Secciones
Servicios
Destacamos
ALEJANDRO PLÀ
Jueves, 22 de enero 2009, 03:12
El tortuoso camino que San Vicente Mártir padeció en el siglo IV, cargado con pesadas cadenas y conducido a pie entre azotes y castigos desde tierras aragonesas hasta la capital del Turia, gana adeptos entre los valencianos y peregrinos de toda la geografía española. La ruta vicentina, mucho más longeva que el Camino de Santiago, transcurre desde Huesca hasta Valencia. La Asociación Via Vicentius Valentiae lleva años impulsando este recorrido místico y paisajístico. Para no decepcionar a aquellos que afrontan la peregrinación con un carácter más deportivo, montados en sus bicicletas, la asociación ha querido ampliar hasta Roda de Isabena el arranque del camino, aumentado así hasta 756 kilómetros la distancia. Hasta 74 municipios atravesará un viajero que se adentrará en la Comunitat por el noroeste de Castellón para vislumbrar la belleza de los parajes de Todolella, Forcalla, Morella, Vallibona, Traiguera, Sant Mateu, Pobla de Tornesa, Borriol, Bechí, Chilches, La Llosa, Sagunto, El Puig, Meliana y Alboraya, entre otros pueblos valencianos, hasta llegar a San Vicente de la Roqueta. "Los que integramos la Via Vicentius Valentia-Via Romana somos un grupo de gente que reúne dos características fundamentales: el amor por nuestra tierra valenciana y nuestra cultura y costumbres, y el amor por los caminos y las rutas históricas", declara a LAS PROVINCIAS Salvador Raga, presidente de la asociación. Sastres y Modistas Hoy se celebra en Valencia, hasta las cruces de su término como marca la tradición, la festividad de San Vicente Mártir, una fecha idónea para poner en valor la figura del patrón de la ciudad, que lo es desde el siglo XIV y del gremio de Sastres y Modistas. "Para la asociación y para todos los valencianos en general resulta muy importante recuperar a San Vicente Mártir y difundir su memoria, porque hay mucha gente en la ciudad que no distingue entre San Vicente Mártir y San Vicente Ferrer, cuando hay muchos siglos de diferencia entre ambos", apunta Raga. Esta recuperación de la memoria del patrón se alza como uno de los objetivos de la asociación. Los otros dos los explica del siguiente modo su presidente: "El elemento cicloturista, cada vez más importante, es otro de nuestros objetivos, que se debe sumar a la herramienta que ofrece la ruta vicentina para conocer pueblos perdidos del interior de Castellón y de la provincia de Teruel y Huesca. Son pueblos afectados por la despoblación que merece la pena visitar. En muchos de ellos apenas vive una veintena de personas que se ilusionan enormemente al ver pasar a los peregrinos a pie o en bicicleta". En el siglo IV San Vicente Mártir fue apresado en Zaragoza, junto al Obispo San Valero, por los soldados romanos enviados por el Cónsul Daciano, y trasladado a Valencia para sufrir martirio ante la negativa a renunciar a su fe. Con el paso del tiempo, esta tragedia desencadenó una corriente de peregrinaciones desde toda Europa hasta Valencia para visitar los restos del santo en San Vicente de la Roqueta. ¿Cómo es posible que semejante impacto histórico, muy anterior a las peregrinaciones medievales a Santiago de Compostela haya quedado tan ensombrecido? La dominación musulmana tuvo buena parte de la culpa de ella. La asociación Via Vicentius Valentiae pretende sacar del letargo tan relevante camino para que valencianos y peregrinos de todo el mundo recuperan esta vía. En Castellón, por Forcall Salvador Raga quiere motivar a los peregrinos valencianos haciendo hincapié en el paso de la ruta vicentina por la geografía de la Comunitat: "Cuando se deja la autovía mudéjar en Teruel, hacia el Este, el peregrino se adentra en la bella provincia de Castellón a través de los caminos de Forcall para atravesar una serie de pueblecitos muy pequeños, casi deshabitados. La llegada a Valencia, en San Vicente de la Roqueta, ofrece al peregrino todo el esplendor de un monumento de 17 siglos de historia. Es como la Catedral del Obradoiro para los que hacen el Camino de Santiago". El presidente de la asociación destacaba la importancia histórica y la belleza de San Vicente de la Roqueta, antiguo monasterio cuyos orígenes datan del siglo IV, cuando se levantó un "martiryum" sobre la tumba de San Vicente Mártir. Hubo también en este lugar una necrópolis hasta el siglo VII. "Jaume I, en la reconquista de Valencia se encomendó a su protección. Esto supone un gesto de una belleza espiritual enorme. El rey creó un convento, una iglesia y un hospital para peregrinos", apunta Raga. En este conjunto estuvieron los Benedictinos de San Victorian de Asán (1238-1255), los frailes Mercedarios (1255-1259) y de nuevo los monjes de Asán (1259-1287/89) hasta que los cistercienses quedaron en posesión del conjunto como priorato dependiente de Poblet. A lo largo de la historia ha sufrido muchos cambios de 'inquilinos', como durante la guerra de Independencia cuando las tropas francesas lo utilizaron como cuartel. Así como los peregrinos del Camino de Santiago poseen una credencial, los del camino vicentino disfrutan de la propia. Este tríptico puede ser bajado de internet (www.caminosanvicentemartir.es) y permite recibir ayuda desinteresada en los puntos acordados a lo largo de la ruta. Por otro lado, si el peregrino desea que se le acredite haber realizado el Camino, deberá recorrer como mínimo los últimos 100 kilómetros andando o en bici los últimos 200. Al llegar a la capital del Túria recibirá la Carta Vicentina.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.