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Los valencianos celebran el triunfo de España. / Toni Blasco.
Comunitat valenciana

Miles de valencianos toman las calles para festejar la victoria de la selección

Los antidisturbios tienen que intervenir para contener los momentos de euforia desmedida

A. MARTÍNEZ

Lunes, 30 de junio 2008, 13:19

Valencia fue una fiesta, una larga e intensa fiesta. La ciudad celebró a lo grande el histórico triunfo de la selección nacional de fútbol. Los fastos se concentraron, fundamentalmente, en la plaza del Ayuntamiento, donde la cifra de aficionados superó las 5.000 personas.

Minutos después de la victoria de España, la plaza comenzó a recibir un goteo incesante de aficionados que accedían a las puertas del Ayuntamiento para celebrar el triunfo de la selección española. Los colores rojo y amarillo de la bandera nacional predominaban entre las vestimentas de los asistentes. No faltaron los petardos y las tracas, así como toda clase de cánticos entre los que destacaron: "Campeones, campeones", ¿Dónde está Raúl", "Yo soy español" o el ya clásico "Illa, illa, illa, Villa maravilla".

Las pitidos, bocinas y bengalas ambientaron inmediatamente la plaza del Ayuntamiento. Entre las personas que acudieron a celebrar la victoria se encontraban niños acompañados de sus padres. Como Said, un marroquí acompañado de su mujer, ataviada con el burka, y su hijo, un bebé de cuatro meses que iba en un carrito. "Estoy muy feliz porque ha ganado España", afirmó este aficionado.

La multiculturalidad se ha instalado en la ciudad. Entre los aficionados que celebraran la conquista de la Eurocopa también se vio a un grupo de quince inmigrantes africanos que ambientaron la fiesta con música étnica. El resto de valencianos disfrutó de esta iniciativa.

Según Fuentes de la Policía Local, sobre las doce de la noche, ya eran cerca de 5.000 los aficionados los que se habían concentrado y seguía acudiendo gente a la plaza del Ayuntamiento. También se veían algunas banderas alemanas, gente, sin duda, que supo perder, aceptó la derrota y que felicitó a España por su triunfo.

Un grupo numeroso de agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Policía Local vigilaba a la multitud en prevención de posibles incidentes. Afortunadamente la gente supo controlarse.

Horas antes de empezar el choque el aparcamiento de Mestalla ya era una fiesta. Eran muchas las personas que querían coger el mejor sitio para ver en la pantalla gigante un partido que podía marcar la historia de la selección española. "Yo digo que ganamos 1-3", decía un joven a un amigo suyo. El optimismo reinaba. Sólo se veía un color, el rojo. Las banderas ondeaban de un lado a otro. La gente se ponía a saltar al cántico de "alemán el que no bote".

Ni más ni menos que 4.000 personas se congregaron en la explanada y los más atrevidos, para evitar que las cabezas les taparan el plasma, se subieron a los árboles como si de un palco se tratara.

Comienza el partido. El calor es agobiante, pero ni eso es suficiente para evitar que los aficionados dejen de apoyar entusiasmados. Cada vez que los de Luis Aragonés lanzaban un córner o una falta cercana del área germana, los seguidores coreaban el gol, pero no llegaba. Hasta que Fernando Torres alcanzó un balón imposible y marcó el 0-1. Un terremoto estalló ante la imagen del delantero arrastrándose por el suelo. Todo el mundo se abrazaba. Y así se llegó al descanso, que algunos aprovecharon para cenar y otros para recargar líquidos.

La segunda parte fue pura tensión. El 0-1 era un resultado muy ajustado y cada que el conjuto alemán se acercaba a la portería de Casillas se hacía el silencio. Un silencio que se convirtió en un griterio ensordecedor cuando el colegiado señaló el final del partido. "Esto es lo más grande del mundo, es increíble", exclamaba un aficionado.

La gente se retiró del aparcamiento para dirigirse al núcleo de la fiesta, la plaza del Ayuntamiento, aunque varios miles de aficionados también optaron por los aledaños del nuevo Ayuntamiento, donde llegaron a cortar el tráfico. Otros convirtieron la calle en un pasillo de banderas por donde los coches tenían que pasar. Algunos se excedieron y comenzaron a zarandear los coches y uno estuvo a punto de volcar. Esta euforia desmedida obligó a que se personaran cinco coches patrulla y dos furgones de antidisturbios, que prácticamente disolvieron la celebración.

Los accesos a Valencia presentaron retenciones desde las 18 horas debido a la gran afluencia de vehículos, que aumentaba conforme se acercaba la hora del inicio de la final de la Eurocopa.

Se registraron retenciones en todas las carreteras de acceso a Valencia por el regreso para seguir el encuentro en los hogares particulares, en locales o en los puntos donde había pantallas gigantes.

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