Hallan otras dos pinturas rupestres al limpiar los daños de la cueva de Palma

En marzo de 2007, historiadores del arte, arqueólogos y, en general, cualquier persona con sensibilidad por el patrimonio, se llevaban las manos a la cabeza tras conocerse que unos vándalos habían dañado gravemente las pinturas rupestres de la Cova de la Clau, en Palma de Gandia.

Apenas un año después, todos ellos se felicitan porque los trabajos de limpieza y restauración necesarios para devolver el esplendor a este legado prehistórico han sacado a la luz dos nuevas figuras rupestres, que hasta la fecha habían pasado desapercibidas.

La datación de las pinturas se corresponde con la del resto del yacimiento, que pertenece al periodo post Paleolítico, entre 5.000 y 6.000 años antes de Cristo.

A falta de que se realicen los estudios y se documente el hallazgo, el director del Museu Arqueològic de Gandia (MAGa), Joan Cardona, avanzó ayer que una de las pinturas representa a un arquero.

El estilo es naturalista, al igual que el resto de figuras descubiertas en este abrigo, aunque la talla de esta última es mayor a las halladas en 1998 por el propio Cardona. El significado de la segunda de las pinturas todavía está por determinar.

Los nuevos grabados rupestres fueron descubiertos durante los trabajos de limpieza y restauración dirigidos por el técnico de arte prehistórico del Instituto Valencia de Conservación y Restauración de la Conselleria de Cultura, Rafael Martínez.

Ayer fue un día de doble alegría para los responsables autonómicos de Patrimonio y para las autoridades locales. Además del nuevo hallazgo, la completa recuperación de las pinturas rupestres de la Cova de la Clau tras las agresiones vandálicas del año pasado era otro motivo de enhorabuena.

La directora del Instituto Valenciano de Conservación y Restauración de la Conselleria de Cultura, Carmen Pérez, y la alcaldesa de Palma de Gandia, Rosario Frasquet, junto a Rafael Martínez y Joan Cardona, comparecieron ayer en rueda de prensa en el Ayuntamiento del municipio para informar de los trabajos de limpieza de los detectadas en el interior de la cavidad.

La recuperación del conjunto de arte rupestre comenzó en marzo de 2007, cuando responsables del Ayuntamiento de Palma de Gandia descubrieron el acto vandálico e inmediatamente informaron a la Conselleria de Cultura.

Nada más tener constancia de la agresión, el Instituto Valenciano de Conservación y Restauración desplazó hasta el yacimiento a un grupo de técnicos, que durante meses realizaron un minucioso estudio para analizar qué tipo de pintura se empleó para dañar la cueva.

También realizaron pruebas con diversos disolventes, para determinar cuál de ellos era el más adecuado para eliminar los .

Una vez completados los estudios previos, los restauradores iniciaron la limpieza, en la que trabajaron mañana y tarde durante veinte días.

En la actualidad, los técnicos están llevando un seguimiento para observar la evolución de las pinturas con el paso del tiempo.

Limpieza complicada

Cardona incidió en lo complicado de las tareas de limpieza, "ya que se trataba de una pintura muy agresiva, con colores muy potentes". Los se hicieron con un spray fluorescente que habitualmente se utiliza para pintar las señalizaciones sobre el asfalto de las carreteras.

El principal problema con el que se encontraron los restauradores fue, precisamente, el tipo de pintura empleada, con un pigmento muy fino, y su combinación con la superficie de la cueva, muy porosa. Había que eliminarla por completo sin dañar el abrigo natural de la roca.

Desde el descubrimiento de este yacimiento se habían documentado en su interior dos conjuntos de figuras.

Uno de estilo naturalista levantino, constituido por tres arqueros y un animal herbívoro, en posición de haber sido abatido por uno de los arqueros.

La segunda escena representa una especie de cruz, con manchas de pintura radiantes que remite al mundo de las pinturas esquemáticas, según las explicaciones del arqueólogo Joan Cardona.

Carmen Pérez hizo ayer un llamamiento a la necesidad de "concienciar a la ciudadanía sobre la importancia de estas pinturas, lo único que conservamos de nuestros antepasados".

La UNESCO realiza cada diez años un examen sobre los yacimientos de estas características declarados Patrimonio Mundial. En el caso de la Cova de la Clau, la revisión está prevista para el próximo año.

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