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MILAGROS LOPEZ DE GUEREÑO
Domingo, 22 de marzo 2009, 03:49
El giro a la izquierda que ha experimentado la América Latina en el último decenio se ha concretado en los dos últimos años de tal manera que, salvo raras excepciones, el mapa político de la región se ha tenido con tonalidades que van del rosa al rojo intenso. La voluntad popular expresada con transparencia en las urnas ha dado cuartelazo a las guerras civiles y las dictaduras militares tan frecuentes durante la segunda mitad del siglo pasado para aupar a gobiernos de izquierdas, que con mayor o menor intensidad, defienden la soberanía, la independencia y el interés nacional. El controvertido mandatario venezolano, Hugo Chávez, inauguró la racha de mareas escarlatas en 1998 y encabeza el movimiento de integración regional. La última ha sido la de El Salvador con el triunfo histórico del periodista Mauricio Funes al frente de la ex guerrilla marxista del Frente Furibundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Cuando asuma la presidencia el primero de junio, el periodista reconvertido en político pondrá fin a veinte años ininterrumpidos de dominio de la derecha y sumará un nuevo gobierno de corte socialdemócrata al panorama internacional, salvo que la dirección marxista del FMLN le fuerce más adelante a adoptar medidas de corte socialista. Casi un año antes que el vuelco dado en el país centroamericano, concretamente en abril de 2008, se encaramó a la presidencia de Paraguay Fernando Lugo, candidato de la izquierdista Alianza Patriótica para el Cambio. Y entre diciembre de 2005 y diciembre de 2006 se realizaron trece elecciones presidenciales de las que en su mayoría, salvo la reelección del colombiano Álvaro Uribe -en el poder desde el 2002-, los regresos de Alan García, en Perú, y Óscar Arias, en Costa Rica, que inclinaron la balanza a favor de figuras progresistas o más radicales. Incluso faltó poco para que México tuviera un jefe de Estado de izquierdas. Pero las autoridades electorales fallaron contra López Obrador y auparon a Felipe Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN) aunque el recuento de los votos fue tan reñido que aún hoy López Obrador se proclama presidente legítimo. De los veintisiete países situado al sur del río Bravo, los más importantes, como Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Honduras, Panamá, Guatemala, Haití y la República Dominicana están dirigidos por gabinetes progresistas. La cosa llega a tal punto que, según el escritor estadounidense Noam Chomsky, en la pasada década, América Latina "se ha convertido en la región más progresista del mundo". Interlocutor brasileño Esta característica común a la mayoría de sus vecinos meridionales la deberá tener en cuenta el nuevo jefe de la Casa Blanca, Barack Obama, a la hora de relacionarse con la región. De momento, parece que ha elegido como interlocutor al brasileño Luis Ignacio 'Lula' da Silva y al mexicano Felipe Calderón, con una visita programada para abril al mandatario azteca. El líder demócrata también adelantó que este año se aprobará la reforma migratoria, algo exigido por la mayoría de los países latinoamericanos, que aportan mucha de mano de obra barata e ilegal al gigante mundial. Lo que es innegable es que la región en su conjunto ha dejado de ser el patio trasero de EE UU. Con el liderazgo de los gobierno de Fidel Castro y Hugo Chávez se creó la Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA), presentada como la opción al Tratado de Libre Comercio patrocinado por Washington. Igualmente se estableció la Unión de Naciones de América de Sur y el Banco del Sur, que ya está funcionando. Incluso han propuesto emitir una moneda común. Todo ello con independencia de las otras organizaciones regionales más veteranas como el Mercosur, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), la Cepal o el Caricom. Claro que cada gobierno tiene sus peculiaridades y no todos son tan beligerantes como el de Chávez. La mayoría son más moderados. A 'Lula', líder del Partido del Trabajo, en el poder desde 2002 y reelegido cuatro años después, sus detractores le acusan de haberse "vendido al capitalismo global" porque aunque despegó la economía como vía para reducir el hambre no ha conseguido reducir la pobreza. Y, de rebote, ha logrado un gran reconocimiento internacional. Muchos analistas distinguen dos grandes corrientes en el mapa latinoamericano. La primera, una izquierda más 'light', abierta al libre mercado, como la seguida por Brasil y Chile, cuya presidenta Michelle Bachelet, socialista, divorciada y perseguida por la dictadura de Augusto Pinochet, deja las veleidades revolucionarias a un lado para trabajar por el afianzamiento de su país como uno de los motores económico más estables del Cono Sur. La otra, inspirada por Cuba, es representada por Venezuela y Bolivia, y en menor medida por Nicaragua y Ecuador. Aboga por un mayor control del Estado, planes de protección social y rebeldía ante las pautas de las grandes potencias y las instituciones financieras internacionales. Las dos vías intentan limar con urgencia asperezas y resaltar las coincidencias en lugar de las diferencias. Al mismo tiempo, apuestan al lema de que la "unión hace la fuerza" para estructurar un región sólida que plante cara a las grandes potencias y no se vea relegada a papeles siempre secundarios cuando no de mera comparsa. Chávez duda de Obama El presidente venezolano, Hugo Chávez, afirmó que su colega estadounidense, Barack Obama, ignora la realidad de Latinoamérica, en una entrevista a la cadena de televisión qatarí Al Yazira emitida ayer. Chávez explicó que llegó a esa conclusión después de que el presidente brasileño, Luis Ignacio Lula da Silva, transmitiera de parte suya un mensaje a Obama durante una reciente visita a Washington. "Lula fue a reunirse con Obama y yo acepté que mediase entre nosotros, y le mandé un mensaje, en el que escribí todas las declaraciones contra Venezuela que han hecho los responsables de la Administración de Obama, entre ellos, las de la señora (secretaria de Estado de EE. UU., Hillary) Clinton", señaló Chávez. El mandatario venezolano, que no dio más detalles del contenido de ese mensaje, agregó que, "lamentablemente, Lula salió insatisfecho con la respuesta de Obama". "Mediante lo que leí entre líneas y expresiones (de la respuesta), concluí que Obama sufre de algo que puede ser superado: la ignorancia de lo que aquí (Latinoamérica) sucede de verdad", indicó Chávez. Según Chávez, esa ignorancia se debe a que el presidente de Estados Unidos "aún escucha lo mismo que le leen algunos asesores del Pentágono y de la Casa Blanca que sirvieron a la Administración anterior". Durante la reunión con Obama el pasado día 14 en Washington, Lula pidió a su colega estadounidense una nueva relación con América Latina, que incluyera un acercamiento a Venezuela, Bolivia y Cuba . Por otro lado, el jefe de Estado venezolano aseguró que de momento no piensa reconsiderar su decisión de romper los lazos con Israel. "No hay nada en este momento, ni en el corto plazo, que nos haga pensar en la posibilidad de reanudar los lazos (con Israel) porque no ha sucedido nada que impulse un cambio en ese sentido", dijo Chávez.
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