Julio Iglesias llena de magia El Rocío en un concierto benéfico

«Esta tierra de El Rocío tiene magia. La magia existe en el aire, en el lugar». Y la magia inundó la aldea almonteña en el concierto de un Julio Iglesias pletórico que inauguró su 'minigira' por España dándose un baño de multitudes. Ocho mil entusiasmados espectadores llenaron por completo un Rocío Arena que se quedó pequeño para el concierto organizado por la Hermandad Matriz de Almonte a beneficio de una guardería en el Congo. El cantante renunció a su caché (300.000 euros) porque «hay que ayudar cada uno como pueda a quienes más lo necesitan», como dijo el cantante.

Julio Iglesias estaba feliz tras sus casi 135 minutos de actuación. No era para menos. Vestido con su impecable traje color azul con chaleco, con una figura envidiable, y con más ganas que nunca, recordó entre el éxtasis de sus incondicionales sus principales éxitos, incluido 'La vida sigue igual', la canción que lo catapultó a la fama en Benidorm hace 41 años, algo que no suele ser usual en sus conciertos. Pero Iglesias se sintió respaldado por un auditorio que se había quedado pequeño, con un público entregado, que disfrutó como pocas veces. 'La magia', como dijo, le había entrado por el cuerpo y el madrileño no escatimó en nada.

Con un perfecto montaje de luz y sonido, un acompañamiento coral extraordinario y un saber estar sobre el escenario, los éxitos que le han llevado a vender casi 300 millones de discos fueron cayendo uno a uno: 'La carretera', 'Natalie', 'De niña a mujer', 'Abrázame', 'Manuela', 'Hey'... y un largo repertorio. Cambió los estribillos cuando quiso, adaptándolos a El Rocío, a Andalucía y a España.

«Andalucía es una tierra enorme, por eso vivo en ella. Su fuerza, su influencia se ve y se palpa en el Caribe y eso es así», dijo. Recordó que sus antepasados por parte de su madre son onubenses y que El Rocío siempre le ha impresionado como fenómeno social y religioso, y la gente respondía a sus cortas alocuciones con grandes y sonoras ovaciones.

Los aplausos y los piropos de sus fans se convirtieron en un verdadero clamor con miles de personas bailando al son de temas caribeños cantados por Julio Iglesias ya cercana la una y media de la madrugada, en una noche que comenzó minutos antes de las 11 de una noche llena de magia. Fue un acontecimiento social de primera, y Julio Iglesias demostró que está en un momento álgido de su carrera internacional, la más laureada de cuantos cantantes hay vivos en la tierra.

No fue un concierto más. Fue todo un 'show', un verdadero espectáculo. Una actuación previa a las citas en Girona (13 y 14 de agosto) y Castellón (18), para acabar finalmente en Valencia, el día 21 de agosto, en la Plaza de Toros. De esta manera, cerrará su touracional antes de volver a su gira mundial, que se inicia en septiembre con varios conciertos en Israel, para los que todas las entradas se encuentran ya agotadas desde hace meses.