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PEDRO SORIANO
Domingo, 27 de septiembre 2009, 03:45
Luis González (Madrid, 1931) nació en el barrio de Lavapiés. La guerra civil le lleva a Barcelona donde, al poco, muere su madre y desaparece su padre. Vivía con su abuela, "cuando sonaban las sirenas de los bombardeos yo entraba a las tiendas a buscar comida". Al finalizar la contienda regresa a Madrid con unos tíos y reaparece su padre que le lleva, con un hermano pequeño, a vivir con él. "Viviamos en un sótano sin condiciones, yo hacía las labores de la casa y ayudaba a mi padre", a pesar de este esfuerzo cuenta que su padre les maltrataba, les pegaba sin motivos o los dejaba sin comer.
Ante este panorama familiar Luis piensa en salir del entorno, primero en ser torero pero, definitivamente, en 1947 comienza a boxear. "No tenía la edad pero falsificaba los papeles", los guantes se los cosía una tía suya que era modista. En su carrera inicial llega a subcampeón del Trofeo de las Nuevas Glorias, con peso ligero y, más adelante a campeón de Castilla. Su hazaña más memorable la recuerda cuando en 1956 combatió con Santos, aspirante al título mundial del peso welter, y lo dejó kao en el sexto asalto.
Un accidente de moto le apartó de los rings un año y ya no fue el mismo, además, "querían que fuese a América a pelear con Carlos Ortiz pero me ofrecieron un contrato en blanco y me negué". Había sido muy crítico con el mundo del boxeo en declaraciones a periódicos por lo que, en 1958, a los veintisiete años abandona, tampoco se había hecho rico boxeando, "los boxeadores acaban todos arruinados, entras en un círculo que te lleva a la ruina".
Por su físico y alguna experiencia anterior, lo contratan de especialista para el rodaje de películas, "en una ocasión tuve a Sofía Loren en mis brazos cruzando un río con ella", trabaja en títulos como "El Cid", "La Caída del Imperio Romano" y "Espartaco", por citar algunas películas famosas. "En el cine se ganaba mucho dinero pero, en Madrid, entre rodaje y rodaje, lo gastaba todo". Así que en el año 1961, con una mano delante y otra detrás se decide a irse a Suiza, con un contrato para trabajar de "tubista" y me cuenta que allí también ganaba dinero pero construyendo las cosas más insospechadas, como una desaladora para un barco. En el año 1963 conoce a Germana, la que iba a ser madre de sus dos hijos, con la que no dudó emprender, poco después, un viaje a Sudáfrica, a Johannesburgo. "Me habían contado que, en aquél país, había mucha riqueza y así era. Yo ganaba 120 rans a la semana cuando, en una casa normal se vivía con 10". También le fue en aquél país que llegó a montar dos compañías dedicadas a la instalación de equipos de aire acondicionado. Todo le iba bien cuando le falló el matrimonio, se divorció en 1988. Deja a su mujer y sus hijos y pasa cuatro años viajando por todo el país junto a la directora de un hotel que tenía establecimientos de alto nivel hasta en la selva.
En 1992 decide regresar a España y pasa una temporada en Madrid donde conoce a Pilar Cansino, con la que vive un romance durante cuatro años. Se retiraron a un bungalow de Torrevieja hasta que ella decide irse a Barcelona con su hija y él se viene a Alicante donde se encuentra cómodo. "No quiero volver a Madrid, allí se va el dinero enseguida".
Luis vive ahora de algunas rentas, de propiedades que ha conservado, no recibe ninguna pensión de Sudáfrica, a pesar de que estuvo cotizando en aquél país durante muchos. Tiene escrito, sin acabar, un borrador de sus memorias, que me trae a la entrevista, y que ha titulado "El hombre que nunca fue niño" y lo quiere publicar, e incluso le han hablado de llevar su vida al cine. De momento necesita tres mil euros para la edición del libro, que no los tiene porque, cada dos años, viaja a Australia y Nueva Zelanda donde viven, su hijo y su hija.
Es un hombre al que se le nota su paso por la fama, se cuida la imagen y, lo cierto, es que su vida da para mucho. Lo que ya no sé es si conseguirá verse reflejado en las pantallas, como el actor principal. Estamos en crisis.
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