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M. RODRÍGUEZ
Viernes, 29 de agosto 2008, 12:01
Las quejas por el ruido que generan los aviones, tanto en el despegue como en el aterrizaje, se suceden como si de fichas de dominó se tratase. Después de que una agrupación de vecinos de l'Eliana denunciasen que 40 naves sobrevuelan cada día 5.000 chalés, residentes de todo el área metropolitana también han alzado su voz. Los Ayuntamientos, mientras tanto, llevan meses reuniéndose entre ellos y con AENA para exigir que se lleven a cabo estudios sobre la contaminación acústica causada por la actividad en el aeropuerto de Manises. Los Consistorios quieren que se determine si se está incumpliendo la normativa.
Mislata es un claro y cercano ejemplo de localidad que quiere que se realice un análisis de esta índole. El Ayuntamiento aprobó el pasado año una moción de EU en la que solicitaba que se adoptaran las medidas oportunas para mitigar el ruido de los vuelos de aviones sobre el casco urbano.
El Consistorio exigió al Ministerio de Fomento un estudio acústico de las actividades del aeropuerto de Manises que afectaran al municipio, cuyo espacio aéreo esta incluido en la trayectoria de los aviones cuando maniobran para aterrizar.
El Ayuntamiento propone que se cree una tasa impuesta a las compañías destinada a cubrir las necesidades de los vecinos afectados por el ruido de los aviones, como la insonorización de sus viviendas. Las compañías aeronáuticas pagarían en función de una serie de parámetros, como el tamaño del avión y el ruido que genera.
En aquella sesión también se dejó abierta la posibilidad de que el Consistorio pida a la Conselleria de Sanidad la instalación de sonómetros en las terrazas de las viviendas afectadas por el paso de los aviones. Esta iniciativa no es exclusiva de Mislata. La colocación de estos aparatos para medir los decibelios alcanzados al paso de un avión es una exigencia de varias localidades próximas a Manises, como Xirivella.
Técnicos municipales de esta población, junto a Valencia y otras afectadas por el ruido, se reunieron el pasado mes de junio con AENA. En el encuentro, Xirivella reclamó precisamente que se estudiara el impacto acústico de las aeronaves cuando van a aterrizar en Manises y sobrevuelan a escasa altura las viviendas de su casco urbano.
Según confirmó Míchel Montaner, concejal de este municipio casi limítrofe con el aeródromo, AENA instaló el mes pasado un sonómetro para estudiar ese impacto sobre la población tras la ampliación del aeropuerto y el incremento de vuelos.
Los vecinos de Xirivella saben que siempre tendrán que soportar el constante paso de aviones, ya que están muy cerca del aeropuerto. Sin embargo, exigen al menos medidas que mitiguen el ensordecedor ruido que causan, sobre todo por la noche. "Llevamos 10 minutos hablando y ya han pasado tres naves", dice Xavier, un residente del municipio.
Las quejas no llegan sólo de poblaciones casi lindantes con el aeropuerto. En Camp de Túria, a varios kilómetros de Manises, también han percibido aviones que vuelan a baja altura, generando ruido y sensación de inseguridad a los vecinos. Primero fue l'Eliana, luego Llíria y ayer, San Antonio de Benagéber.
Felipe Del Baño, concejal de Urbanismo en este municipio, anunció que el Ayuntamiento va a instalar sonómetros en la localidad para evaluar si los aviones incumplen la normativa sobre el ruido. "También sobrevuelan nuestras casas y hemos recibido quejas de nuestros vecinos e, incluso, algunos de l'Eliana". San Antonio de Benagéber linda con este municipio y, en concreto, está relativamente cerca de Montesol y Entrepins.
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