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ARTURO CHECA
Domingo, 21 de junio 2009, 04:35
«La niña viene deprimida». Esta fue la enigmática frase que escuchó Loli tras dar a luz a su pequeña en el Hospital General de Alicante y que marcaba el comienzo de su pesadilla. Fue sólo el inicio de casi dos años de desvelos, de convertir su hogar en un auténtico hospital, de luchar cada instante por tratar de sacar adelante a su hija. Pero 20 meses después de su nacimiento, el 8 de junio de 2004, Lucía falleció a causa de una severa encefalopatía como consecuencia de una hipoxia (falta de oxígeno) durante el parto.
La vida de los padres de la pequeña, aunque con dolor, ha seguido adelante. Mientras Loli conversa con LAS PROVINCIAS se oyen de fondo los balbuceos de su niño de ocho meses. «Lo tuve en septiembre. De cesárea programa, claro...». Cinco años después, los padres de la menor continúan con la lucha por saber «la verdad de lo que ocurrió» con Lucía.
La reclamación interpuesta ante la Conselleria de Sanidad (por medio de Raúl Díez, abogado de la Asociación Defensor del Paciente) sigue sin cerrarse un lustro después. Además de que la investigación avanza lenta, lo hace con zonas oscuras. Como consta en una nota de régimen interior de Sanidad, «la historia clínica de esta paciente se encuentra extraviada».
No aparecen tampoco el registro cardiotocográfico del bebé, ni los monitores realizados durante la fase del alumbramiento. Datos fundamentales para demostrar qué sucedió durante el parto.
Según la nota de Sanidad, las diferentes unidades del Hospital General de Alicante se pasan la pelota sobre quién tiene el historial médico. Desde el archivo de historias apuntan a que se prestó a Ginecología; aquí indican que se la llevó el médico que atendió a la denunciante; y el facultativo lo niega. La única conclusión es que el informe no aparece.
Embarazo perfecto
«Aún sufro al recordarlo». Mientras, Loli relata como todo se complicó tras «un embarazo perfecto». Cuando dilataba, los sanitarios ya detectaron que el pequeño venía con meconio (liquido amniótico sucio). Los facultativos le indujeron el parto. «Yo vi que tenía las aguas oscuras y estaba cada ves más asustada». «No pasa nada, no pasa nada», repetían, una y otra vez.
Pero los temores de la madre -que entonces contaba con 31 años- se confirmaron cuando se produjo un «silencio sepulcral» entre los médicos durante el parto. «No pasa nada (insistieron), pero nos la subimos que hay que reanimarla», fue la respuesta de los sanitarios, según Loli. «En cuatro días está fuera», asegura la madre que les dijo el ginecólogo.
Nada más lejos de la realidad. La pequeña Lucía pasó siete meses hospitalizada, hasta que los médicos la mandaron a casa. Durante su estancia en el centro, sus padres pudieron adivinar algo de lo sucedido. Los sanitarios reconocieron que la pequeña nació con una vuelta del cordón umbilical al cuello. «El ginecólogo nos dijo que él lo supo durante el embarazo pero que no nos lo dijo para que no nos preocupáramos, porque eso no era grave», lamenta la madre.
El hogar de Loli se convirtió en una auténtica UCI para la niña: una sonda para respirar, otra para comer, continuamente conectada a un pulsómetro.... «Sólo abría los ojos», apunta triste su madre.
Veinte meses duró la lucha de Lucía por sobrevivir. Hasta que en uno de sus muchos regresos al hospital no salió del centro. «Sólo queremos saber la verdad», repite Loli. «Que nos digan lo que verdaderamente pasó», añade.
Darle «mucho amor»
No es el único caso de supuesta negligencia médica que la Asociación Defensor del Paciente maneja en la Comunitat Valenciana. Desde el pasado 13 de marzo, Federico se encuentra en estado vegetativo tras nacer en una clínica de Benidorm. Los médicos apenas le dan una esperanza de dos años de vida. Sus padres sólo piensan de momento en darle «mucho amor» a su pequeño, aunque al mismo tiempo ya barajan presentar una denuncia por lo sucedido.
«Debimos sacarlo antes», sostienen que les confesó una facultativa del centro médico en un relato de lo ocurrido al que ha tenido acceso LAS PROVINCIAS. «Yo estoy medio muerta en vida», confirma una hermana de Esther, la madre, en su nombre, porque ella no tiene aún fuerzas para hablar del tema.
La joven acudió a la clínica de Benidorm, «ilusionada por tener un parto natural», como asegura en el mismo relato la abuela del pequeño. Durante el embarazo los médicos detectaron que el bebé venía también con una vuelta del cordón umbilical al cuello. No le dieron importancia pese a la alarma de la madre.
Y así pasó un mes. Durante la dilatación, Esther y sus familiares contemplaron alarmadas como las pulsaciones del feto eran muy bajas. Aseguran que los médicos tardaron horas en reaccionar. «Cuando sacaron al bebé estaba azulado, con meconio por todo el cuerpo y sin movimiento ni sonido». El pequeño tiene el cerebro absolutamente muerto. Pero su familia no se rinde. «Lucharé por ella, por mi sobrino, porque la vida sea lo menos dolorosa posible», sostiene la hermana de Esther.
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