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Desalinización masiva = más cambio climático
Tribuna

Desalinización masiva = más cambio climático

JOSÉ ALBERTO COMOS GUILLEM

Miércoles, 15 de octubre 2008, 04:45

El Informe Stokes and Horvath de la Universidad de California ya advierte de que esta ecuación, desalación masiva = más cambio climático, es una realidad comprobada y contrastada. Este informe revela que la desalinización puede llegar a producir hasta once veces más gases con efecto invernadero que los trasvases de aguas. No es ninguna perogrullada, en este orden de cosas, afirmar que la desalinización masiva, lejos de resolver los problemas de falta de agua de la Comunitat Valenciana, lo que hará es incrementar los efectos del cambio climático en este territorio. No estoy diciendo nada nuevo al afirmar que el calentamiento global es ya una realidad y que comenzamos a notar sus efectos. Aunque estamos a tiempo de mitigarlo, precisamente por esta razón hoy es más necesario que nunca llevar a cabo una gestión eficaz del agua como garantía de un recurso tan estratégico como vital para nuestro progreso y desarrollo. Son imprescindibles instrumentos de planificación hidrológica como la depuración de aguas residuales, la reutilización de las mismas, el abastecimiento sostenible de aguas subterráneas, la modernización de regadíos, la optimización de las redes de abastecimiento domiciliario de agua potable, la desalinización en determinados puntos de la costa y, por supuesto, trasvases como el del Ebro, el Tajo-Segura o el Júcar-Vinalopó. Y es que la cuestión es bien simple: ¿por qué no utilizar todos los instrumentos que la ciencia y la tecnología nos ofrecen sin descartar ninguno? En efecto, los expertos advierten de que los vertidos de salmuera causarán daños irreparables en el mar Mediterráneo, debido al ritmo de construcción de plantas desalinizadoras, ya que el ecosistema del mediterráneo es muy frágil a cualquier impacto externo porque es un espacio cerrado donde no hay corrientes como en los océanos. Por si fuera poco, estos vertidos aumentarán la salinidad del agua del mar y, por tanto, su densidad, lo que incidirá sin remedio en el microclima de la región y contribuirá a la posible disminución de las cada vez más escasas lluvias que se registran en la Comunitat Valenciana. Además, la desalinización masiva no se lleva bien con el protocolo de Kioto. Las desalinizadoras contaminan hasta once veces más. O lo que es lo mismo: si se quiere cumplir el protocolo de Kioto la desalinización masiva no es el camino a seguir, por cuanto genera cantidades ingentes de gases con efecto invernadero. Dicho de otro modo, las desalinizadoras van a aumentar el calentamiento global porque consumen una tremenda cantidad de energía proveniente de la quema de combustibles fósiles. Pero es que, además, la desalinización no puede ser la respuesta a los problemas hídricos de esta comunidad, ya que, precisamente, donde hay mayor carestía de agua es adonde no pueden llegar las desalinizadoras. Las plantas de desalinización están pensadas para situarse cerca de la costa y ser utilizadas como herramientas de apoyo, en momentos puntuales de extrema sequía y únicamente para abastecer a poblaciones costeras. Si el agua desalinizada se tiene que canalizar lejos de la costa, se encarecen terriblemente sus ya elevados de por sí costes de producción. Debido a que las comarcas del interior de la Comunitat, sobre todo del centro y sur de Alicante, que son las que más están sufriendo la falta de recursos hídricos y que más van a padecer la sequía, con la acentuación de los efectos del cambio climático, no van a ver solucionados sus problemas con la construcción masiva de desalinizadoras. Y las poblaciones que podrían en parte de la desalinización, no van a necesitar este recurso, ya que el cambio climático provocará, según vaticinan los expertos, lluvias más intensas en la costa mediterránea. Por tanto, hay que tener todo esto presente y realizar una planificación y gestión hidrológica eficaz, seria y responsable, teniendo en cuenta todos los instrumentos a nuestro alcance, sin descartar, vuelvo a repetir, ninguno de ellos. Porque, precisamente, y como ya he dicho en otras ocasiones, el cambio climático obliga a trasvases como el del Ebro. Reitero por si todavía hay dudas: el agua será un bien cada vez más escaso en la Comunitat Valenciana y la desalinización no es respuesta suficiente. Las desalinizadoras aportan menos cantidad de agua; tienen un coste energético mucho mayor que los trasvases y una vida útil mucho menor. El agua desalinizada obtenida es mucho más cara, con lo que los agricultores no podrán pagarla, y, además, el impacto medioambiental de estas instalaciones es mucho mayor que el que ocasionan trasvases como el del Ebro. O sea, las desalinizadoras son mucho más caras y encima contaminan sobremanera y provocan que el planeta se caliente más de lo que toca, amén de su vida útil. Un trasvase como el del Ebro puede tener, con un mínimo mantenimiento, una vida útil superior a los 200 años mientras una desalinizadora hay que cuando alcanza los 15 años de vida, por cuanto todos sabemos que la sal y el salitre son sustancias corrosivas por excelencia. Así pues, tenemos que, sin el trasvase del Ebro, la Comunitat Valenciana recibirá un 73% menos de agua. Esto es, los ciudadanos de esta comunidad nos quedamos con: a) mucha menos agua, b) mucho más cara y c) mucho más contaminante. En conclusión, para solucionar los problemas de falta de agua debemos tener presente el cambio climático y la necesidad de ahorrar y gestionar eficazmente los recursos hídricos de los que todavía disponemos, si no queremos agravar los efectos de este cambio climático que provocan que esa falta de agua sea cada vez mayor.

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