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FERNANDO MIÑANA
Jueves, 8 de octubre 2009, 03:36
Josephine Onyia (Surulere, Nigeria; 1986) vive inmersa en una tormentosa pesadilla. La atleta, nacionalizada española desde abril de 2007, residente en Valencia desde 2005, dio positivo en dos controles efectuados en septiembre del año pasado. Desde entonces ha estado suspendida de forma cautelar y ayer se conoció su castigo definitivo. El Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS) anunció que inhabilita a la vallista con dos años. Onyia no volverá a competir hasta el 10 de noviembre de 2010. Fuera de las pistas desde que se proclamara campeona de España el pasado 21 de febrero, se perderá también las dos grandes citas de la próxima temporada: el Mundial en pista cubierta de Qatar y el Europeo al aire libre de Barcelona.
La decisión del TAS ha indignado a la Federación Española (RFEA), que decidió no sancionar a su atleta tras ser informada del positivo, al considerar que los niveles detectados eran mínimos, y a la propia Onyia, que defiende su inocencia: «Esto es una tremenda injusticia; yo no he tomado ninguna sustancia prohibida».
LAS PROVINCIAS habló por teléfono con la atleta, aturdida por el aluvión de contratiempos que sacuden su vida. Onyia, al margen de la sanción, injusta para ella, no puede entrenarse por culpa de un accidente doméstico en el que sufrió un severo corte en el tendón de una mano. «No me lo puedo creer. ¿Cómo es posible que me sancionen después de que la Federación Española estudiara el caso y decidiera que no me había dopado?», se preguntaba la plusmarquista nacional de los 100 m vallas.
Onyia, que acaba de regresar de Londres, dio positivo en dos controles realizados en septiembre de 2009. En el primero, en la reunión de Lausana, el día 2, aparecieron muestras de un estimulante, la methylhexaneamina; en el segundo, en la final el Grand Prix, en Stuttgart, el día 23, la sustancia fue un anabolizante, el clembuterol. Eso provocó que estuviera suspendida cautelarmente del 30 de septiembre al 21 de enero de este año y, después, del 4 de marzo al 21 de septiembre. Todo ese tiempo, 316 días, se descuenta de los dos años de sanción que comenzó el 22 de septiembre. Así que no podrá volver a competir hasta el 10 de noviembre de 2010. Entre esos dos periodos de suspensión cautelar, Onyia pudo competir porque la RFEA decidió que no merecía la sanción. La IAAF pensaba lo contrario y por eso recurrió al TAS, que le ha dado la razón.
El presidente de la RFEA se mantiene en sus trece. «Nos sentimos apenados; nosotros creemos firmemente en su inocencia. Del mismo modo que castigamos cuando lo creemos oportuno -recientemente fue 'cazada' la fondista Yesenia Centeno-, defendemos a nuestros atletas cuando consideramos que no han hecho trampas», aseguró ayer a este diario José María Odriozola.
La carrera de esta atleta, uno de los referentes mundiales de las vallas altas, queda ahora en suspenso. Su club, el València Terra i Mar, avala su inocencia en la decisión de la RFEA de no sancionarla, aunque la aparta del equipo.
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