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L. G.
Viernes, 13 de febrero 2009, 03:02
"Son sentimientos encontrados, pero estamos felices de que se pueda cerrar este círculo" son las palabras de una de las nietas de Luis Ocaña Navarro, ex alcalde de Faura en la II República y que fue fusilado hace cerca de 70 años. Después de tantos años de lágrimas y sufrimiento, la familia Ocaña Navarro podrá por fin comenzar una nueva etapa de sus vidas, y es que, a mitad de la próxima semana los dos hijos del ex alcalde junto con la nieta y el actual primer edil de Faura, Toni Gaspar se trasladarán hasta el cementerio de Paterna. Lugar en el existen varias fosas comunes y donde, después de muchas investigaciones esperan encontrar los restos de su familiar. Por su parte, desde el Ayuntamiento de Faura aseguran que "es un proceso que requiere mucha cautela porque se necesita ver el registro, comprobar los datos, identificar la fosa entre otras actuaciones que comenzaron en abril de 2008". Y es que, a pesar de que esta idea surgió por parte del Consistorio la familia, se ha mostrado muy agradecida ante la iniciativa del Ayuntamiento de poder recuperar los restos de Luis Ocaña y trasladarlos hasta el municipio en el que vivió, Faura. "Estamos emocionados a la par que la situación es dolorosa por tener que recordar el pasado. A mi padre se le caen las lágrimas cuando recuerda a mi abuelo" afirma la nieta del republicano. Dignidad y honor Por su parte, el Toni Gaspar se mostró muy comprometido y aseveró que "es de justicia que recuperemos la dignidad y la honorabilidad de las víctimas de la Guerra Civil y la represión que a lo largo de 70 años. Creo que tiene el derecho a una sepultura digna junto a los suyos". La historia de Luis Ocaña terminó, por desgracia, el 18 de octubre de 1940, un año después de que finalizase la guerra. Y es que, según recuerdan sus familiares, fue detenido y permaneció durante cerca de un año en La Modelo, cárcel a la que, según explica su nieta "mi tía iba a visitarle". La ley de Memoria Histórica está logrando que muchos familiares como los de Luis Ocaña puedan por fin, y después de muchos años, sentir a sus familiares más cerca a pesar que ya nadie les devolverá lo que un día les arrebataron de tan triste forma.
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