
Secciones
Servicios
Destacamos
J. ABIETAR ZAHONERO
Martes, 9 de diciembre 2008, 03:13
Las grandes fosas, como lo son la mayoría de los del cementerio de Valencia donde se han pedido exhumaciones, "son una vía muerta a la identificación", según señaló ayer Manuel Polo, el coordinador del grupo de investigadores Paleolab, que trabaja en la apertura de varios enterramientos de la Guerra Civil y el franquismo en toda España. Polo descartó por completo "cualquier exhumación que se haga sólo para contabilizar, no tiene el más mínimo sentido. Es mucho mejor dignificar el lugar como se ha hecho en otros sitios", en referencia a diversos enterramientos de ciudades españolas. Esta afirmación está basada en su amplia experiencia por la geografía española (las últimas en las localidades de Singra y Alcalá de la Selva en Teruel) a través de la que advierte que la mayor parte de las exhumaciones "han terminado sin poder identificar los restos encontrados en ellas". El mal estado de los huesos, la falta de documentación histórica contrastable, la ausencia de familiares válidos para la identificación genética o la inexistencia de una solicitud de identificación son las causas que explican este problema, según manifestó el forense a EFE. La apertura de fosas ha sido objeto de polémica después de que el juez Baltasar Garzón planteara abrir una causa para investigar los delitos cometidos durante el franquismo, posibilidad que finalmente fue desechada por la Audiencia Nacional. "En la mayor parte de las exhumaciones se han vuelto a enterrar los restos encontrados sin identificar", argumentó Polo. Las familias de las víctimas "piensan que se van a resolver los casos y muchísimas veces no se consigue nada" debido a la dificultad que entraña adjudicar su identidad a cada uno de los cadáveres, insistió el coordinador de este grupo. Proceso largo El proceso previo a realizar una exhumación comienza normalmente con la petición de un familiar, quien primero contacta con alguna asociación de víctimas para explicar su caso. Posteriormente son las asociaciones con las que colabora Paleolab las que les trasladan los casos según su propio criterio, tras lo que los miembros de este grupo de expertos forenses informan del proceso a los familiares, quienes deben firmar un documento de consentimiento y una solicitud de exhumación. El grupo presenta entonces la documentación necesaria ante las respectivas direcciones generales de Patrimonio y solicita la apertura de la fosa común "al Ayuntamiento o a la parroquia" en el caso de que ésta se encuentre en un cementerio, o al propietario de los terrenos en el caso de que la misma no esté en suelo público. "También se lo comunicamos siempre al juez decano que corresponde por si se quiere personar o interesar, aunque hasta la fecha no nos ha ocurrido nunca", señaló el propio Polo. El proceso se lleva a cabo a través de la vía administrativa, aunque una vez realizado su trabajo "los familiares pueden llevar el caso a la Justicia si lo desean". Eso sí, como en cualquier actuación de este tipo siempre se producen una serie de trabas. La dificultad de identificar los restos se debe principalmente al estado de los huesos encontrados, lo cual depende "del lugar en el que hayan permanecido, el tipo de suelo y la profundidad". Asimismo, la escasez de recursos ralentiza las identificaciones, lo que provoca que cada proyecto de Paleolab haya tenido una duración media "de entre un año y un año y medio", ya que sus miembros compaginan estas investigaciones con su actividad laboral. El coste total de este tipo de operaciones varía dependiendo en función de un caso a otro, aunque puede alcanzar hasta los 30.000 euros en el caso de fosas donde se encuentren restos de decenas de personas. Paleolab es un grupo de investigación que conforman expertos formados y curtidos en la Universitat de Valencia. Desde su creación ha trabajado en la recuperación de los cadáveres de siete enterramientos encontrados en la Comunitat, Aragón y Castilla-La Mancha. Durante el periodo 2009-2010 realizarán labores en cinco fosas comunes y tres están en la provincia de Valencia. Próximos trabajos La primera, en Albalat dels Tarongers, la segunda, en Benagéber, y la tercera, en el cementerio civil. También estarán en otras de La Pesquera (Cuenca) y Mora de Rubielos (Teruel). En todos los casos, explicó Polo, "albergamos esperanzas ya que son opciones muy buenas". Las tres "son fosas comunes pequeñas y, por lo tanto, hay más posibilidades de que los cuerpos puedan ser identificados". Además, añadió, "contamos con familiares válidos para la identificación, esto es, de primer grado (hijos o hermanos)". Igualmente en todas "hay suficiente documentación histórica que acredita las tareas para la recuperación de los cuerpos", argumentó el experto forense de Paleolab.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Destacados
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.