Adiós al dinero en efectivo

josé m. camarero El dinero en efectivo puede tener las horas contadas. Con un parque de casi 80 millones de tarjetas, la utilización de este producto puede dar la puntilla a las monedas y billetes de euro cuando se implanten definitivamente las tarjetas sin contacto. Y no habrá que esperar mucho tiempo; 2009 puede convertirse en el año definitivo para que esta tecnología, con la que sólo hay que pasar la tarjeta por un lector sin necesidad de números secretos ni de firmas, se implante en España. De hecho, Mastercard, uno de los grandes del sector, está a punto de implantar esta tecnología entre grupos distribuidores de España -centros comerciales e hipermercados, fundamentalmente-, después de que las pruebas piloto realizadas durante los últimos meses en Segovia, Las Palmas y Madrid hayan resultado más que exitosas. Con la posibilidad de que estas tarjetas -la de Mastercard se llama Paypass y la de Visa, Paywave- se utilicen entre los grandes distribuidores, se abre la puerta para «decir adiós al dinero en efectivo», según apuntan los impulsores de esta tecnología. Y es que, esta tarjetas están pensadas para acabar con las monedas: en sus primeros compases, su uso sólo está permitido para compras inferiores a 20 euros, esto es, las que se realizan habitualmente con billetes y calderilla. Sin PIN ni firma ¿Por qué utilizar estas tarjetas y no las de banda magnética? Por rapidez y seguridad. Esta forma de pago incorpora un chip y una antena de radiofrecuencia, además de la tradicional banda identificativa. Al acercar la tarjeta a un terminal específico, se transfieren los datos del usuario -cuenta bancaria, saldo e identificación personal-, mediante un sistema de ondas. De este modo, el consumidor no tendrá que firmar ni teclear ningún número secreto (PIN) al realizar una compra. Además, ofrecen más seguridad, pues, «en ningún momento el usuario deja la tarjeta en manos del vendedor», explica Juan Carlos Alcaide, responsable de la división Paypass de Mastercard. Además, señala Alcaide, «es poco probable que fallen, como ocurre ahora cuando se estropea la banda». Las posibilidades del pago sin contacto no sólo se limitan a la tarjeta, sino que las compras se pueden realizar a través de otros dispositivos, como móviles o llaveros, que lleven incluido el chip, para acercarlos al terminal y pagar rápidamente. Las cajas, por delante El desarrollo de este sistema «depende de las entidades financieras», explica Alcaide. Por ahora, son las cajas de ahorros las que más se han interesado por esta herramienta, debido, sobre todo, «a su mayor cercanía con el pequeño comerciante», indica. De los cuatro proyectos iniciados en España, todos han sido realizados por estas entidades: Caja Madrid, Caja Canarias y La Caixa. Y ha sido la red Euro 6000, la que engloba a la mayoría de las cajas, la primera que puso este proyecto en marcha en el año 2006. La popularización de esta herramienta pasa también por los comerciantes. «Cuando se compruebe su éxito en las grandes superficies, muchas tiendas querrán utilizarlas», explican desde Mastercard. El problema llega a la hora de adquirir los terminales para esta tecnología. Son caros -unos 6.000 euros- «y los comerciantes buscan financiación para poder asumir los costes», afirma Juan Carlos Alcaide. «Si el precio fuera la mitad, se habilitaría en otras muchas tiendas», estima. Mastercard y Visa prevén comercializar hasta finales de este año unos 52 millones de tarjetas en todo el mundo. Estados Unidos y Reino Unido son los países en los que, por ahora, más triunfa este sistema. En el primer caso gracias al proyecto de McDonald's, donde se utiliza la tecnología; y en Reino Unido, después de que Visa llegara a un acuerdo con Barclays para implantar la tarjeta en el Sistema de Transportes de Londres.