Borrar
Urgente La Bonoloto de hoy miércoles reparte más de 169.286 euros entre dos jugadores de dos municipios con menos de 5.000 vecinos
Varios técnicos trabajan en una excavación de dinosaurios cerca de Morella (Castellón). /Jordi Maura
Medio Ambiente

Todo un mundo perdido bajo el levante peninsular

La mayor parte de los restos de dinosaurios encontrados en la Comunitat son del Cretácico, un periodo cálido y en el que el clima y la vegetación eran casi tropicales

PPLL

Sábado, 27 de diciembre 2008, 03:12

Rafa Honrubia Propongo un viaje en el tiempo. Visitar un mundo perdido de hace millones de años; un periodo amplio que transcurre desde el Triásico tardío, cuando aparecen los primeros dinosaurios -unos 220 millones de años atrás-, pasando por el Jurásico, hasta el ocaso del periodo Cretácico, que coincidió con la desaparición, hace 65 millones de años, de los "lagartos terribles" -así acuñó el término "dinosaurio" el paleontólogo británico Richard Owen hace 160 años- y, por tanto, de la Era Mesozoica, también conocida como "Era de los Reptiles". Durante este tiempo, Europa buscaba una ubicación tras la fragmentación del supercontinente Pangea. "La progresiva ruptura de Pangea, que comenzó a final del Triásico, provocó un clima global más húmedo durante todo el Jurásico. El nivel del mar comenzó a ascender y el agua oceánica al adentrarse en tierra inundaba grandes regiones continentales, creando nuevos mares". De esta manera, la mayor extensión de las tierras inundadas "hizo disminuir el albedo planetario", lo que aumentó la absorción de la energía solar; "y la mayor humedad del aire, por su efecto invernadero, hizo que el clima global fuese también más cálido", según establece Antón Uriarte en su libro Historia del clima de la Tierra. La mayor parte de los restos encontrados en la zona de Levante son del Cretácico, uno de los periodos "más cálidos de la historia de la Tierra", señala Joaquín Moratalla en Dinosaurios. Un paseo entre gigantes. De modo que el clima dominante era tropical o subtropical con abundante vegetación. Concretamente, el profesor de Geología, Estratigrafía y Oceanografía de la Universitat de València (UV) Carlos Santisteban explica que la flora estaba dominada por helechos arborescentes; coníferas como pinos, cipreses o araucarias; cicas, plantas con aspecto similar a las palmeras pero sin estar emparentadas con ellas; ginkgos, un árbol que actualmente crece en China y que puede alcanzar los 30 metros de altitud; y taxodios, una especie de ciprés característico de zonas pantanosas como las del sureste de los Estados Unidos. Flora ecuatorial Durante este largo periodo se registraron "cambios climáticos con momentos más húmedos y otros más secos", afirma Santisteban. La zona del Maestrazgo (Castellón y Teruel) era una región deltaica, como la desembocadura del Ebro o del Nilo, de manera que dependiendo de los cambios en el clima se pasaba de un delta similar al del río Mekong (en la península de Indochina) con una espesa vegetación tropical, a periodos "más áridos" que favorecían un clima "más mediterráneo". En estos parajes de bosques ecuatoriales habitaban ornitópodos como el Iguanodon que recorría las junglas del Cretácico Inferior apoyándose en sus cuatro extremidades hasta que, imaginamos, reconocía el follaje de un árbol y opcionalmente se colocaba en posición bípeda para pastar. Así como saurópodos (cuadrúpedos fitófagos -comedores de plantas-- cuellilargos, algunos de enorme tamaño), que "en general son animales costeros", destaca la paleontóloga de la UV Maite Suñer, y terópodos, los temidos bípedos carnívoros que son los reyes en el registro de icnitas o huellas, tanto en Morella como en la fructífera Cuenca de los Cameros, entre las provincias de Soria, La Rioja y Burgos. A través de la reconstrucción de los restos fósiles directos, como huesos, huevos y dientes, y los descubrimientos sobre la locomoción o hábitos que revelan las icnitas, los paleontólogos ordenan las páginas del libro que muestra cómo era la vida de estos reptiles, y permite imaginar a saurópodos gigantes, de 20 metros de envergadura y 50 toneladas de peso, como el Braquiosaurio encontrado en Morella, deambulando a través de marjales en busca del follaje de las grandes coníferas y las hojas de los gingkos de la costa valenciana, o imaginar la extinta playa de Bastús (Lleida) con saurópodos o hadrosaurios (ornitópodos con pico de pato) caminando lentamente cerca de la orilla en busca del lugar más idóneo para anidar. En los Serranos se han encontrado restos fósiles de Dacentrurus, un estegosaurio acorazado, de larga cola y cabeza pequeña. Parece ser que las placas que coronaban el lomo de este saurio tenían una finalidad defensiva, aunque existen hipótesis que proponen que las cuatro hileras de púas fueran un termorregulador o un elemento de cortejo. Además, en los diferentes yacimientos de la Comunitat se han encontrado también fósiles de cocodrilos, tortugas, peces y de pequeños mamíferos, posiblemente nocturnos para evitar ocupar los nichos ecológicos de los dominantes reptiles. Reconstrucción Pero su dominio cesó hace 65 millones de años como consecuencia de una crisis biótica, una gran extinción que supuso el fin de la Era de los Reptiles. El catedrático de la Unidad de Paleontología de la Universidad Autónoma de Madrid, José Luis Sanz, asegura que el meteorito que provocó la extinción de los dinosaurios alcanzaba los diez kilómetros de diámetro y generó un tsunami con olas de 90 metros de altura. La materia sólida incandescente retornó a la superficie, originó graves incendios y el polvo acumulado impidió la llegada de la radiación solar durante meses, con graves consecuencias para las plantas y los animales. "No obstante, no todos los dinosaurios se extinguieron. Las aves, un grupo especializado dotado de alas y plumas, sobrevivió a esta crisis, llegando hasta nuestros días", indica el divulgador. Los paleontólogos seguirán leyendo cada uno de los estratos con el objetivo de reconstruir cómo era la vida de los amos y señores del Mesozoico. De los yacimientos del Levante peninsular ya se han desenterrado piezas claves para el entendimiento de estos reptiles, que siguen acompañándonos en la literatura o en el cine… en la cultura popular o en la imagen de un pájaro esperando una ráfaga de viento para iniciar el vuelo. El viaje en el tiempo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Todo un mundo perdido bajo el levante peninsular

Todo un mundo perdido bajo el levante peninsular