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La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y el presidente del Levante, Julio Romero, sonríen en el Ayuntamiento.
El Ayuntamiento pide seriedad al Levante
Levante

El Ayuntamiento pide seriedad al Levante

El Consistorio todavía permanece a la espera del informe económico del club azulgrana

ALBERTO MARTÍNEZ

Martes, 20 de mayo 2008, 09:39

El 9 de junio de 2007, el Levante vivió unos de los momentos más felices de su historia. Ganó a su eterno rival por 4-2 en el Ciudad de Valencia. Para colmo, esa victoria sirvió para certificar matemáticamente la permanencia en Primera. Días antes, el entonces dueño del club, Pedro Villarroel, se sentía muy tentado por una oferta que le había lanzado la empresa Gesfesa por su paquete accionarial. Sin embargo, aquel éxito puntual le hizo replantearse el futuro y declinó la proposición.

Casi un año después, la entidad de Orriols contaba el domingo sus últimas horas en la máxima categoría. Pero no las contaba para saborearlas al máximo. Todo lo contrario. El equipo ya tiene ganas de salir de una pesadilla que está viviendo desde principio de temporada para despertar en una realidad muy diferente. El club no sólo está hundido deportivamente, sino económicamente. Quizás si Villarroel hubiese aceptado finalmente aquella oferta la cosa sería diferente. Los jugadores se sienten desesperados por cobrar las alarmante deudas. Pero aún no se avista una solución. En medio de este panorama, han llovido varias críticas sobre el Ayuntamiento de Valencia, al que se achaca "falta de voluntad" para encontrar la solución. Sin embargo, el Consistorio ya empieza a cansarse y pide al Levante un poco más de formalidad.

La infructuosa búsqueda de un crédito de ocho millones por parte del club azulgrana ha tensado la cuerda entre la directiva y el gobierno municipal. El presidente Julio Romero protagonizó una desafortunada intervención asegurando que el aval de cuatro millones facilitado por el Ayuntamiento estaba encontrando problemas en los bancos. No es así. Las trabas llegan debido a la escasa tranquilidad que transmiten los mayúsculos números rojos del Levante. Ese golpe no gustó en absoluto a los políticos, que hace tres semanas firmaron un documento junto al consejo, los jugadores, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y la Liga de Fútbol Profesional (LFP). Con este papel, se logró evitar la huelga ante el Recreativo gracias a la promesa de que los futbolistas tendrían ese dinero en un plazo máximo de diez días. No fue así. Todos los bancos han dado la espalda al Levante. La directiva azulgrana no ha cumplido con su parte del trato. De esos ochos millones, cuatro eran avalados por el Ayuntamiento y cuatro por una financiera buscada por el club. Pero esas garantías no han sido suficientes.

Ante esta trabas, los futbolistas se pusieron a trabajar por su cuenta. Así la AFE, de la mano de la Liga, tejió el pasado jueves una nueva fórmula esperanzadora. Consistía en que los avales, en lugar de ir a nombre del Levante, fueran a favor del sindicato de futbolistas. De esta manera, desaparecería el problema con el que se está encontrando la entidad de Orriols, la falta de liquidez, mientras que el organismo presidido por González Movilla es plenamente solvente. Y eso es lo que piden las entidades financieras cuando llaman a su puerta. Lejos de avales de más o menos confianza, los bancos dudan de la capacidad que tendría el club de Orriols para hacer frente a los intereses que genera cada mes un préstamo.

Sin embargo, al Ayuntamiento se negó tajantemente, ya que considera que en su momento firmó un papel con unas determinadas condiciones. "Presentamos un documento que sirvió. Lo revisó todo el mundo. No entiendo nada... Si firmas un documento el viernes, te tienes que poner a trabajar el mismo lunes para tener un margen de maniobra. Si ellos no hacen su trabajo, que es contactar con los bancos, no es nuestra responsabilidad. Nuestros cuatro millones están ahí. Somos serios", afirmó a LAS PROVINCIAS el concejal de Deportes, Cristóbal Grau.

Al Consistorio no le gusta que el Levante le atribuya el papel de malo de la película. Y más después de que en diciembre el Ayuntamiento firmara un aval de cuatro millones. "No sabemos cuál fue su destino. En teoría era para pagar a los jugadores. Lo único que sabemos es que tenemos que pagar 51.000 euros como avalistas, porque el Levante no ha pagado en los plazos que correspondía", aseguró la alcaldesa Rita Barberá.

Desde 1992, el Ayuntamiento ha sacado las castañas del fuego al Levante en más de una ocasión. Aquel año, se encargó de avalar unas cuentas para ayudar al club a superar un bache económico. Diez años después, el consejo pidió al gobierno municipal dividir la parcela inicial de su estadio en dos: una destinada al estadio y otra a zona terciaria.

Edifesa y Gesfesa pagaron 53 millones de euros por aquella recalificación de parcela de casi 40.000 metros cuadrados en la que, ahora mismo, se está construyendo un centro comercial cuyas obras habrán concluido a finales del próximo año. Esta operación se firmó en junio del 2006. Parte de ese dinero salió de las arcas del club conforme entraba. Había que saldar deudas con los bancos. Y el resto fue invertido por Pedro Villarroel para preparar un desastroso proyecto. El empresario despilfarró millones en altísimas fichas de futbolistas que llegaban con el cartel de estrella y resultaban ser verdaderos fiascos. Savio, Riganó y Arveladze son tres claros ejemplos.

Ante ese panorama, el Ayuntamiento hace un llamamiento a la coherencia y espera que el Levante le traslade un informe detallado sobre su situación económica. "No nos ha llegado ningún papel", sentenció Rita Barberá. Esta información es necesaria para poner en marcha la recalificación del estadio, la única que es la única tabla de salvación de cara al futuro. Ya que tras aquel aval de cuatro millones, el Ayuntamiento quiere andar sobre seguro.

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