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SERGIO BALSEYRO
Jueves, 5 de noviembre 2009, 12:58
Un crimen, un parricidio, pero también las complejas relaciones de una familia donde la violencia del padre convierte la vida cotidiana en un infierno y se intercambian los papeles de verdugo y víctima. El escritor Mariano Sánchez Soler acaba de lanzar la novela , basándose en un parricidio cometido en Ondara y la presenta esta tarde, a las 20 horas, en el fórum de 80 Mundos de la capital que retoma sus actividades.
«Se trata de una idea que tengo hace muchos años, desde que empecé la profesión con un artículo sobre un asesinato en a principios de los años 80. Ahora hablo de cómo una familia se puede destruir en una relación de padre patrón y los miembros pueden llegar a matar, convirtiéndose en un juego verdugo víctima pero también víctima verdugo», dice el autor.
A partir de materiales y casos en los que ha trabajado, hablando con expertos ha construido una historia «con un texto muy directo, con una evolución de los personajes sin meter elementos innecesarios», en donde «los personajes cuentan lo que han hecho, su verdad». Ha ido buscando «la palabra exacta, sin mológos interiores, sin emocionarse». El objetivo: «Que el lector coja el libro y no lo suelte». Parte de la imagen de una autopsia, desarrolla la novela, pero tiene claro que «es el lector el que hará una evaluación moral».
Mariano Sánchez reconoce que la novela negra «es el género más vendido a nivel mundial», y que existe «una nueva hornada de autores en España», pero también argumenta que este género «es un trabajo duro, porque exige mucha documentación,es un trabajo de laboratorio».
Por otra parte, saluda de buen grado la explosión de Larsson, «porque nos tenían locos con los templarios y la novela histórica, y es estupendo que se haya ido al mundo del crimen y a la policíaca clásica». Es bueno para el género, pero el escritor alicantino pide que «esas personas que se han acercado y descubierto el Mediterráneo vayan a leer a autores que llevan toda la vida aquí desde los años 30 del siglo pasado, espero que sigan la pista».
Año tras año
Durante años, Sánchez Soler realiza unos cursos en la UA sobre la creación literaria a partir de la Novela Negra que le sirven de barómetro de la situación. «Los cursos que he dado han servido para fomentar la escritura y comprobar cómo hay ganas y talento que hay que pulir», afirma. Pero «si salimos del aspecto docente, la novela negra en Alicante no existe, yo soy exótico», argumenta.
De hecho, no es negra, «es un crimen», y en la producción de Sánchez Soler, de las más de veinte publicaciones editadas solo cuatro son novelas negras, porque en realidad se considera «fiel a la literatura realista, al mundo del crimen y de la investigación»
En estos momentos trabaja en el Centro de Estudios de la Ciudad de la Luz impartiendo clases de guión cinematográfico, y reconoce que la escritura y el cine «son instrumentos diferentes». Sobre la eterna polémica de la traslación al séptimo arte de un libro insiste en que sobre ello «existe un falso debate, porque no es lo mismo contar una historia con palabras que una versión cinematográfica, en la que hay detrás un director». El escritor defiende que en una novela «el propio autor no es consciente de lo que hay dentro de ella, y necesita al lector», mientras que una película «no está acabada en sí misma porque necesita al espectador».
Palabra y pantalla
Sánchez Soler reconoce que hay grandes películas de grandes novelas al mismo tiempo que recuerda que su cultura cinematográfica «me ha llevado a los grandes autores clásicos, porque el cine ha servido de puerta para ver qué dice el libro, aunque a veces el espíritu está en la película, pero es otro lenguaje».
Lo que tiene claro es que «hay que respetar los originales, y para eso hay una variedad de graduaciones diferentes como inspirado en.., basado en..., adaptación de..».
Esta tarde hablara de este libro, Premio Francisco García Pavón de Narrativa Pollicíaca, que comienza a principios de verano, cuando «un juez levanta en una pequeña localidad de Alicante el cadáver de un hombre asesinado de un disparo en la cabeza».
Mariano Sánchez ha reconstruido los hechos a través de la versión de los asesinos, la mujer y los hijos de la víctima, conjurados. Los protagonistas acaban dando a conocer un relato «donde el egoísmo, la marginación social y la injusticia explican un fenómeno tan actual como la violencia de género».
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