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Nora Talens, la joven fallecida. / LP
Sucesos

La joven que degolló a otra en Sueca avisó de sus intenciones y no la creyeron

«De esta noche no pasa. La voy a matar», advirtió a sus amigas y al vigilante poco antes del crimen

REDACCIÓN

Miércoles, 29 de julio 2009, 11:30

Del mismo modo que ocurría en el título de la novela de Gabriel García Márquez, también era un secreto a voces que la joven de Villanueva de Castellón Nora Talens, iba a morir. Era la crónica de otra muerte anunciada. Y así ocurrió, la joven fue degollada el pasado domingo junto a la discoteca Barraca, en Sueca, tras salir de una boda.

La presunta homicida había avisado de sus intenciones criminales y no la creyeron. Según un testigo, J. R., de 19 años, le dijo al guardia de seguridad del local: «Dile a esa que cuando salga voy a matarla». Pero esta no fue la única ocasión en la que J. amenazó de muerte a Nora. Quizás, por eso, sus amigas no la vieron capaz de cometer tan horrendo crimen.

«Ella decía que de esa noche no pasaba, que iba a matar a Nora, pero nadie se lo creía», relató un vecino de Villanueva de Castellón al recordar las palabras que J. había dicho a sus amigas.

Aquella fatídica mañana de domingo las amigas de J. le aconsejaron que no «se pasara». Pensaban que iba a darle una paliza pero sabían muy bien que su carácter violento era a veces incontrolable.

Las amenazas venían de lejos. La manía y la envidia parecen desencadenantes del crimen. A pesar de no pertenecer al mismo grupo de amigas, esta última tenía mucha envidía a la víctima y siempre que la veía la provocaba.

«No hay un motivo concreto. Simplemente le caía mal Nora. Cuando se cruzaba con ella le daba codazos, la insultaba e incluso hace dos años se pelearon», comentó a este periódico un vecino. Este joven añadió que siempre la molestaba. «Tenía obsesión con ella, hasta le llegó a rayar el coche», señaló.

Por su parte, Nora ya estaba cansada de esta persecución y se quejaba a sus amigas y a sus conocidos de la actitud de J..

Un odio enfermizo

Muchos vecinos aseguran que el odio enfermizo que sentía J. por Nora se debía a las desavenencias sentimentales, ya que Álex, el novio de Nora, «había tenido una relación con J. hará cosa de dos años». No faltan amigos de la víctima que lo niegan: «Álex no había tenido nada con J.».

La infancia y la adolescencia de Nora estuvo marcada por la muerte de su hermano pequeño, que con tan sólo dos años se tragó una aguja, aunque gracias a una intervención quirúrgica consiguió salvar su vida.

Después, el menor falleció por una negligencia médica cuando ella tenía cinco años, según informó un familiar. El suicidio de la madre de Nora fue otro golpe duró que le propinó la vida.

Tras la marcha de su padre a Francia y la ausencia de su madre, la víctima vivía con sus abuelos maternos, uno de los cuales padece una grave enfermedad, y su hermano de 16 años.

En cambio, la vida de J. era un camino de rosas. «La hija pequeña de una buena familia del pueblo, que tiene dinero, no ha sabido aprovechar las oportunidades que le han dado, a diferencia de su hermana mayor de 28 años», explicó un vecino.

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