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TERESA ROMEU
Miércoles, 3 de septiembre 2008, 05:19
El 14 de abril de 1947 lo detuvieron, el 19 lo asesinaron y el 24 lo sepultaron en la fosa común del Cementerio General". Estas son tres fechas que Pedro Alcorisa se sabe de memoria. De la última tuvo conocimiento en 2006, nada menos que 59 años después de que la Guardia Civil acabara con la vida de su padre, Teófilo Alcorisa.
Militante de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA), los agentes asaltaron la casa de Higueruelas en la que vivían sus padres y sus cinco hermanos. Al parecer, buscaban información sobre el paradero de Pedro, pero dicha pesquisa concluyó con la captura de su padre. Iban a por él y se llevaron a alguien que no tenía nada que ver. Pedro supo de ello a los pocos días. "Mi padre no estaba inmerso en ningún asunto complicado. Lo asesinaron sin ninguna explicación", explica Pedro.
"Estuvo en la cárcel por alimentar a su familia. Cuatro litros de aceite le pusieron entre rejas". Su padre se desvivió por mantener a sus hijos, así lo recuerda Pedro. Esa era su única causa. A los cinco días de su detención, era asesinado en el cuartel valenciano de Arrancapins. "La Serranía era una zona guerrillera y muchos cayeron", explica.
Tras llevarse a su padre, su madre tuvo que criar sin ninguna ayuda a sus hijos y recibir constantes visitas de la Guardia Civil. "Acabaron deportándola a Aras de Alpuente y pasó allí una buena temporada hasta que pudo volver", comenta. A Pedro sólo le quedaba el exilio. En 20 años no pisó suelo español. "Estuve en Francia y también en Dresde, Alemania. Después de que Franco falleciera, por el año 1979, pude regresar", explica.
Gracias a las gestiones que realizó la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica, hace dos años que Pedro conoce dónde se halla su padre. Eso sí, sigue sin poder exhumar el cuerpo para darle el sepelio que le corresponde. Según el Registro de Enterramientos del Cementerio General, Teófilo se encuentra sepultado muy cerca de donde yace el polifacético Blasco Ibáñez.
Su familia lleva luchando varios años para que, de una vez por todas, se sepa la verdad. Después del hallazgo, pidieron permiso para exhumar y realizar pruebas de ADN. Pero la solicitud no llegó a buen puerto. "Hemos hecho todas las gestiones necesarias y por ahora, todo sigue estancado", asegura.
La decisión que ha tomado el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, de elaborar un censo de desaparecidos, fusilados y enterrados en fosas comunes desde el día del golpe de Estado es, como apuntaron desde los colectivos que trabajan por la causa, "una oportunidad de oro" para conocer "la magnitud de la represión", y un rayo de esperanza para las miles de personas que todavía desconocen donde se encuentran sus familiares. "No se trata de uno ni dos, sino de miles de personas. Es algo que debe salir a relucir", comenta Pedro.
En el registro figura que Teófilo murió por asfixia por suspensión, pero para Pedro es una forma más de encubrir las verdaderas atrocidades que se cometieron aquellos años. "Alegaron que mi padre se había colgado en el propio cuartel con los cordones de las albarcas, pero encima de él hay enterradas tres personas más que también murieron por la misma causa", explica. Incluso, según comenta Pedro, "cuando fuimos a ver donde se encontraba mi padre, el personal del propio recinto se excusaba y no tenía respuesta para nada".
Al igual que Teófilo, cerca de 25.000 personas se encuentran enterradas en estas fosas comunes en Valencia. Para Pedro encontrar a su padre ha sido una tarea difícil. "En las fosas de los pueblos no ha habido tantos impedimentos, pero aquí en la ciudad todo son inconvenientes", comenta.
Como él, algunos afortunados tienen al menos algún lugar en el que visitar a sus familiares. Otros todavía viven con la pesadumbre que otorga el hecho de no saber nada.
Sin ningún rencor, sólo piden que la justicia que dejó de funcionar aquellos funestos años, actúe después de 30 años de democracia. "Fue una etapa negra a la que no pudimos hacer frente. Lo que nosotros pedimos ahora no es venganza sino recuperar los restos de nuestros familiares", apunta Pedro.
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