Hipatia de Alejandría

Nace en una familia cuyo padre, Teón, es un gran erudito, escritor y filósofo, e introduce a su hija en investigaciones matemáticas y astronómicas. Pero Hipatia es conocida principalmente por su filosofía porque, dedicada a la docencia, es a través de sus discípulos como nos llega el personaje y sus ideas filosóficas. Sus alumnos pertenecen a familias influyentes y muchos de ellos alcanzarán puestos civiles y eclesiásticos destacados. Esta mujer nace alrededor del 355 y es asesinada en marzo del 415. Gozará de gran autoridad moral por apreciarse su ética, rectitud, veracidad y sus proezas intelectuales. Se le admira sobre todo su autodominio (sofrosyne), manifestado en la abstinencia sexual, su modestia en el vestir, moderación en su estilo de vida y su circunspección con los propios alumnos y con los poderosos.

Su Alejandría natal es la gran ciudad de la cultura y, a la vez, de unos ciudadanos bastante exaltados: paganos, cristianos y judíos se pelean unos con otros, pero también entre sí. Precisamente, una pelea entre cristianos llevará a Hipatia a la muerte. Existe un conflicto entre el Prefecto -Orestes- y el Patriarca -Cirilo-, fundamentalmente por dos motivos: Cirilo trata de reducir a Orestes al campo civil y, por otro lado, el obispo no ve con buenos ojos la tolerancia con los cristianos novacianos decretada por el emperador Teodosio. Cirilo intenta la reconciliación sin conseguirlo. Algunos partidarios de éste sospechan que Hipatia -amiga de Orestes- apoya e instiga su resistencia al Patriarca. Se difunden bulos sobre esta ejemplar mujer, hasta que es asesinada por una multitud de exaltados partidarios de Cirilo.

Su muerte no puede atribuirse a una disputa de cristianos con paganos, sino a un grupo de exaltados cristianos en pugna con otros de su misma fe. Hipatia era pagana, lo que no quiere decir atea, puesto que el neoplatonismo que profesaba era monoteísta. De hecho, simpatizaba con el cristianismo, tenía alumnos cristianos. Su muerte fue fruto del fanatismo de algunos, especie abundante en Alejandría. Pero Hipatia ha sido instrumentalizada a lo largo de la historia. En 1720, el protestante John Toland contrapone a la mujer bella, virtuosa y sabia al «orgullo, la envidia y la crueldad del arzobispo». No es buena la defensa que Thomas Lewis hace de Cirilo, puesto que ataca a Hipatia como «desvergonzadísima maestra de Alejandría». Habría bastado demostrar que el Arzobispo no participó en tan horrible complot. Voltaire explota esta figura para manifestar su repugnancia por la Iglesia. Para él Hipatia es asesinada porque cree en los dioses helenos, en las leyes de la naturaleza racional y en la capacidad de la mente para liberarse de dogmas impuestos. Una mínima investigación mostraría a una Hipatia amante de la razón, pero también de la búsqueda de Dios a través de la revelación religiosa. Una mujer testaruda y de gran delicadeza moral, que defiende el ascetismo tanto como los cristianos odiados por Voltaire. Gibbon elaborará la teoría de que el cristianismo es el causante principal de la caída de la civilización antigua. Hipatia será llamada la última de los helenos, sin tener en cuenta que la escuela neoplatónica de Alejandría perdura hasta el siglo VII.

Hipatia fue una mujer extraordinaria, pero no muere joven, no es atacada por la jerarquía de la Iglesia, sino por una horda de tantas que hubo, no es asesinada como fruto de una supuesta lucha entre paganos y cristianos, ni el helenismo se cierra con ella. Es más, a menudo se ha achacado al cristianismo de estar excesivamente anclado en la civilización greco-romana. Una fábula de Esopo cuenta el encuentro de una caminante con una mujer muy afligida. Preguntada por su identidad, respondió al viajero que era la Verdad, huyendo de la ciudad, «porque en los tiempos antiguos -dijo- la mentira vivía con unos pocos hombres; ahora está con todos, si es que quieres estar enterado».