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PRESOS EN LAS CELDAS. Tres reclusos se asoman a las celdas de la prisión de Picassent. / JOSÉ MARIN
Un hombre lleva un año en la cárcel de Picassent por error al no cotejar sus huellas
Comunidad Valenciana

Un hombre lleva un año en la cárcel de Picassent por error al no cotejar sus huellas

Mauricio, inculpado por un traficante de drogas, abandona una huelga dehambre después de que se le confirme que las improntas no son las suyas

A. RALLO

Miércoles, 17 de junio 2009, 04:37

Mauricio M. R., natural de Guinea Ecuatorial, lleva preso un año en la cárcel de Picassent por error. Un fallo en la identificación de un compatriota y que no se cotejaran las huellas dactilares desencadenaron su ingreso en prisión. Y allí continúa. A la espera de que el juzgado dé el visto bueno para su puesta en libertad, según fuentes de la cárcel valenciana.

El drama para Mauricio comenzó a gestarse en mayo de 2007 tras una detención en Las Cañas, por aquel entonces, el mayor punto de droga de la ciudad y suministro, además, de buena parte de la Comunitat. Un compatriota fue detenido durante una redada de las muchas que se hacían periódicamente en el lugar. Se le tomaron las huellas dactilares, pero no dio su nombre auténtico a los agentes. El arrestado facilitó los datos de otra persona, en este caso, Mauricio. Ambos son de Guinea Ecuatorial. Posiblemente incluso se conocían.

Orden de busca y captura

Según explicaron las mismas fuentes, al cabo de unos meses se dictó una orden de busca y captura contra esta persona. Mauricio es detenido e ingresa en el módulo de preventivos de Picassent, donde aguardan los acusados a la espera de juicio.

Durante su primera etapa en la prisión valenciana no dejó de luchar por su inocencia, según las fuentes del centro, y envió diversas cartas a las autoridades judiciales siempre subrayando que él no era esa persona. Nada surtió efecto. Sus demandas cayeron en saco roto. Y llegó el juicio. Y fue condenado. Cuatro años de cárcel aparecieron en el horizonte de un hombre que decía que era inocente.

Fue entonces cuando tomó una medida de presión habitual en las cárceles españolas, aunque en contadísimas ocasiones se logra un beneficio. Mauricio se puso en huelga de hambre.

El protocolo de Instituciones Penitenciarias para estos casos es que cuando un preso adopta esta decisión envía un escrito a la prisión de la cárcel en el que argumenta los motivos de su ayuno.

Estos pueden ser de lo más diversos. Desde la solicitud de más permisos pasando por un cambio de módulo. Habitualmente muchos esgrimen que son inocentes, pero la realidad es bien distinta. Excepto en el caso de Mauricio. Él sí que no era culpable, según se ha conocido ahora.

Responsables de la prisión acudieron a hablar con Mauricio. Este trámite también entra dentro de la normalidad. Pero, durante la conversación y mientras este relataba la extraña historia, los funcionarios sospecharon que algo de cierto había en todo aquello. Y se pusieron manos a la obra. Además, el hombre aseguraba que sabía «quién era el culpable».

Mauricio persistió en su protesta de ayuno. «Yo ya me he puesto y voy hacia adelante», les dijo el preso cuando le pidieron que desistiera.

Desde el momento en que un interno toma una decisión de este tipo se le somete a un estricto control médico que también incluye análisis periódicos.

Pese a lo prolongado de su huelga de hambre, Mauricio no tuvo que ser trasladado a la Enfermería como suele ocurrir en ayunos tan largos. «Algún día se mareó, pero se encuentra bien», insistieron las fuentes.

El destino, además, le jugó otra carambola propia de la peor de las comedias. El azar quiso que la persona que le había inculpado fuera encarcelada también. Y para colmo compartió celda con el falso acusado. Esto todavía debió indignar más al propio Mauricio.

El pasado viernes, el guineano decidió poner punto y final a su protesta. Un hecho fue el detonante de este cambio. La prueba que llegó hasta la dirección de la cárcel de Picassent.

Efectivamente, Mauricio tenía razón. Sus huellas no coincidían con las que en un primer momento se tomaron al hombre que dio sus datos. Así se demostraba en la prueba que mandó la policía a la prisión el pasado viernes. Pero, además, Mauricio tenía razón en el otro punto de su denuncia. Las improntas correspondían con las de su compañero de celda.

Esta documentación ya se encuentra en el juzgado. Desde la prisión de Picassent no dudan de que Mauricio saldrá en libertad porque sólo estaba condenado por este delito. No obstante, tiene todavía un juicio pendiente.

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