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Dos agentes de la Policía Científica salen de la finca donde tuvo lugar el crimen.
Sucesos

Una conspiración familiar para robar 40.000 € desencadenó el crimen del anciano de Torrefiel

Dos sobrinos de la víctima y un menor están acusados de planear y cometer el asesinato en junio de 2007

JAVIER MARTÍNEZ

Lunes, 5 de mayo 2008, 12:26

El robo de 40.000 euros desencadenó el crimen de Torrefiel. Juan N. G., de 75 años de edad, murió al recibir numerosos golpes en la cabeza tras lo que parece ser una conspiración familiar para acabar con su vida y apoderarse de sus ahorros, según las investigaciones policiales.

El mismo día que fue hallado el cadáver en la calle Río Bidasoa, el 13 de junio de 2007, la Policía Nacional detuvo a una sobrina de la víctima, Fina M. N., de 43 años de edad, y al hijo de esta, un joven de 16 años, como presuntos autores del homicidio.

Ambos, que se encontraban en el momento de los hechos en el domicilio del anciano, fueron puestos a disposición judicial y la mujer ingresó en prisión comunicada y sin fianza, aunque luego quedó en libertad provisional junto al menor.

Tras casi un año de investigaciones, agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional detuvieron el día 23 de abril a dos hermanos de Fina M. N., una mujer 36 años de edad y un hombre de 42 años, por su presunta implicación en los hechos.

La primera persona está acusada de encubrimiento, mientras que el hombre fue arrestado como presunto autor de un delito de homicidio. Además, la policía volvió a detener a Fina y a su hijo, que siguen imputados por el crimen.

Tres registros en Valencia

Los agentes realizaron tres registros domiciliarios en Valencia, donde se incautaron de varios teléfonos móviles y arrestaron a los tres hermanos y al menor.

La policía continúa realizando indagaciones para esclarecer las circunstancias que rodean a este horrendo crimen que conmocionó a los vecinos de Torrefiel.

Según las investigaciones policiales, una conspiración familiar acabó con la vida del anciano. Fina presuntamente convenció a su hermano para que cometiera el crimen. Al parecer, días antes del asesinato, Juan le había dicho a su sobrina que tenía que marcharse de la casa donde ambos convivían. Esto indignó a la mujer, que ideó un malvado plan con la ayuda de su propio hijo y su hermano.

La confabulación consistía en asesinar al anciano, apoderarse de los 40.000 euros que la víctima guardaba con recelo en un lugar oculto de la casa y luego simular un robo en la vivienda.

El crimen tuvo lugar en la madrugada del 13 de junio de 2007 en el número 25 de la calle Río Bidasoa. Fue la propia Fina la que dio la voz de alarma en la finca. El reloj marcaba las cinco de la madrugada.

"Estaba muy nerviosa y llamó a mi puerta y a la de la otra vecina, Julia", relató Joaquín, una de las primeras personas en entrar a la casa de la víctima.

Al abrir la puerta del dormitorio, Joaquín descubrió una escena espeluznante. Juan yacía en el suelo, de lado, vestido con ropa interior y con la cara ensangrentada.

Nada en ese momento hacía presagiar que Fina fuera acusada de la muerte de su tío y detenida por la policía poco después. "Llevaba puesto el pijama y no tenía ninguna mancha de sangre", manifestó el testigo.

La explicación que dio a sus vecinos es que había encontrado muerto a su tío, Juan N. G., natural de Alicante. "Decía que había escuchado voces y ruidos", añadió Joaquín.

Pero los presuntos homicidas cometieron demasiados errores. Uno de ellos fue colocar una bombona de butano junto al cadáver. Esta no era el arma homicida. Juan fue asesinado a golpes con un martillo que nunca apareció.

Las huellas en la escena del crimen, las contradicciones en las que incurrieron durante sus declaraciones ante la policía, el careo entre los dos hermanos y una ardua investigación del Grupo de Homicidios permitieron descubrir la presunta conspiración familiar.

La Policía Nacional imputa un delito de homicidio a tres de los cuatro detenidos por la muerte de Juan. Según las investigaciones, en la planificación y comisión del crimen participaron tres personas: Los dos sobrinos de la víctima y el hijo de Fina.

Aunque el robo de los 40.000 euros parece ser el móvil del asesinato, las desavenencias familiares por antiguas rencillas y unos supuestos abusos sexuales que sufrió Fina alimentaron el odio de la mujer hacia su tío.

Aparente normalidad

Fina trabajaba limpiando en domicilios y su tío era pensionista. El menor, que tenía 15 años cuando ocurrieron los hechos, estudiaba y no era un joven problemático, según explicaron los vecinos.

Aunque se trataba de una familia desestructurada, todo era en apariencia normal. La víctima, su sobrina y el hijo de esta llevaban viviendo en la finca desde que fue construida hace 14 años.

"Juan y Fina se cuidaban mutuamente y se les veía muy unidos. Eran unas personas amables y educadas", destacó una amiga de la familia. Por ello, la detención y encarcelamiento de Fina causó una gran sorpresa en el vecindario.

Dos meses antes del crimen, la mujer comenzó a tener un comportamiento extraño. "Era como si le dieran paranoias y en ocasiones gritaba cosas extrañas", aseguró otro de los vecinos de la calle Río Bidasoa.

jmartinez@lasprovincias.es

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