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Cultura

Jaime I, un rey atento al 'hit parade'

Pese a sus constantes viajes y batallas, la música nunca faltó alrededor del Conquistador

F. P. PUCHE

Sábado, 26 de abril 2008, 05:32

No tuvo la suerte de manejar un MP3, pero nunca le faltó la posibilidad de deleitarse con la buena música. Nunca supo qué cosa pudiera ser el "hit parade", pero supo distinguir muy bien la calidad de lo deleznable. Por muy austera que fuera su educación, por azarosa que fuera su vida de pactos, batallas y correrías, en el entorno del rey don Jaime nunca faltaron los músicos y los cantores, tanto los religiosos como los profanos. Y aunque no fue un rey de excesos cortesanos, es seguro que los trovadores cantaron, ante él y ante sus abundantes parejas amorosas, los debates de amor de la vieja tradición trovadoresca provenzal.

Jaime I se educó entre monjes y templarios. Pero incluso en el espartano ambiente de la fortaleza de Monzón, mitad monasterio mitad baluarte, la música religiosa atravesó los muros y se elevó en súplica durante las solemnidades religiosas. Por otra parte, los tiempos de adolescencia y juventud del rey, y luego los años de madurez, por muchas que fueran sus batallas y desvelos militares, es seguro que le proporcionaron momentos de reposo en los que los músicos se hicieron presentes para esparcimiento de cortesanos y guerreros.

En algunos banquetes, en las bodas y las fiestas, en los momentos de mayor solemnidad, la música acompañaba siempre la vida de los personajes de importancia en tiempos medievales. Y entre los músicos, nunca faltaron los miembros de un gremio, el de los trovadores, que estaban entonces en pleno auge en Occitania y el Languedoc, la tierra de donde el Conquistador procedía.

Aunque se supone que apenas ha llegado hasta nosotros una de cada diez de las canciones y recitativos que los trovadores de los siglos XII y XIII pusieron en circulación en las tierras del sur de Francia y en el norte de la península ibérica, el material disponible ha permitido reconstruir con fidelidad la música de la época de Jaime I. En Cataluña, son varios los grupos musicales que se han dedicado a esta tarea; en Francia, destaca la figura imponente de Yves Rouquette, que ha dedicado toda su vida profesional como poeta y escritor a reconstruir la vida cultural de los cátaros y a apoyar toda clase de iniciativas musicales que llevaran a poner en pie la labor de los trovadores. Los tres discos que Rouquette hizo en los años setenta, para Armonía Mundi, con el Clemencia Consort, han pasado a la historia de la música especializada.

Capella de Ministrers

En Valencia, en los últimos años, es especialmente brillante la trayectoria de la Capella de Ministrers, que ha recuperado gran parte de la musicología del Renacimiento pero que, ciñéndose al tiempo y la memoria de Jaime I, ha querido celebrar el 800 aniversario de su nacimiento con cinco diversos programas de concierto y tres nuevos discos. A través de ellos se nos ha hecho posible conocer la música de iglesia y la profana que el rey sin duda escuchó, al tiempo que se ha puesto en pie una realidad de la que no se tiene noción habitualmente, como es que los mundos musulmán y cristiano no se ignoraban ni oponían en lo musical sino que se conectaban e influían en aquellos tiempos de pugnas de frontera.

Entre los discos que se han grabado especialmente destaca el dedicado a la música trovadoresca de los dominios del rey. Es ahí donde nos es dado conocer algunos trabajos de los que eran artistas admirados, y generalmente respetados y bien pagados, en las cortes y casas nobles del sur de Europa. Los trovadores, una modalidad artística de la alta Edad Media que florece en tierras occitanas, se mueven trashumantes, son portadores de noticias, narran y describen, cantan y componen, crean poesía, entretienen y enseñan, al tiempo que disponen de un repertorio, rico en modalidades que van desde la canción amatoria al canto satírico, o moral, sin desdeñar el puro relato musicado de gestas y sucesos notables, reales o legendarios.

De todas estas artes musicales, la más evocada como trovadoresca es la de índole amatoria e intimista, el "plany" de amor por la doncella inalcanzable o perdida, que tendrá una gran presencia en toda la poesía medieval europea, con evocaciones en Petrarca o Ausias March, por poner solo dos ejemplos. En este sentido, hay trovadores especialmente famosos por la efusión y efervescencia que levantaban entre las damas; era un verdadero apasionamiento de "fan", no solo artística sino personal, idéntico al de nuestros tiempos musicales. En este sentido es muy citado Peire Vidal, un artista del siglo XII, que muere siendo Jaime I niño, pero que vivió rodeado de la fama de ser el más gentil, gallardo y deseado trovador provenzal.

Entre los trabajos que Capella de Ministrers ha puesto en sus programas de concierto y sus discos hay que señalar los de los trovadores que seguían al rey, cantaban sus glorias y fortunas y adornaron fiestas de las que hay noticia en Xàtiva, Tortosa y su Montpellier natal. También los trovadores cantaron el dolor por la muerte del rey, el "plany" desconsolado de su ausencia, como hizo Ponç d'Ortafá, que los músicos de la Capella han recogido. En última instancia, los músicos valencianos no han dudado en unir sus recursos a los del Ensemble El Akrami, de Tetuán, para reconstruir el disco "Al-Hadiqat al-Adai'a". Se trata de poesía y música arábigo valenciana de los siglos XI-XIII, de compositores de Alzira, Dénia, Xàtiva y Valéncia que cantan las bellezas valencianas o el dolor de haberlas perdido. La obra sensible de Ibn Jafaya, Amat Al-Aziz, Al-Ruzafí, Al-Xativí y Ibn-Zaqqat brilla de nuevo, apenas ocho siglos después.

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