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C. L.
Domingo, 8 de marzo 2009, 03:09
El déficit tarifario se ha convertido en un gran agujero negro del sector eléctrico. A pesar de las intensas negociaciones que han mantenido con el Gobierno, han sido incapaces de lograr un acuerdo. ¿Lo conseguirán? -Quiero recordar que el déficit se ha generado tras varios años en los que hemos pagado por la luz mucho menos que su precio real. Esto se ha convertido en un agujero creciente que asciende a 6.000 millones en 2008 y que tienen que financiar las propias compañías, lo que resulta imposible en la actual situación de los mercados, si a la vez tenemos que seguir realizando las ingentes inversiones que precisa este sector. El resultado ha sido una 'hipoteca' que los consumidores estamos trasladando a nuestros hijos y nietos. La electricidad tiene un precio y no debe subvencionarse con cargo a pagos futuros. Este Gobierno se ha comprometido a solucionar el tema en esta legislatura. -El ministro Sebastián plantea repartir a partes iguales el importe del déficit entre las eléctricas, el Gobierno y los consumidores. Eso supondría un desembolso de 5.700 millones para el sector hasta 2015. -Creo que nadie ha hablado de cifras. Es cierto que todos debemos hacer algo para acabar con este problema. Pero al final es que cada cosa tiene su precio y la energía eléctrica tiene el suyo. -El Gobierno subió un 3,4% la luz el 1 de enero. ¿Es suficiente? -No, porque se sigue produciendo déficit, aunque menos que el año pasado por la bajada del precio del petróleo. -¿Hasta dónde debería subir? -El objetivo es acabar con el déficit de tarifa, fruto de una política de precios oficiales que ha dado durante años a la sociedad la idea de que la electricidad era muy barata, cuando la realidad ha sido la contraria. Atajar este problema depende de las medidas adicionales que se aprueben. De todas formas, vuelvo a decir que no debemos caer en la demagogia con los porcentajes de subida cuando hablamos de facturas mensuales de 30 euros de media para una familia española. -¿Qué opinión le merece la actuación del sector financiero ante esta crisis? ¿Está actuando con responsabilidad? -La crisis en la que nos encontramos, financiera en su origen, ha puesto de manifiesto un creciente distanciamiento a partir de los años 90 entre la economía financiera y la economía productiva, a pesar de que esta última constituye la base de la prosperidad de las sociedades. Una parte del crecimiento de algunas entidades financieras durante los últimos ejercicios no ha sido sano. Las prácticas económicas han tenido un 'efecto contagio' sobre la economía real, estrechamente ligada a la economía financiera. Actualmente, las familias disponen de menor capacidad adquisitiva y mayores incertidumbres; el desempleo se ha incrementado y las empresas y pymes actúan sin apenas margen de maniobra financiero, lo que afecta a su funcionamiento ordinario y a sus proyectos. Desde mi punto de vista, es de vital importancia que los apoyos públicos otorgados a las entidades financieras sirvan para aumentar la liquidez crediticia que dinamice la economía real. La crisis debe servir para trabajar en un nuevo modelo económico basado en la economía productiva que garantice un futuro sostenible. Es tiempo de olvidarse de operaciones millonarias de carácter especulativo que han provocado el derrumbe de un modelo basado en burbujas ficticias. Por todo ello, creo que el sistema financiero debe ser una herramienta al servicio del sistema productivo y no de la especulación. Para ello debe adaptarse lo más rápidamente posible a la nueva situación de los mercados e impulsar la economía real. -¿Cree acertada la actuación del Gobierno de Zapatero para minimizar las consecuencias de la recesión y acelerar la recuperación? -Personalmente, considero imprescindible apoyar a los sectores tractores de la economía, como son los ligados al desarrollo de infraestructuras de transporte, telecomunicaciones y energía, verdaderos motores de la generación de empleo y el camino más sólido para conseguir la recuperación económica. No cabe duda de que si empresas, administraciones y la sociedad asumen los retos planteados, podremos salir muy reforzados de este momento que nos ha tocado vivir. El país tiene una gran oportunidad de transformar su modelo económico, aprovechando ciertos indicios positivos que ya se han producido: la inflación ha bajado, el petróleo ha reducido su precio, los precios de las viviendas están disminuyendo y los tipos de interés son menores. -¿Echa de menos alguna medida? ¿Qué otras convendría adoptar en un momento que todos los analistas definen como el peor tras la Gran Depresión? -Creo que, hasta ahora, hay una diagnosis apropiada de las medidas y se han tomado decisiones rápidamente, pero la solución requiere un plan fuerte y ambicioso. Más allá de soluciones urgentes a problemas urgentes, es necesario también abordar cambios estructurales en nuestra economía. Se ha dicho, con acierto, que cada problema encierra una oportunidad. Pues bien, nuestro país tiene ahora una gran oportunidad para transformar su modelo económico hacia una economía más competitiva, más internacionalizada, más abierta y liberalizada y más orientada a la innovación. Un modelo, además, que cree valor desde abajo, con proyectos industriales a largo plazo, y menos basado en operaciones especulativas que buscan rentabilidad a corto plazo.
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