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NEUS NAVARRO
Viernes, 23 de mayo 2008, 13:33
El número de personas que acuden a Cáritas Diocesana no para de crecer. En el último año, 37.617 usuarios fueron atendidos en Valencia. Una media de 100 personas al día, el 77% de las cuales son inmigrantes. Pero detrás de las cifras existe una grave situación: la mayoría de los usuarios no tienen ni dónde vivir ni qué comer.
Las principales atenciones son básicas. "Las ayudas que prestamos son de primera necesidad. Es vergonzoso", señaló ayer la directora de Cáritas Diocesana, María de la Concepción Guillén, durante la rueda de prensa de presentación en Valencia de la Memoria de actividades de 2007.
Las personas necesitadas acuden en su mayoría a las parroquias diocesanas, más de 400 entre la provincia de Valencia y algunos municipios del norte de Alicante. Allí se les entrega una bolsa con alimentos básicos o se les permite comprar en economatos, pequeños supermercados donde pueden adquirir los productos a precios más asequibles.
"Normalmente preferimos la segunda fórmula, porque dignifica más a la persona que va a pedir. Es mejor que puedan comprar que se les entregue una bolsa", señalaron desde Cáritas.
De los beneficiarios de la organización, el 36% son hombres, mientras que el 64% son mujeres. "Ellas son las que soportan las dificultades y deficiencias y las que acuden a pedir ayuda", añadió la directora de Acción Social, María Luisa Haro. Los principales usuarios son mujeres inmigrantes jóvenes, entre 30 y 40 años, que llegan solas a nuestro país para mantener a su familia.
"La pobreza tiene rostro de mujer", afirmó Haro. El informe muestra el perfil básico de la mujer atendida: sin formación académica, con dificultades para trabajar y abocadas al empleo doméstico o la prostitución, en los peores casos, y sin vivienda propia.
Desde la Asociación de Mujeres Inmigrantes de Valencia no se sorprenden ante los datos y apuntan al hecho de que más de la mitad de la población inmigrante es femenina. "La mayoría de las inmigrantes son jóvenes. Y son mujeres valientes y luchadoras, que tienen muy claro lo que quieren y que vienen a Europa a construir un proyecto de vida", señala su presidenta, Viviana Miranda.
La responsable de la organización manifiesta que muchas mujeres acuden a ellas en busca de ayuda. "Solemos derivarlas a Cáritas o a otras organizaciones religiosas donde les dan de comer y las pueden acoger", añadió Miranda.
La evolución del número de atendidos por Cáritas es creciente. En 2004, 30.842 personas utilizaron sus servicios. Tres años después, hay más de 6.000 personas más registradas.
Marlene ocupaba ayer una plaza en la sala de espera de Cáritas Diocesana. La joven, de origen boliviano, le cambiaba la ropa a su bebé de cinco meses mientras aguardaba su turno. "Es la primera vez que vengo, me han mandado de otro centro aquí para que arreglen mis papeles y me den asesoría legal", contó Marlene. "Estoy desorientado y busco ayuda jurídica", añadió Juan, también de Bolivia.
Las caras nuevas se suceden en los centros de ayuda de Cáritas. De los 37.617 usuarios atendidos en 2007, 8.699 son personas que pidieron ayuda por vez primera. Sin embargo, en el año anterior hubo más de 13.000 que se incorporaron al uso de sus servicios.
Soheir, natural de Argelia, es una usuaria habitual de Cáritas. Ayer se acercó a sus oficinas para comunicarles que acaba de obtener su permiso de residencia. "Nos ayudaron mucho a regular los papeles y venimos a darles la buena noticia", dijo la joven que, junto a su madre, cuenta con la ayuda de Cáritas desde hace seis años.
'Repensar' la atención social
Para el coordinador de Acción Social de la entidad, Vicent Andrés, la situación debería generar una reflexión en la sociedad y en las Administraciones. "Nos sorprende que cada vez haya más gente que necesite ayuda para comer y eso es porque algo está fallando. Se deberían repensar el sistema de servicios sociales actual", dijo Andrés.
El coordinador de Acción Social también reclamó un estudio exhaustivo de la pobreza y exclusión en la Comunitat. "El último que tenemos es de 1985 y las cosas han cambiado", dijo. Además, Andrés criticó que herramientas como la Ley de Renta Ciudadana o la Ley de Dependencia, de la que declaró que ya preveía que tendría "problemas de aplicación", estén pendientes de desarrollarse.
Andrés considera que deberían firmarse con la Administración convenios bianuales en lugar de hacerse convocatorias anuales y aludió al carácter permanente de los mismos para respaldar su propuesta.
Asimismo, la entidad lanzó ayer la nueva campaña de sensibilización en defensa de la igualdad de género. "Debemos abrir los ojos a nuevas realidades", apuntó Guillén. El próximo domingo se celebrará el día de la Caridad, una jornada en la que la organización espera recoger alrededor del 6% de sus ingresos anuales a través de los donativos.
Los ingresos, que superan los cuatro millones de euros, se obtienen a través de la financiación del IRPF, fondos europeos, Generalitat y Ayuntamiento de Valencia (37%). El 23% proviene de bancos, cajas de ahorros y empresas; y el 34% de donaciones de personas particulares mediante cuotas permanentes o esporádicas.
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