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L. ORTEGA
Domingo, 13 de abril 2008, 09:18
"Pensaba que lo que nos iban a proponer eran ofertas exactas, con contrato, pero sólo hemos encontrado promesas y trabajo bajo condiciones". Quien lo afirma es Constantin Nieagu, un ciudadano rumano que lleva una década viviendo en España, los últimos años en Castellón, y que ayer acudió a la feria rumana de empleo junto a su esposa con la intención de informarse de las ofertas que ofrecía la feria. Pero se marchó resignado ante una cita que no era lo que esperaba.
A las diez de la mañana, la Pérgola abrió sus puertas para acoger el encuentro de empresarios y técnicos de Rumanía. En el interior, repartidos en 16 mesas, la agencia de empleo (el Inem de Rumanía) por un lado y empresarios por otro recibían a los compatriotras que ayer se acercaron a las instalaciones del parque Ribalta, más de 500 personas hasta el mediodía. El secretario de Estado del Ministerio de Trabajo del país, Akos Derzsi, aseguró en la feria que en total se ofertaban hasta 11.000 puestos de trabajo, 8.000 de ellos de la agencia nacional de empleo, y la mayoría del sector de la construcción y también de telecomunicaciones.
Pero en la práctica, a los emigrantes rumanos lo ofertado no convenció. Como Constantin, muchos otros se quejaron tras pasar por las mesas de que las ofertas eran intangibles, no especificaban el puesto de trabajo ni el sueldo, entre otras cosas. Pese a ello, muchos rellenaron el formulario que el Gobierno rumano ha preparado para disponer de una bolsa de empleo en Castellón.
"No es como nos habían dicho", se queja otro ciudadano rumano que lleva diez años en Castellón. "Ahora buscan mano de obra, pero en todo este tiempo no han hecho nada para formarla y yo no me voy a ir a Rumanía para vivir como un mendigo", dijo, aunque reconoció que "aquí, en la construcción tampoco hay ya mucho trabajo".
Elisa, que acudió con su marido, tampoco se marchó convencida. Su pareja pasó por todos los puestos, pero el trabajo no se materializaba en contratos. "De momento, no voy a volver, todavía hay que esperar más tiempo", apuntó. Y es que, entre los visitantes a la feria todavía hay resignación por la situación que vive el país. El precio de los bienes de consumo se ha multiplicado en los últimos años pero los sueldos no suben, por lo que mantienen la esperanza de que cambie en los próximos años. "Yo he venido a informarme, pero hay mucha mentira, sólo he venido a ver qué ofrecen, pero todavía hay que esperar más, no hay tanto trabajo como dicen", afirmó otro ciudadano rumano que acudió con sus dos hijas pequeñas. "Si en Rumanía está creciendo la economía y la industria, también deberían subir los salarios, que, de momento, no han crecido", dijo Constantin N.
Frente al recelo de los visitantes, el secretario de Estado del Ministerio de Trabajo aseguró los sueldos de los 11.000 puestos que se ofrecían rondaban entre los 500 y los 600 euros. "Aunque nuestra intención es que lleguemos a los 1.000 o 1.200 euros mensuales", dijo.
Con todo, los únicos que ayer visitaron la feria con esperanza son aquellos ciudadanos rumanos que están en situación irregular y que no encuentran trabajo. Algo previsible para la presidenta de la Asociación de Inmigrantes de los Países del Este de Castellón, Angela Plancsintar, quien reconoció que sólo regresarán a Rumanía aquellos que no tengan aquí "absolutamente nada".
Como Cristina, una joven rumana que contó ayer que "después de tres años en Castellón, sin papeles, no he encontrado trabajo, quiero volver y vengo a ver qué ofrecen, todo depende de lo que me digan aquí".
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