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Daniel Ramos.
El asesino de la joven de Alzira ya puede pedir permisos a los cinco años de ingresar en prisión
Comunidad Valenciana

El asesino de la joven de Alzira ya puede pedir permisos a los cinco años de ingresar en prisión

El caso que conmocionó a la Comunitat Valenciana tiene muchas similitudes con el de Marta del Castillo

B. LLEDÓ

Domingo, 29 de marzo 2009, 15:38

Noche del 31 de mayo de 2004. Carla Rodríguez, una joven de 19 años, desaparece en Alzira. Tras una larga madrugada de incertidumbre y angustiosa búsqueda, unos ciclistas encuentran su cadáver en un paraje. Está cosido a puñaladas y presenta varios golpes en la cabeza. Pocas horas después, la policía detiene a su ex novio, Daniel Ramos, de 21 años, como principal sospechoso del crimen. Es el caso valenciano más similar al de Marta del Castillo. En España miles de personas piden cadena perpetua para asesinos como el de Marta. Ayer mismo, millar y medio de ciudadanos volvieron a hacerlo en Valencia. El homicida de Carla "sigue cumpliendo condena. Está en segundo grado aunque no en disposición de disfrutar de permisos", indicaron desde Instituciones Penitenciarias. Daniel fue juzgado en 2007 y condenado por la Audiencia a 18 años de prisión. Los presos clasificados en segundo grado pueden gozar de permisos de salida ordinarios "siempre que hayan cumplido un cuarto de la condena y tenga buena conducta", explicó el que fuera abogado de Daniel durante el proceso, José Miguel Penadés. Sin embargo, su regreso a la calle siempre queda pendiente de un informe de la Junta de Tratamiento Penitenciario y del propio juez de Vigilancia Penitenciaria. El joven entró en prisión preventiva tras el crimen, en 2004. Faltan sólo unos meses para que cumpla cinco años entre rejas, lo que supone que ha superado el primer cuarto de la pena. "Además del mínimo tiempo cumplido y el buen comportamiento hay que hacer un informe favorable, que corresponde a psicólogos y psiquiatras. En cualquier caso, el régimen de segundo grado ya permite pedir permisos", destacaron desde el sindicato de prisiones ACAIP. El padre de Carla confesó que su familia se siente "muy identificada" con la de Marta. "No tenemos constancia de que Daniel haya salido de permiso", subrayó Marcelino Rodríguez. El vecino de Alzira reclamó que el asesino de su hija "cumpla la condena íntegra. Cuando estos asesinos salen a la calle pueden volver a hacer lo mismo". Respecto a la indemnización que Daniel fue obligado a pagar por su crimen, la familia de Carla no ha visto ni un euro. "Al ser insolvente, no cobramos, pero es lo de menos. Lo que queremos es que siga en la cárcel". Salvo en la aparición del cadáver, ambos casos, el de Sevilla y Alzira, son calcados. Como Marta, Carla también era joven. Al igual que el asesino sevillano, Daniel apenas superaba los 20 años. Otra similitud radica en la búsqueda en la madrugada del día de la desaparición de ambas chicas. Familiares y amigos rastrearon las calles en busca de alguna pista que pudiera dar con el paradero de las jóvenes. Durante la búsqueda nocturna, los allegados de Carla -como los de Marta- tuvieron contacto con los que ya eran sus asesinos, pero aún no habían sido descubiertos. En el caso de Marta, sus familiares llamaron esa misma noche a Miguel, quien dijo no saber nada. En Alzira, la hermana de Carla se encontró con Daniel la misma noche del crimen y él aseguró no haber visto a la chica desaparecida. Además, Daniel envió primero un mensaje de móvil a la madre de Carla -desde el teléfono de ésta- para decirle que estaba en Algemesí. Poco después mandaba otro: "Mamá tengo miedo, no estoy segura". En el juicio se determinó que lo hizo para intentar desviar la atención hacia otra persona. Todavía hay más semejanzas. Daniel y Miguel utilizaron dos coches prestados. En ambos se encontraron restos de sangre de las fallecidas. La actitud de los dos presuntos asesinos también coincide: ambos se mantuvieron fríos durante su declaración ante la policía. El de Carla no es el único caso valenciano parecido al de la joven sevillana. El 28 de mayo de 2007, la Pobla de Vallbona amaneció teñida de sangre y fuego. Vladimir R. B. arrebató a cuchilladas la vida de su ex pareja, Sandra, de sólo 20 años, y la de la madre de esta, que había adoptado años atrás al presunto asesino, un joven ucraniano víctima del accidente nuclear de Chernóbil. Luego prendió fuego a la casa en la que vivía su primo. No sobrevivió a las graves quemaduras. Vladimir todavía se encuentra en prisión preventiva a la espera del juicio definitivo, según fuentes de Instituciones Penitenciarias.

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