Secciones
Servicios
Destacamos
V. LL.
Viernes, 8 de agosto 2008, 04:21
Muchos viticultores y bodegueros de la Comunitat Valenciana están de enhorabuena. La Generalitat ha anunciado, a través de Vicente Rambla, vicepresidente del Consell, que se va a proceder a reformar la legislación urbanística autonómica para permitir que se puedan construir o ampliar bodegas entre viñedos.
Se trata de una larga aspiración del sector vitivinícola, que venía reclamando desde hace años los cambios necesarios. Por ello, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Utiel-Requena ha felicitado al Consell por la iniciativa política que ha anunciado. La DO ha aportado al Gobierno Valenciano múltiples informes técnicos en los que razonaba la necesidad de emprender esta reforma, por el bien del sector vitivinícola.
El problema estriba en que, con la ley urbanística en la mano, en su contenido actual, no se puede construir en medio del campo. Tampoco entre viñedos. Se trata de suelo no urbanizable y, por tanto, no se puede urbanizar, no se puede construir, salvo si se siguen complejísimos y costosos procesos en los que se ligue el suelo construido, y la construcción misma, a un determinado 'interés comunitario' durante 30 años. Pasado este tiempo ni siquiera habría garantía de seguir en lo mismo. Un camino laberíntico, muy difícil, prácticamente imposible para la mayoría.
Con estos planteamientos legales, las inversiones en nuevas bodegas se han orientado invariablemente hacia su instalación en polígonos industriales. Sin embargo, no es esta la mejor opción para los deseables esfuerzos en materia de calidad y de marketing que despliega actualmente el mundo del vino que aspira a entroncarse con la modernidad.
La tendencia actual en todo el mundo es la de construir las bodegas en medio de los viñedos propios, al estilo de los franceses. Así, predomina el criterio de los 'vinos de pago', 'del terruño' o 'de autor' y eso exige que cultivo y elaboración vayan de la mano, una cosa al lado de la otra.
Hay dos razones rotundas que explican esta tendencia. Una es técnica: lo mejor es que transcurra el mínimo tiempo posible entre la recolección de la uva (la vendimia) y su prensado, para que empiece el proceso de elaboración del vino. La otra es de imagen, de tipo comercial y enoturístico.
Cada vez hay más gente que quiere admirar y apreciar el conjunto: la bodega y sus viñedos, rodeándola. Eso da sensación de calidad y calidez, de reciedumbre, de valores rotundos. Por algo los grandes vinos funcionan así, y por algo en las grandes bodegas españolas, en La Rioja, Ribera del Duero y otras zonas de reconocido prestigio, impera ahora la moda de construir bodegas emblemáticas, a cargo de arquitectos de renombre, en medio de los viñedos.
Y el caso es que en la Comunitat Valenciana no se puede realizar esto mismo, lo que choca con el gran cambio que está experimentando el sector vitivinícola de la región, su crecimiento en parámetros de calidad y de exportación y la coincidencia general en el gran futuro que le aguarda. Pero con los cambios legales anunciados se corregirá esta deficiencia.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.