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CARLOS MUÑOZ
Jueves, 28 de agosto 2008, 04:22
Ser propietario de una cafetería y contar únicamente con la ayuda de tu marido conlleva muchas obligaciones, entre ellas, atraer al personal que pasa por la puerta, crear una clientela fija con simpatía y dulzura y funcionar al cien por cien durante todo el tiempo que se encuentre abierto.
María Dolores García cumple estos requisitos, y de ahí la afluencia de gente que se encuentra en su cafetería durante toda la mañana. Esta ibicenca, nacida en San Antonio en febrero del 68, se trasladó a Alicante cuando sólo tenía tres años porque "mi padre vivía aquí", comenta.
Al acabar los estudios obligatorios María Dolores trabajó en infinidad de lugares ejerciendo diferentes profesiones. "He sido cuidadora de niños, recepcionista en un hotel, cocinera y ahora aquí en el bar".
Es dueña, junto a su marido Carlos, propietarios del bar 'casi ke no', un nombre que a todos les llama la atención, y es ahí uno de los factores por los que en la barra de la cafetería no hay ni un sólo hueco para tomarse un café. Entre los dos se encargan de las gestiones, la compra de género, apertura y cierre del local, la atención a los clientes y demás actividades.
El nombre de la cafetería tiene su sentido, "somos muy amigos del actor Santi Rodríguez, y por eso le pusimos el nombre del bar de la serie que protagonizaba él, siete vidas", afirma la propietaria.
Su marido Carlos trabajó toda su vida en restaurantes y los últimos doce años como maitre, por ello, decidieron montar su propio negocio -el primero que tienen- y llevarlo conjuntamente.
Hay que ver si esta cafetería tiene fama y clientela diaria, "un día por sorpresa apareció Santi y la gente se quedó muy sorprendida", la verdad es que con un amigo tan apreciado dentro de la sociedad como es Santi Rodríguez, no es de extrañar que los propietarios del bar alcancen el estrellato.
A pesar de que se encuentran a todas horas trabajando -seis días a la semana- también saben sacarle provecho a su tiempo e intentar hacer aquello que les gusta. Además de descansar, que en la hostelería es algo primordial, también les gusta mucho practicar deporte, salir de marcha, ir al cine y leer.
Para María Dolores y su marido Carlos el estar detrás de la barra es su "día a día" y de lo que están "muy a gusto, nos gusta nuestro trabajo por eso vivimos de esto", comenta la mujer.
El sueño que tiene esta pareja es, de cara a unos años, poder contar no sólo con la cafetería si con un restaurante, "prestando el mismo servicio y dando las mismas comodidades".
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