Un poco más de laicismo

Pues ahí tenemos, quieras que no, el gravísimo problema de la laicidad: en la plancha, yo diría que histórica, en la que incurrió la vicepresidenta Fernández de la Vega durante la visita a la factoría de elaboración de chufa que el valenciano Ramón Carrión tiene en Níger. Porque de la mano incauta del protocolo español nuestra diputada fue a acariciar a tres tiernas nigerianas, que le parecieron hijas del capataz de la explotación pero que resultaron ser sus tres esposas, que formaban revueltas en grupo con algunos de los dieciocho hijos del patriarca chufero.

¿Es laica la Constitución de Níger? Alguna influencia religiosa habrá de tener cuando se permite que este caballero sea polígamo, una facultad de los códigos civiles que en Valencia perdimos con la entrada del rey don Jaime. Y que por ahora se mantiene, ya que los padres de nuestra Constitución de 1978, aun imprengnándola de espíritu laico, no estuvieron por la labor.

Tampoco creo que la vicepresidenta esté en esa línea cuando habla de profundizar en el laicismo español, expresión que no se entiende bien dado que, o se es laico o no se es, y por lo tanto no parece que haya gradaciones de color en el asunto. No, doña Teresa, cuando comprendió su plancha, dijo estar "horrorizada"; como Leire Pajín y la ministra de Igualdad, todas camaradas feministas, que a buen seguro van a trasladar al funcionario responsable a una embajada peor, si logran encontrarla en el mapa.

Las palabras del cardenal García-Gasco, pronunciadas en Valencia casi a la misma hora, eran justas y oportunas, aunque quién sabe si, en casos como los de la profundización del laicismo de la vicepresidenta, no sería mejor que el viento se llevara esa una bonita cortina de humo anticrisis de la sección femenina del Gobierno.

Porque son los hechos, con su apabullante fuerza, los que hablan. Para mostrar que mientras Alboraya convierte en PAI los cultivos de chufa no rentables, nuestros vasitos de horchata mantienen a caciques polígamos nigerianos que escupirían al suelo al saber que en España se pueden casar legalmente dos hombres o dos mujeres.