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Canal de riego en la Vega Baja alimentado por el agua del Tajo-Segura.
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El Gobierno estudia traer agua desde Extremadura por el alto coste de la desalinización

Medio Ambiente propone la nueva conducción a la Comunitat para reforzar el trasvase Tajo-Segura, que cada vez aporta menos recursos

J. S.

Lunes, 11 de agosto 2008, 13:36

El paso de Cristina Narbona por el Ministerio de Medio Ambiente es ya solo historia. Hace apenas cinco meses que Elena Espinosa tomó posesión de su cargo y el cambio no se ha hecho esperar.

En junio ofreció a las comunidades autónomas un pacto de Estado sobre el agua en el que abría la puerta a los trasvases, excepto al del Ebro. Ahora, esta oferta se ha concretado en la posibilidad de abastecer al sur de la Comunitat y a Murcia con una transferencia hídrica desde Extremadura.

El Ejecutivo se ha planteado esta opción por el aumento del coste de la desalación por el incremento de los precios de la energía y ante la amenaza que supone para el trasvase Tajo-Segura la oposición de Castilla-La Mancha.

La propuesta, fruto de la mejora de las relaciones entre Murcia y Valencia con el Gobierno, la realizó la pasada semana el secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, en un encuentro que mantuvo en Murcia con el consejero de Obras Públicas, Antonio Cerdá, a la que asistió el conseller de Medio Ambiente José Ramón García Antón.

La transferencia serviría para apuntalar el trasvase Tajo-Segura ante las dudas sobre su continuidad. García Antón señaló ayer a LAS PROVINCIAS que su mantenimiento "es una prioridad". "Tiene que seguir llegando agua y de calidad. Es una infraestructura a la que no podemos renunciar", afirmó.

Y en ningún caso, tal y como se encargaron de asegurar fuentes de la Conselleria de Medio Ambiente, la aceptación de la propuesta implica renunciar al trasvase del Ebro.

Además, se trata de un proyecto que colaboraría a reducir el déficit hídrico que sufre la Comunitat. Fuentes de Medio Ambiente resaltaron ayer que están dispuestos a escuchar cualquier propuesta que vaya en esta línea.

Las mismas fuentes explicaron que ahora el Ministerio "ha reconocido ahora que la desalación no puede ser la solución global al déficit hídrico de la Comunitat como siempre ha mantenido el Consell".

El proyecto consiste básicamente en el trasvase de caudales del Tajo desde el embalse de Valdecañas en Extremadura hasta La Roda, donde enlazará con la conducción Tajo-Segura.

El Ministerio apuesta por esta solución siempre y cuando cuente con el consenso de las regiones afectadas, de los usuarios y de los principales partidos políticos.

Las comunidades autónomas ribereñas del Tajo tendrán que pronunciarse sobre la nueva infraestructura, especialmente Extremadura, ya que el punto de toma estará en Cáceres y no en Castilla-La Mancha. Ambas autonomías recibirán contraprestaciones.

El nuevo canal dotará de recursos a amplias zonas de Ciudad Real y Albacete (en las cuencas del Guadiana y Júcar). Además, se liberará la cabecera del Tajo, ya que dejará de suministrar agua para los regadíos del Segura y quedará para abastecimiento humano.

El objetivo del Gobierno es rediseñar el trasvase Tajo-Segura, ya que actualmente no cumple con los objetivos marcados por la incapacidad de los pantanos de Entrepeñas y Buendía de generar los excedentes necesarios.

La alternativa que se impone es acudir al Tajo Medio donde hay mayor garantía de excedentes. La cuenca del Segura tiene un déficit oficial de 460 hectómetros cúbicos anuales, siempre que disponga de la dotación completa del trasvase Tajo-Segura de 600 hectómetros en origen, 450 de ellos para los regadíos. Como esta condición no se cumple, el déficit se agrava. La demanda total de la cuenca ronda los 1.900 hectómetros.

La opción del pantano de Valdecañas, en Cáceres, se considera más eficaz que la de Azután, cerca de Talavera de la Reina. Valdecañas tiene una capacidad de embalse de 1.446 hectómetros cúbicos. La media del último decenio es de 722 hectómetros. En la actualidad no llega a los 500. Azután, sin embargo, tiene una capacidad total de 113 hectómetros y sus aguas se consideran de menor calidad.

El Ministerio de Medio Ambiente no ha concretado aún la propuesta. Se cree que podrá derivar desde Valdecañas hasta un máximo de 500 hectómetros cúbicos anuales. El coste total de la obra puede rondar los 1.200 millones de euros.

Además del acueducto de Valdecañas a La Roda, el Ministerio también baraja depurar las aguas del Jarama que desembocan en el Tajo, cerca de Aranjuez con un volumen considerable que, a pesar de su mala calidad, nutre un tramo importante de la cuenca.

El acueducto de Extremadura a La Roda permitirá conectar cuatro cuencas hidrográficas y seis provincias. Frente a la debilidad en la cabecera, el río Tajo presenta otro aspecto en su curso medio y bajo. La aportación media en toda la cuenca es de 10.800 hectómetros cúbicos anuales en territorio español; y de otros 6.000 hectómetros en terreno portugués, según datos del Ministerio. Las demandas futuras no sobrepasan los 3.000 hectómetros (2.048 para los regadíos y 851 para abastecimientos, principalmente).

El gabinete de Elena Espinosa seguirá adelante con el Programa Agua, basado en la desalinización masiva. Pero sin entusiasmo, principalmente porque considera muy alta la factura energética. El coste de producción de agua dulce de las desalinizadoras es tal que puede incluso desequilibrar el balance económico de los organismos oficiales encargados del suministro.

Las desalinizadoras que hay en proyecto o en construcción se terminarán, como las de Torrevieja, Águilas, Guardamar del Segura y las de Cataluña, principalmente. Pero Medio Ambiente no tiene en proyecto nuevas instalaciones. Incluso se podría dar el caso de que algunas desalinizadoras limiten su producción de agua dulce a determinadas épocas del año.

Los altos cargos del antiguo Ministerio de Agricultura son más receptivos a las demandas de agua de la agricultura. Entienden que la producción hortofrutícola del sureste peninsular es un elemento estratégico en la cesta de las exportaciones españolas, a la vez que genera miles de puestos de trabajo.

La incipiente crisis mundial de los alimentos contribuye, por otra parte, a que el Gobierno central quiera primar a la agricultura para no depender excesivamente de las producciones de terceros países que se están adueñando de los mercados.

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