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Puesto de frutas y verduras en el mercado de Xàtiva.
La UE quiere favorecer el abaratamiento de alimentos con más importaciones
Economía

La UE quiere favorecer el abaratamiento de alimentos con más importaciones

Los agricultores europeos temen el total desmantelamiento de la Política Agrícola Común

VICENTE LLADRÓ

Lunes, 12 de enero 2009, 03:23

Bruselas ha dado un nuevo paso en su estrategia de promover la continua apertura de los mercados agrarios europeos, favoreciendo las importaciones alimentarias, aunque con el incremento de las mismas se perjudique más todavía la viabilidad y pervivencia de las explotaciones agrarias de la propia UE. El objetivo predominante es el de abaratar como sea los precios de la alimentación básica, y en esa dirección se orientan los pasos que está dando la Comisión Europea. Los temores de los agricultores y ganaderos europeos ante el paulatino desmantelamiento de la Política Agrícola Común (PAC) son fundados, por más que se disfracen las actuaciones oficiales con los pretendidos planes de desarrollo rural, pero las verdad es que la opinión de los profesionales del campo pesa hoy poco. Prevalece la idea esencial de abaratar a toda costa la cesta de la compra básica. La Comisión Europea ha acordado una serie de actuaciones para "mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria y reducir los precios de consumo", según un comunicado del Ejecutivo de Bruselas. A pesar de que las cotizaciones de las materias primas alimentarias han descendido con fuerza en los últimos meses, después de las importantes alzas que se registraron entre los veranos de 2007 y 2008, y de que ahora mismo se estén notando importantes abaratamientos en los precios de los alimentos básicos, la UE cree que no han desaparecido "las causas subyacentes" que motivaron aquellas subidas. Y entre dichas causas señala las "restricciones normativas, insuficiente competencia y especulación", para advertir que "es preciso abordarlas". Todo ello apunta especialmente en la dirección de abrir mercados y favorecer las importaciones. La Comisión habla de "promover la competitividad de la cadena alimentaria para fortalecer su resistencia a las conmociones causadas por los precios mundiales", "inspeccionar y eliminar las normas que restrinjan la entrada en los mercados", "evitar la excesiva volatilidad de los mercados", "redoblar esfuerzos para equilibrar de nuevo la oferta y la demanda de alimentos a escala mundial", "estimular la investigación agraria" y, por último, "abrir los mercados internacionales". Más claro, agua. La Comisión reitera constantemente en su comunicado oficial la necesidad de abaratar los precios y recuerda que un tercio de la inflación registrada entre agosto de 2007 y julio de 2008 se debió al aumento de precios de los alimentos, lo que afectó especialmente "a los hogares más modestos". Política comercial abierta Sin embargo, Bruselas no propone otra cosa para conseguir ese objetivo encomiable de abaratar la cesta de la compra más que abrir mercados, favorecer las importaciones, que concreta finalmente en "fomentar una política comercial abierta llevando a buen término la Ronda de Doha". Es decir, hacia la liberalización total. Tan sólo cita tímidamente la conveniencia de no perjudicar a las empresas, se supone que las productoras de esos alimentos, pero no aclara en ningún momento cómo puede conseguirse a la vez que un producto cueste menos en venta al público y satisfaga los costes a quien los produce, sin hacer nada en los escalones intermedios de la distribución comercial. Los agricultores y ganaderos se quejan sistemáticamente de que sufren un fortísimo encarecimiento de sus costes (fertilizantes, agua, electricidad, fitosanitarios, piensos, mano de obra, maquinaria, etc.) y no pueden seguir produciendo con los precios a la baja que les pagan por sus artículos, los cuales -como es sabido- se multiplican varias veces cuando llegan al consumidor. Pero al Ejecutivo de Bruselas sólo se le ocurre favorecer las importaciones, sin tomar medidas para evitar que siga pasando como ahora. Sólo confía en que favoreciendo la entrada de materias primas más baratas conseguirá precios finales más económicos, cuando la verdad es que el grueso de los sobrecostes surgen de los procesos industriales y comerciales intermedios, y ahí la Comisión sólo se refiere a "problemas de funcionamiento de la cadena alimentaria" y a que "según parece, hay un margen considerable para mejorarlo". Las organizaciones agrarias temen que Bruselas provoque no sólo la desaparición de la PAC sino que, en la práctica, no le importa que se destruya la mayor parte del tejido productivo agrario, aunque a medio y largo plazo suponga el perjuicio de perder la seguridad alimentaria.

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