

Secciones
Servicios
Destacamos
S. MASCARELL
Domingo, 1 de febrero 2009, 03:17
Rafael Fuster es, a sus 73 años, un hombre pletórico de energía. A lo largo de su vida ha pintado cientos de cuadros, la mayoría vistas de pueblos y campos que le han valido una merecida reputación de excelente paisajista. La vitalidad no sólo se percibe en sus gestos y sino también en su potente voz. Su hobbie es cantar arias de ópera. Las graba en su taller acompañado de música. Su hijo bromea acerca del pasatiempo de su padre: "Yo soy más piadoso. Yo no canto". -¿Se muestra pesimista respecto al mercado actual del arte? -El pintor más malo es que el más vende. Mal dibujo, mal color y vende más. La gente no tiene suficiente formación, hasta el punto de que hay cuadros que se venden por el marco. -¿Sin embargo, usted ha vendido mucho en 50 años de pintura? -Sí, pero con el sistema de exponer a veces pierdes dinero, porque tienes que pagar el catálogo y los marcos. A veces no he sacado ni para pagar el marco. He realizado más de 104 exposiciones por el mundo. Llevo 50 años pintando paisajes. Sin embargo, también he llegado ha vender exposiciones enteras y después tenía hasta encargos de gente que se había quedado sin obra. La situación del mercado ha cambiado. -¿Cómo ha cambiado? -El perfil del comprador de arte es el que ha variado. Antiguamente era una persona con un poder adquisitivo pero con una alta sensibilidad hacia el arte. El comprador actual es un nuevo rico que no tiene formación y se guía exclusivamente por la firma y el esnobismo. -¿El esnobismo no formaba parte del mundo del arte cuando usted era joven? -Había gente con mucha sensibilidad e incluso personas que no podían pagar las obras pero se interesaban por admirarlas. Recuerdo a un señor mayor que estuvo doce días viniendo a ver un cuadro del que se había enamorado. Me dijo que sólo podía pagar 12.000 pesetas y que el resto me lo podía abonar poco a poco. Sabía que le costaría mucho pagarlo pero lo vi tan enamorado de mi cuadro que se lo regalé. -Tiene dos hijos pintores. ¿De casta le viene al galgo? -Lo cierto es que ellos me han visto poco pintar, pero en casa siempre ha habido pasión por la pintura. Salvador y Luisa son mis dos hijos pintores y ambos han desarrollado su propio estilo con éxito. Ahora mi hija me ha dado dos nietos y ya no se dedica profesionalmente. -¿Debió de ser difícil para usted dedicarse a la pintura en la difícil época en la que era joven? -Mi padre casi me mata cuando le dije que quería ser pintor. Yo tenía un trabajo seguro en Correos y podía convertirme en funcionario. Mi padre no lo asimiló muy bien. Pero yo me di cuenta de que si que podía vivir con la pintura porque en Correos ganaba 500 pesetas al mes y con la pintura podía ganar hasta 12.000 pesetas a la semana. -¿Por qué se siente atraído por el paisaje? -Cuando era joven y estaba haciendo la mili, realicé retratos para las mujeres de mis superiores. A una de ellas le pedí 500 pesetas. Ella me dijo que le parecía muy caro porque estaba bajo las órdenes de su marido. Finalmente le dije que se lo regalaba. Desde entonces preferí no hacer retratos y me centré más en los espacios abiertos.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La segunda temporada de Memento Mori se estrenará este mes de abril
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.