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J. A. Z.
Miércoles, 17 de diciembre 2008, 19:25
La eterna polémica entre el descanso de los vecinos y la diversión de los falleros, comparsas, collas y el resto de colectivos festeros vuelve a la palestra de la actualidad. La Conselleria de Gobernación está trabajando conjuntamente a todos ellos en la elaboración de una normativa para los locales de estas agrupaciones. El objetivo es conseguir el máximo consenso, pero hay tres condiciones que deberán cumplir estos lugares, estar insonorizados, respetar un horario de cierre y contar con salidas de emergencia, según aseguraron ayer desde Gobernación. La pretensión es obtener un texto, añadieron, "que aune el respeto a la fiesta, pero también el descanso de los vecinos". Por este motivo, están manteniéndose reuniones con "Ayuntamientos, falleros y demás organizaciones festeras", con la finalidad de que el documento sea lo más acertado posible. En la actualidad, los falleros de la Comunitat desarrollan su actividad a lo largo del año en unos 900 casales, de los que la inmensa mayoría carecen de licencia de apertura por lo que las puertas para un hipotético cierre están abiertas. Las denuncias de vecinos ya han obligado a Ayuntamientos como el de Aldaia, Gandia, Xàtiva o Torrent a clausurar locales festeros precisamente porque no tenían este permiso. El colectivo fallero quiere acabar con esta situación de indefensión y, por ello, las juntas locales de fallas de la Comunitat, reunidas la noche del lunes en Gandia acordaron en una reunión que se prolongó hasta la madrugada de ayer, emplazar a la Generalitat para que regule las características de estos locales con el fin de que sean legales. Estos locales se rigen actualmente por la Ley de Espectáculos Públicos de 2003 que, entre otras cosas, determina que los establecimientos no pueden pasar de una determinada cifra de decibelios, disponer de puertas de emergencia y un horario para quitar la música (a las dos de la madrugada). En todo caso, se trata de un asunto complejo porque no sólo afecta a los casales falleros sino a todos los locales festeros como los de los Moros y Cristianos, las colles y Gaiates de Castellón y las Fogueres de Alicante. Castellón, sin problemas Juanjo Trilles es el presidente de la Federació de Colles de Castelló. "Somos entidades privadas, no hacemos nada de cara a la calle y por eso, como en la casa particular de cada uno, a partir de las 12 de la noche bajamos el volumen de la música para no molestar a nadie", señaló. Igualmente manifestó que en las fiestas "se pactan horarios con el Ayuntamiento y el resto del año nos regimos por normas como las de cualquier vivienda porque todos los que estamos somos amigos". Pese a todo, no veía mal "que se haga una normativa específica". Esta última opción la compartía el presidente de la Gestora de Gaiates de Castellón, Andreu Bort. "Los locales que tenemos son para reuniones y en fiestas se ponen carpas que sí que cumplen horarios, entre semana a las dos de la madrugada y los fines de semana a las tres y media". Hasta ahora, añadió, "no ha habido problemas con los vecinos, pero creo que estaría bien tener una normativa que regule todo esto". En Petrer, un pueblo con larga tradición festera, la mayoría de locales tienen licencia. El presidente de Moros y cristianos de Ontinyent, Rafael Ferrero, es partidario de una regulación para mejorar la convivencia entre vecinos y festeros. "Pero hay que tener en cuenta que nuestra fiesta es sin ánimo de lucro y no nos pueden tratar como si fuéramos bares o locales de ocio". También consideró que si se tienen que adoptar medidas de insonorización y apertura de puertas de emergencia, lógicamente serán necesarias una serie de ayudas de las administraciones para legalizar los locales. Por su parte, el concejal de Fiestas y Cultura Popular y presidente de la Junta Central Fallera, Félix Crespo, explicó con todo tipo de detalles la actual situación, aspecto éste que él ya viene anunciando desde hace tiempo. El edil, tras una larga explicación en términos jurídicos, adelantó que las comisiones de falla en Valencia no han tenido problemas de cierre de casales puesto que todo queda en la delegación de Incidencias. Origen de la situación Crespo destacó que la actual situación viene motivada por las sentencias judiciales que han afectado a varias comisiones, situaciones causadas por irregularidades cometidas por las propias fallas y nunca relacionadas con el uso tradicional del casal para la fiesta. Sin embargo, argumentó que todo el bien del que hasta ahora se goza podría perderse si se exige una licencia de apertura con los requisitos que ella conlleva como la insonorización, las salidas de emergencia y el cumplimiento del horario como en cualquier otra actividad. Tras un razonamiento sobre la situación, expuso dos opciones. "Por un lado, seguir con la situación de alegalidad dado que no existe una licencia específica con posibilidad de cierre de los locales, o por el contrario, arbitrar medidas que regulen la actividad festera". En este caso, añadió, "será una regulación técnica con los parámetros básicos, recordando que no puede ser diferente a cualquier local o empresa. No se puede aplicar un tipo de ley a los falleros y otra a los vecinos", aseguró Crespo. También se habló de las competencias municipales que tiene cada Ayuntamiento del que depende la Junta Local Fallera y en cuyo seno tendrían que dirimirse algunos enfrentamientos de falleros y vecinos. Los representantes reunidos instados por el presidente de la Junta Local Fallera de Gandía acordaron adherirse a las palabras del concejal Félix Crespo y aprobar las gestiones que se realicen en adelante con el fin de lograr una normativa que no imposibilite continuar con la fiesta de las Fallas.
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