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MARISA VIDAL
Miércoles, 19 de noviembre 2008, 03:14
El reencuentro con las raíces. Este es el motivo que inspira al Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica y el Grupo de Desaparecidos de la Gavilla Verde a pedir que se investiguen cinco fosas comunes identificadas en la Comunitat. Una de ellas está ubicada en el municipio de Albalat dels Tarongers. De acuerdo con el párroco actual en el cementerio municipal hay una zona donde se hayan enterradas siete víctimas y cuya muerte data de 1947. Aunque no hay muchos datos existe una historia conocida en el municipio. Según parece todo ocurrió a dos kilómetros de la localidad, en la carretera de Segart. Siete individuos procedentes de Manzanera, municipio de Teruel, fueron asesinados por estos caminos. Las causas de la muerte no están claras y nadie en la localidad puede arrojar datos al respecto. Sin embargo, cuando hubo que darles sepultura el lugar más próximo para un descanso eterno era el cementerio de esta localidad, "donde fueron trasladados en una camioneta por los municipales de la época", según relata uno de los vecinos que por aquel entonces tenía 15 años. Una búsqueda de tres años Así pues, y pese a la trágica muerte de los mismos, las víctimas fueron enterradas mediante el procedimiento religioso habitual y posteriormente quedaron registrados en el libro de entierros de esta parroquia, donde todavía hoy se conservan los datos de aquellos fallecidos, con nombre y apellidos, al menos así lo confirma el propio párroco. Gracias precisamente a esta documentación los familiares vivos pudieron reencontrarse con sus antepasados, aunque fuera de manera espiritual hace tan sólo tres años. La búsqueda se remonta a cinco años atrás. Los familiares llegaron a la casa parroquial con la esperanza de que esa parte de la familia perdida se hallara en esa localidad. Al cierre de esta edición este periódico no había podido hablar personalmente con los familiares para conocer los pasos que siguieron estas personas para localizar por fin sus antepasados. En todo caso, la alegría fue muy grande, prueba de ello es que desde entonces todos los años visitan la localidad algunos descendientes en el Día de Todos los Santos para rendir homenaje a sus familiares muertos después de la guerra. Y lo hacen dejando un ramo de flores sobre la hierba. Se trata sólo de un caso que desde ayer y tras el anuncio del juez Garzón de declinar el proceso contra el franquismo, queda en manos de los Juzgados Provinciales. "Eran otros tiempos y los entierros se hacían en tierra, pero se les dio sepultura como cristianos y en un sitio en el que fácilmente han podido ser localizados", aclara el párroco, por lo cual se trata de una fosa parroquial que espera ser investigada algún día. Más información página 35
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