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ISABEL IBÁÑEZ
Sábado, 11 de julio 2009, 12:37
En la muerte retransmitida en directo de Daniel Jimeno Romero era fácil seguirle la pista, con esa camiseta a rayas marrones y rosas que destacaba entre la marea blanquiroja. Con ella aparece también en la foto que él mismo había colgado en Netlog (una red social como Facebook), junto a una frase que escribió en el apartado 'acerca de mí': «No sé qué decir, me pillas en blanco». Las crudas imágenes grabadas por un videoaficionado le muestran en la curva de Telefónica, corriendo junto a un toro negro y dándose la vuelta por completo para mirar atrás, algo que los corredores veteranos desaconsejan siempre. Se le ve caer de espaldas por culpa de otro mozo, rodar por el suelo y acercarse a las vallas de protección, quién sabe si con intención de traspasarlas buscando la seguridad o simplemente para esperar a que pasara todo. Antes de darse cuenta, el toro rojo de nombre 'Capuchino' aparece por la izquierda y le mete el cuerno por el cuello. Visto y no visto. Medio segundo, dentro y fuera. Y la gente ya está pendiente de cómo el toro colorado, 515 kilos, voltea ahora a un chico de camiseta verde.
Daniel rueda sobre sí mismo y se sale del recorrido con la ayuda de un sanitario que estaba allí mismo, ángel de la guarda. Enseguida le atienden, pero sus ojos dicen que ya no está allí. Entre los sanitarios se encuentra Maite Esporrín, la concejala socialista que el día 6 lanzó el chupín. «Muy afectada», proporciona los primeros auxilios al joven, al que describe como un «muchacho fuerte y sano». Pero sabe que la cosa pinta fea. El chico llega al Hospital de Navarra en parada cardiorespiratoria y es intervenido quirúrgicamente, pero nada pueden hacer por él. La «herida por asta a nivel supraclavicular izquierda con trayecto descendente, afectando a pulmón izquierdo, aorta y cava, es incompatible con la vida», dice el parte médico.
Poco más se sabía entonces de la indocumentada víctima, sólo que tenía un tatuaje de un indio americano en el brazo derecho y un anillo con la inscripción 'Cris. 25-11-2003'. Más tarde se hacía la luz. 27 años, de Alcalá de Henares. Cris es Cristina González, su novia de 22 años, teleoperadora, la misma que le dejó escrito en la web de Netlog este mensaje fechado el 3 de agosto de 2008: «Pero qué wapo eres churry, te quieroooooooo». Se encontraba en Pamplona con Daniel y los padres de éste, aunque el chico iba a correr solo. Al parecer, llevaba haciéndolo cinco o seis años. Y no sólo en Pamplona, también en San Sebastián de los Reyes.
Amigos destrozados
El Nenuco, o el Nenu, como todos llamaban a la que ya es la decimoquinta víctima mortal de los encierros de San Fermín, era cristalero y trabajaba en el almacén de Suministros Laguardia, donde sus compañeros lloraban ayer la pérdida. Marta respondía al teléfono: «Sí, trabajaba aquí. Estamos muy, muy afectados... Yo era muy amiga suya, aunque aquí en Alcalá todo el mundo le quería, era muy alegre. Siempre cogía sus vacaciones en estas fechas para ir a los Sanfermines, corría los encierros con mucha ilusión, era su pasión y no tenía miedo...». Otro compañero, Felipe González, apunta que «quería casarse en cuanto pudiera».
Daniel aún vivía con sus padres, María del Carmen, ama de casa, y Juan Antonio, prejubilado de Telefónica y amante de la caza nacido en Pamplona. Él también corrió encierros en sus tiempos. De ahí la afición del joven por estas fiestas universales. Y por los toros; Daniel incluso hizo una vez de mozo de espadas del torero Jorge Martín 'Paquiro el Chico'. Fue el 11 de junio de 2006 en la plaza de Paracuellos: «Recuerdo cómo se le caían las lágrimas mientras me vestía de verde y oro. Los toros le apasionaban. Hace un mes me dijo que le enseñara a torear. No he podido hacerlo». Era también lateral izquierdo del Club Deportivo Miralvalle y miembro de la peña festera Puerta de Alcalá; sus compañeros se concentraron ayer vestidos con los blusones de fiesta.
La familia y la novia llegaron al Hospital de Navarra sobre las once de la mañana, pero Daniel llevaba muerto desde las 8.45. La madre sufrió un desvanecimiento y fue atendida por las enfermeras, que la sentaron en una silla de ruedas mientras ella no cesaba de preguntar por su hijo.
El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, estuvo con ellos y comentó que estaban «enormemente afectados, como no podía ser de otra manera». El padre de Daniel sabía que su hijo iba a correr el encierro -al parecer se metió en la cama antes de medianoche como hacen los corredores para estar frescos- y estaba siguendo la carrera en directo por televisión, aunque no vio la cogida. Fue más tarde, al ver que su hijo no regresaba a casa cuando empezaron a «temerse lo peor. Y efectivamente así ha sido», añadió Sanz. Los primeros datos -el tatuaje y la alianza- confirmaron las sospechas. La familia veló el cuerpo del joven durante toda la tarde en un tanatorio de Pamplona, y hoy mismo lo trasladarán a Alcalá de Henares.
No fue Daniel el único que sufrió el complicado encierro de ayer. Seis heridos permanecían ingresados en diversos hospitales a última hora de ayer: el más grave, un americano de 61 años de iniciales E. S. P. que seguía en la UCI del centro Virgen del Camino con traumatismo torácico severo.
Aun así, Jokin Zuasti, que es un veterano corredor de encierros, sigue pensando que es extraño que no pasen más desgracias con la masificación. Cree que hay que dar gracias a «los tres factores que hacen que el encierro sea más rápido que hace unos años: el antideslizante en el suelo que impide que los toros se caigan tanto y se queden rezagados; los ágiles mansos y los pastores que tiran más rápido de los astados, y que los toros vienen entrenados, ahora corren mucho en las ganaderías».
De ahí que, desde hace 5 ó 6 años, explica, «el encierro sea más rápido y limpio. Si con la gente que corre ahora los toros se quedasen sueltos como hace 20 años esto sería una catástrofe. Y este toro era muy bravo, era de quedarse atrás... Le abroncarán y le silbarán, aunque el animal no tiene la culpa de lo que ha pasado. Seguramente será bueno en la plaza». Y así fue. Tras un minuto de silencio y después de una buena faena, 'Capuchino' murió ayer a manos de El Fandi, que brindó el toro al Nenuco.
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