua aspiración de dotar a la comarca de una alternativa para la N-332 distinta de la AP7", cuando, insisten, han sido antiguas e innumerables las peticiones y movilizaciones de distintas entidades y Ayuntamientos pidiendo la liberalización de la autopista como eje de comunicación de reduzca el intenso tráfico de la nacional. Para Samaruc-Ecologistes en Acció, el estudio de la liberalización de la AP7 es necesario para solucionar el flujo del tráfico. Las ventajas comparativas de esta opción, insisten, son evidentes. En primer lugar, la rapidez: en un día puede haber variante, frente a los años que tardaría en construirse la autovía que se propone. En segundo lugar, el ahorro de territorio: más de un millón de metros cuadrados de suelos de gran valor agrícola, paisajístico y arqueológico podrían preservarse.
Por otro lado, un ahorro económico: los 500 millones pueden reducirse a apenas 50 como compensación para la empresa que gestiona la autopista. En cuarto lugar, la nula afección al cementerio de Oliva, al paisaje y a la inundabilidad del Gallinera.
Además, el cambio climático. Apuntan que el Estado español no ha cumplido con los objetivos de reducción asignados por el protocolo de Kioto, y la construcción de la vía, una infraestructura con gran consumo de CO2 no ayudará a alcanzar ese objetivo. Y por último, cumplir realmente con las aspiraciones de los ciudadanos que pidieron que no se prorrogara la concesión.
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