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A. VIDAL
Jueves, 15 de mayo 2008, 04:05
El Parc Sagunt acaba tercero en la liga de la emoción. Esta era la peor clasificación que podía obtener en una última jornada en la que cualquiera de los tres equipos podía ser primero, segundo, o tercero, en función de los marcadores que se dieran en Elda y en Estella. Al final la suerte se quedó en Elda y las de Sandoval son las justas vencedoras de este curso balonmanístico.
Las de Mayo se jugaban sus remotas posibilidades de hacerse también con la liga en una de las peores canchas posibles, la del Elda, y aunque están acostumbradas a templar sus nervios en recintos en los que es fácil que les temblaran las piernas, en esta ocasión, había que añadir que el rival se jugaba el ser campeón si salía airoso del enfrentamiento.
De esta manera la cancha alicantina acogió desde el primer instante un partido a cara de perro en el que las concesiones eran mínimas y en el que se notaba la trascendencia del marcador. Todo ello cambió en una segunda parte en la que salieron a relucir los inconvenientes de haber sufrido una plaga de lesiones y de bajas por motivos extradeportivos.
El Orsan Elda compareció ante su numerosa y ruidosa afición con el cuchillo entre los dientes. Su capitana, Diana Box, jugaba su último encuentro como profesional y contagió a las suyas de su carácter y sus ansias de triunfo.
El Parc Sagunt, con la clasificación para la Recopa de Europa asegurada, se empeñó en aguar la fiesta a las alicantinas, pero sencillamente no tuvo su día por falta de frescura en unas piernas y unos brazos castigados por ocho meses de competición.
El partido no defraudó las expectativas creadas, en especial en la primera parte, y se vivió un auténtico derbi valenciano con el más puro sabor a espectáculo. Se notaba que los dos conjuntos son los más laureados de nuestro balonmano. Las locales peleaban por su cuarto entorchado liguero mientras que las saguntinas lo hacían por conseguir su campeonato 25 de la regularidad.
La primera parte se consumió con una igualdad absoluta. Todo estaba abocado a un final cinematográfico después de ver que 30 minutos de batalla se cerraron con una mínima ventaja para las de casa. El 15 a 14 con el que ambas escuadras llegaron al vestuario nos dan una idea de lo apretado que estaba el partido. La reanudación se inició con un nuevo gol del Elda que abría el hueco a dos, pero no había nada decidido porque las de Mayo se resistían a ser el invitado de piedra.
Las saguntinas, que aún tenían oportunidad de entrar en la próxima Champions, trataron de dar la vuelta al marcador, pero el partido se le hizo muy largo, y más después de asistir a un recital de las alicantinas que ampliaron la ventaja de forma ostensible tras aprovechar el cansancio visitante y la euforia de saber que el partido les valía la liga.
Las de Sandoval, con un público enloquecido establecieron el 25 a 20 en el minuto 47, y la sangría no acabó ahí, puesto que tres minutos más tarde, y a diez del final, certificaron prácticamente su victoria con un contundente 30 a 22.
El Florentino Ibáñez era una fiesta, y el empuje y la casta saguntina sirvieron para maquillar el tanteador. Con las juveniles en pista el Sagunto derrochó ilusión y llegó a recuperar cinco de los ocho tantos que tenían de desventaja. El 33 a 30 corona al Elda como campeón, y demuestra que el Sagunto es un rival duro de batir a pesar de las ausencias.
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