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A. ESCRIVÁ
Martes, 25 de noviembre 2008, 03:17
El topógrafo Guillermo Vinson ha presentado el libro , un concienzudo trabajo que ayuda a entender no sólo cómo era formalmente la Gandia del XIX sino cómo se iba configurando poco a poco. Un trabajo de geografía urbana considerado por muchos de máximo interés, especialmente, por el arquitecto Alberto Peñín, responsable de la presentación de la obra. En sus páginas, el autor mezcla resultados de sus propias investigaciones con documentos reales de la época y decenas de fotografías que acompañan e ilustran sus comentarios. Además, Vinson incluye numerosos planos históricos y otros elaborados por él mismo que muestra la evolución urbana de la ciudad. Esta recopilación "desea dar cuenta de la sociedad de una época en su reflejo urbano, el mundo heredado y creado por sus personajes y que puede vislumbrar el trasfondo sociológico", explica el propio autor. Este estudio comenzó como un intento de reconstruir la planta de la ciudad. Ya con las primeras visitas al Archivo Municipal aparecieron los textos y "la sorpresa por la gran riqueza documental": planos, proyectos y expedientes urbanísticos, inventarios, padrones, bandos y actas municipales así como licencias de obras que describen los edificios antes y después de las reformas efectuadas en la época. Las fuentes de archivo empleadas por Vinson han sido el Archivo General de Simancas; el Archivo Histórico Nacional; A.H.N., sección Nobleza, del Fondo Osuna; el Archivo del Instituto Geográfico Nacional; y el de Gandia. Además, se ha apoyado en los archivos fotográficos de Gandia, de José Miguel Borja, de Suso Monrrabal y Rafael Molina. Apoyado en una importante documentación topográfica y con ayuda de las primeras fotografías, la evolución de Gandia decimonónica, con sus pequeñas aperturas de plazas, retiros de calles y realineaciones de fachadas, para ampliar y completar la trama urbana nacida en la época medieval, constituye un ejercicio de "acupuntura urbanística" que Guillermo Vinson , topógrafo profesional y curioso de la ciudad, ha reflejado en su obra. Planos y más planos de detalle de estas operaciones urbanas sitúa al lector en una Gandia agrícola en la que el Ayuntamiento "propone y actúa, y en el que las relaciones de vecindad y poder y la escasez de recursos públicos suavizan propuestas de mayor ambición", explica Peñín en su introducción. Una ciudad ordenada y limpia La Gandia resultante, más ordenada e higiénica que la medieval, que limita el cinturón de la segunda muralla y hoy se conoce como el Centre Històric o La Vila, es producto de un proceso que el autor concentra alrededor de 1850. Esa fecha se corresponde con el plano perspectiva de Gandia del mismo autor editado el año pasado. Para el arquitecto gandiense, es un acierto la unión temática entre la Vila y el Raval en el análisis: murallas, tejidos urbanos, edificios emblemáticos, casas e infraestructuras que permiten un minucioso repaso del municipio. Destacan varias operaciones de cierto calado con la Vila Nova que se comentan en el libro así como el relato de la conformación de las dos piezas emblemáticas de la nueva ciudad. La del carrer Major como calle principal y de la actual plaza del Ayuntamiento. Emerge del texto el alcalde Jaime Torres, personaje de fuerte calado "que bien podría ser la figura más representativa de la renovación urbana y administrativa de esta época". Por último, resulta curiosa otra información: la posible creación tras la conquista cristiana de una 'pobla' o barrio de traza hipodámica -en forma de escuadra- por y para las nuevos pobladores. Estaría constituida por tres calles a un lado y al otro de un camino rural, San Pascual, desde la muralla hasta la actual Plaça Major. Razones no faltan para justificar esta 'pobla' o nuevo barrio. La llegada de nueva población cristiana, tras la conquista "pudo hacer necesaria su creación", en una zona de fácil acceso, derribando las pocas construcciones que pudiera haber en la trasera de dicha calle-camino y construyendo sobre parcelas agrícolas que habían quedado dentro de la nueva muralla. La pronta ocupación de parte de aquel camino por los Duques Reales para levantar el Palau y después por los conventos de Franciscanos y Clarisas argumentan la cronología de Vinson. Se trata pues de un trabajo "minucioso y novedoso que a los gandienses ofrece mucha información y a los estudiosos datos e interrogantes para ser investigados posteriormente".
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