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E. B.
Sábado, 14 de noviembre 2009, 03:21
Todos los días. Haga frío, llueva o luzca un sol de justicia, los alumnos del colegio Sanchis Guarner de Valencia se ven obligados a acudir a una guardería que dista 500 metros del centro para comer.
El centro carece del servicio de comedor, pese a que lo viene reclamando desde el año 2000. La única solución que han encontrado los padres que, por circunstancias laborales tienen que dejar a sus hijos, es pagar a una guardería para que dé de comer a sus hijos.
Con ese panorama, los niños - de entre 3 y 10 años- acompañados por un educador que también pagan los progenitores cruzan cada día más de cinco calles para comer.
«Nos hemos reunido con Conselleria innumerables veces en estos nueve años hasta que por fin en octubre de 2008 se aprobó la licencia», explica Carmen Hinarejos, presidenta de la asociación de padres. Sin embargo, ha pasado un año «y todo sigue igual, aquí no ha venido nadie ni se ha hecho nada», denuncia.
Falta de personal
El proyecto aprobado supone la construcción de un comedor con capacidad para 100 comensales y cocina propia, «lo que permitiría atender en dos turnos la fuerte demanda que existe», subrayó.
No es el único centro con carencias. En el instituto Rascaña- Antonio Cañuelo, los padres se ven obligados a ejercer tareas administrativas «ante la falta de personal suficiente», explica la vicepresidenta de la asociación de padres, Amparo Cifre. El centro reclama un segundo trabajador «ya que para no salir perjudicados, por ejemplo en las solicitudes para becas o las matriculaciones, los padres tenemos que realizar los trámites para que el proceso se agilice».
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