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David Fernández, a la derecha, con Jordi Évole, Andreu Buenafuente y Edu Soto.
Un friki de laboratorio
Vida y Ocio

Un friki de laboratorio

Chikilicuatre, representante español del festival de la canción, ha demostrado cómo con suficiente apoyo mediático cualquiera puede ser artista y una fuente de ingresos

SERGIO EGUÍA

Domingo, 6 de abril 2008, 03:57

Lo más gracioso de una broma es que difícilmente se puede predecir cuáles serán sus consecuencias. La mayoría resultan inofensivas y todo el mundo las celebra; con otras, en cambio, sólo se ríen quienes las gastan, y algunas terminan por escaparse de las manos. El tiempo dirá a qué categoría corresponde la que Chikilicuatre está gastando a costa del festival de Eurovisión, pero dadas las dimensiones que ha adquirido el fenómeno parece claro que no se trata de una chanza inocente. Para algunos, el del cómico que patrocina La Sexta va en serio y sigue las directrices de un plan perfectamente elaborado. Bailecito al estilo de la canción del verano, ritmo reggaeton pegadizo, irónicas referencias a Zapatero y Rajoy en plena campaña electoral y una sospechosa locuacidad revestida de acento porteño en las entrevistas que concede el artista.

"Es increíble hasta dónde está llegando un gag surgido en el programa de Buenafuente", comentan desde El Terrat, la productora del espacio de La Sexta en el que nació Rodolfo Chikilicuatre. "Hemos llegado a ver publicado que la letra "Baila el chiki chiki" es de Santiago Segura y que la música la creó Pedro Guerra. Todo salió de una conversación jocosa en antena entre Andreu, el compositor y Rodolfo", aseguran. El Chikilicuatre era un personaje que aparecía de vez en cuando en el programa. El primer día, Buenafuente le presentó como el inventor de la guitarra con vibrador, y ni siquiera se llamaba Rodolfo Chikilicuatre.

Entre los chistes y el pitorreo, El Terrat ha construido un universo ficticio a la medida de David Fernández. Una gran farsa muy bien pensada que más crece cuanto más hablamos de ella.

¿David Fernández? Sí. David Fernández Ortiz es el actor que se esconde tras el personaje de Rodolfo Chikilicuatre. Muchos no le pondrán cara, pues acostumbra a salir a escena disfrazado, pero los seguidores de Buenafuente seguro que saben de quién se trata. Se hizo famoso interpretando al Gilipollas en , cuando Andreu todavía trabajaba en la televisión catalana; más tarde interpretó a Zuloaga y a Risto Mejode, ya en Antena 3, hasta encontrarse con el Chikilicuatre este año en La Sexta.

Fernández es un cómico que iba para joyero hasta que, terminada la mili, comenzó a estudiar teatro. En 1998 se incorporó a la compañía La Cubana para el espectáculo y posteriormente se puso a las órdenes de El Terrat y Andreu Buenafuente. A pesar de que en internet puede leerse que es un primo lejano de la princesa Letizia, este humorista no es asturiano, nació en Barcelona en 1970 y, como demostró en la gala presentada por Rafaella Carrá, tampoco es cantante.

"Es un señor muy divertido, que se ha convertido en el representante español al festival y hay que apoyarlo a muerte; como si fuera Alejandro Sanz", proclama José Luis Uribarri, la voz de Eurovisión. Muchos han querido ver en el veterano periodista al principal opositor de la meteórica carrera musical del Chikilicuatre, nombre que significa zascandil, mequetrefe.

"Yo sólo di mi opinión y defendí lo que me parecía de más calidad", asegura. Durante la gala, a la que Uribarri acudió renunciando a su caché, hizo campaña por la modernidad de La Casa Azul y la voz de Coral. "Me pidieron que me mojara y lo hice, porque en Belgrado cuando salga nuestro representante el presentador dirá que concursa España. Y no es que nos juguemos el honor patrio en esto, pero te pica el amor propio", afirma No es el único a quien las chirigotas del colaborador de La Sexta no le hacen la más mínima gracia. Miqui Puig, por ejemplo, es de la opinión de que el fenómeno Chikilicuatre le está haciendo un flaco favor a la música nacional. "Se ríen del sistema, se ríen de todo y lo hacen muy bien, como demuestra que con este titiritero hayan llegado hasta allí", dice.

Al que fuera cantante de Los Sencillos y actual jurado del programa de Cuatro le molesta que se haya perdido una magnífica oportunidad de dar a conocer nuevos valores. "Yo he podido conocer mucho grupo maquetero gracias a la iniciativa de Mauro Canut, que ha revitalizado el concurso. Pero imaginemos que a un grupo de calidad como el de Guille Milkyway se le hubiera dado la promoción de la que ha gozado Chikilicuatre", indica.

Simbiosis

Y es que, aunque nada demuestre que existe una mano negra detrás de la elección de este personaje nacido en el plató del programa de Buenafuente, no deja de llamar la atención que una canción de poco más de un minuto (según las normas del festival, debe durar tres) y con un tema plagado de referencias políticas (están prohibidas) haya ganado el concurso.

"Es una broma que se les ha escapado de las manos, pero que le está resultando muy rentable tanto a TVE como a La Sexta", denuncia José García, el representante de los Eurofans. "Nosotros tenemos pruebas, y se las hemos dado a la cadena, de que las mismas comunidades virtuales que auparon a El Gato al primer puesto de la lista son las que hicieron subir a Rodolfo Chikilicuatre", asegura. "La pregunta entonces es: ¿por qué TVE no le descalificó en su momento, si tiene razones de sobra?".

A nadie se le escapa que se ha producido una simbiosis perfecta. Chikilicuatre ha causado sensación, está en boca de todos y, por extensión, lo están el festival de Eurovisión y La Sexta. Seguramente la candidatura del este friki de diseño no es más que una broma de El Terrat. Visto el resultado, a nadie debería extrañar que no dejen de partirse de risa.

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