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Especial 3

Jaime I, organizador de la iglesia valenciana

J. ANTONIO DOMÉNECH CORRAL

Jueves, 9 de octubre 2008, 04:32

Aunque el rey Don Jaime I ha sido tratado por los historiadores especialmente como un gran guerrero, hasta el punto de distinguirlo con el sobrenombre de "el Conquistador" por sus numerosas y extraordinarias conquistas a los musulmanes, la verdad es que, también otras importantes facetas adornan su personalidad. Como la de gran estadista, demostrada cuando dejó la espada para crear nuestro reino valenciano como un nuevo estado autónomo dentro de la Corona de Aragón; una nueva sociedad fluida y urbana, con sus propias leyes (els "Furs"), su moneda (els "rials valencians") y su institución de gobierno (els "Jurats"). O la menos tratada, la religiosa, casi olvidando que fue su profundo sentimiento religioso el que le movió a emprender también la gran tarea de organizar la iglesia valenciana inmediatamente después de la conquista. Pero no sólo porque entendiese que era la Iglesia el único organismo capaz de ayudarle en su plan de cambio de las estructuras musulmanas con las que contaba entonces Valencia; sino también en el de asegurar la defensa de los límites del nuevo reino. Así dispone la celebración de la 1ª misa en la vieja mezquita mayor, purificada y convertida por él en catedral, ante el icono de la Virgen María que siempre le acompañaba en sus batallas. Lo que ratificaría el papa Gregorio IX por bula de 9 de octubre de 1239. Misa celebrada por el arzobispo de Tarragona, Pere de Albalat, que acompañaba al rey y al que pediría nombrara obispo para Valencia; aunque tenía que ser sufragáneo de Tarragona en virtud de cierta condición pactada anteriormente con el arzobispo, compensando su ayuda en la reconquista de Valencia. Accedió el arzobispo en la persona del dominico Berenguer de Castellbisbal que también les acompañaba; si bien no llegó a ser consagrado por no confirmar su nombramiento el papa Gregorio IX, siendo sustituido por el canónigo tarraconense Ferrer de Pallarés (1240-43) que sí lo aceptó el pontífice. Creó Jaime I diez iglesias en la ciudad reconvirtiendo otras tantas viejas mezquitas musulmanas, que el mismo arzobispo Albalat erigió en parroquias. Son las llamadas "históricas" porque todavía perduran con los mismos titulares y la misma demarcación de entonces: San Martín, San Andrés, Santo Tomás, San Esteban, San Salvador, San Lorenzo, San Bartolomé, San Miguel, San Nicolás y Santa Catalina. Más otras dos extramuros: San Juan del Mercado y la Santísima Cruz de Roteros. "Y aún es casi seguro que todas las parroquias de la diócesis que tienen por titular a nostra donna Sancta María, de la que era devotísimo don Jaime, fueron fundadas por él", según afirma Sanchis Sivera en su "Historia de la Diócesis Valentina". En realidad su número se cifra en 2000. Se ocupó Jaime I, por otra parte, de la organización del cabildo catedralicio y de recompensar largamente a los Caballeros Templarios y Hospitalarios que le habían ayudado durante la reconquista. Por otro lado, a las órdenes religiosas de dominicos, franciscanos, agustinos, mercedarios y cistercienses que también le apoyaron, les permitió abrir conventos en nuestro territorio. Pero en los lugares estratégicos a lo largo de toda la frontera que él mismo les había señalado, para que constituyeran el mejor baluarte defensivo de nuestro reino. Todo ello impulsó la expansión de la Iglesia valenciana, asegurando su progreso la generosa dotación que le hizo de dos terceras partes de todos los diezmos obtenidos con la reconquista. Por lo que, no solo la Valencia civil; también la eclesiástica debe hoy mostrarse agradecida a Jaime I.

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