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Domingo, 7 de septiembre 2008, 04:39
La existencia de fosas comunes en bastante habitual, pero que los cadáveres de una de ellas se lleven a un vertedero no es lo más normal. Y esto es lo que pasó en Elche. a finales de los años 60.
El historiador ilicitano José Antonio Carrasco, que ha dedicado muchos años a investigar y buscar datos sobre este tema, explicó que de la prisión de la ciudad salía una camioneta "que nunca iba con un único condenado, en cada viaje portaba entre seis y ocho reos y realizó una decena de trayectos".
Por este motivo, Carrasco señaló que en Elche se produjeron "más de un centenar de muertos, aunque solamente se registraron 33".
El resto de cadáveres fueron llevados a una fosa común en el cementerio de Elche que, cuando este se amplió a finales de los 60, "se llevaron unos a un vertedero", siendo esta una medida que se adoptó ante la premura con que querían ejecutarse las obras. El resto, concluyó el investigador, "se sellaron en un osario del mismo camposanto con una tapa de alcantarilla"
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